Llegué a casa por la tarde, me acosté en mi cama, la escena donde Engel peleaba con Rafael no abandonaba mi mente. Concilié el sueño y quede dormida.
Una extraña sensación de ser observada me despertó, me levante y en el umbral de la puerta se encontraba Engel, se acercó a mí.
-perdón por desconfiar- rogó. No entendía muy bien de que hablaba, pues debería estar enojado.
-que dices?- pregunté.
-me encontré a Rafael en el bar, y no es muy bueno guardando secretos- comentó entre risas. Cuando escuche su nombre imagine que habían peleado de nuevo.
-¿qué te dijo?- interrogué.
-lo enfrente de nuevo, él no quería problemas así que me dijo la verdad sobre lo que había pasado- declaró. Suspiro y me miro.
-¿y cuál es la verdad?- lo cuestioné, me estaba impacientando, quería saber lo que había pasado.
-él le debía un favor a Averly, y ella así lo cobro, atacándote- contestó –pero no te hizo nada por el simple hecho que eres una niña-.
Esa revelación hizo que todas las cadenas pesadas de las duda se rompieran y me dejaran libre, me sentí aliviada, seguía siendo yo.
Me recosté en el hombro de mi hermano y le di un fuerte abrazo con muchos sentimientos.
-perdón por no decirte- supliqué.
-tenías miedo, lo justifica- objetó, era verdad, yo tenía miedo a su reacción.
-sabes que yo no soy así- debatí. Mirándolo. Sonrío y salió de la habitación, era agradable estar en paz con él.
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Yo no soy así
Teen FictionMe encontraba en una habitación desconocida. No conocía la razón del porque. Peor aun; no estaba sola.