Prefacio

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"Soy capaz de dejar el cielo, cortar mis alas y caminar con el tiempo, soy capaz de dejar todo, para ser algo de ti"

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Su mirada decayó nuevamente en aquel hombre, sus alas danzaron felices a su espalda y negó al ver como otra vez volvía a meterse en problemas, siempre con la intención de ayudar a otros, sin importarle que al final el fuera el lastimado.

- Hijo -

Su padre se acercó a él, suspiro apartando la mirada del bello ser que se había adueñado de su corazón.

- Padre -

- Estas seguro de esto Antth -

Antth sonrió tranquilo hacia su padre, acarició una de sus alas y miro nuevamente hacia abajo, hacia la tierra.

- Padre quiero esto, se que los humanos no son lo que deseamos pero es parte de su naturaleza, no todos son malos y prueba de ello está él, si lo vieras padre, su corazón es tan bondadoso, siempre ayudando a la gente, aún cuando no es el más fuerte, su cuerpo es débil y enfermo y eso no es un impedimento para él, Steve Grant Rogers es un gran hombre padre y yo quiero conocerlo -

El brillo en su mirada y aquel toque de admiración en su voz, demostró cuanto deseaba aquello, Miguel no puedo negarle tal cosa a su hijo, era su adoración, pero temia por él, la tierra era muy hostil, todo lo que habían visto, los humanos habían perdido su camino, llevándose ellos mismo a su propia perdición.
No quería que su hijo fuera corrompido, el era el ángel más puro que conocía, pero si el quería eso, estaba bien, lo cuidaría desde arriba.

- Se que no cambiarás de opinión hijo, así que no me queda más que decirte que te cuides, desde aquí has visto una parte de la realidad del mundo pero no la has vivido, eres un ángel soñador y no seré yo quien corte tus bellas alas -

Antth sonrió feliz ante la respuesta de su padre, el quería eso, quería conocerlo en persona, aquel muchacho que siempre miraba, no sabía que pasaba con él, pero cuando podía observarlo sonreía inconscientemente, su corazón se aceleraba y sus alas se balanceaban felices, un sentimiento cálido se instalaba en su pecho.

Se acercó a su padre rodeándolo con sus brazos, su padre era un gran Ángel, una leyenda en el cielo, el Gran Arcángel Miguel, quien había exiliado a Lucifer al infierno, y el se sentía dichosos de ser su hijo, pero el quería su vida, quería vivir a su manera y sentía qué, aunque haya nacido en tal paraíso, ese no era su lugar, no pertenecía ahí.

- ¿Ya los elegiste? -

Miguel estaba preocupado y en su voz se podía notar, Antth contra el pecho de su padre sonrió, movió lentamente su cabeza en arfirmacion, aun no quería separarse de los brazos de su padre, donde se sentía protegido, tal vez sea la ultima vez, no sabia que era lo que le esperaba allá, tenia miedo, si, no lo iba negar pero el quería esto, deseaba conocerlo, ya había elegido a quienes serian sus padres en la tierra, solo de esa forma podía descender, tendría que convertirse en un mortal, nacer del vientre de una mujer.

- Ya lo hice - sus alas se balancearon llegando a tocar las de su padre, demostrándose de esta forma cuanto se amaban, aquel inocente amor de padre e hijo - Maria y Howard Stark, un joven matrimonio, él es un gran genio y ella es una gran mujer, no puedo ver su futuro, al elegirlos, este ha sido nuevamente escrito y no pude verlo, se ven que se aman mucho y también, Howard Stark formara parte primordial del futuro de Steve Grant Rogers -

Miguel beso la frente de su hijo, disfrutando aquel cálido abrazo, ambos sabían que a partir de ese momento, pasaría bastante tiempo para que estuvieran así, su joven hijo ángel había tomado una decisión, solo esperaba que nada malo le pasara, tenia un mal presentimiento.

[°°°]

- Vamos señora, puje con mas fuerza -

Lagrimas de dolor surcaban su rostro, pujo con mas fuerza ante la orden del doctor, ante tal fuerza solo pudo apretar fuertemente la mano de su esposo, sentía como si la desgarraran por dentro, pujo con fuerza a pesar del gran dolor que eso le causaba, su esposo trataba de calmarla diciendo palabras de aliento, Maria quería golpear a Howard, gritarle que se callara, porque no era él, quien tenia que sufrir los dolores de un parto.

- No se detenga, ya viene, puedo ver su cabeza, falta poco -

El grito de Maria al pujar fue superado por el llanto de un bebe viniendo por primera vez al mundo, las enfermeras cubrieron al pequeño recién nacido en sabanas limpias, mientras la madre respiraba recuperándose del cansancio a causa del parto.

- Es un varón muy sano - Howard sonrió ante lo dicho por la enfermera, quien se encargaba en ese momento de limpiara al bebe, notando al instante unas raras marcas en la espalda del pequeño, eso solo la alerto - Doctor tiene que ver esto -

Los padres se alertaron al instante, la expresión que el doctor tenia no les daba buena espina, confusión y al mismo tiempo preocupación, ninguno de los presentes había visto tal cosa.

- ¿Qué es lo que tiene nuestro hijo doctor? -

El mencionado le hizo una seña a Howard para que se acercara, siendo este el mas indicado para hablar de la situación presente, al ver de que se trataba, Howard entro en shock, ninguno comprendía aquellas extrañas marcas, que mas bien parecían cicatrices en el recién nacido, dos largas cicatrices adornaban la suave piel de la espalda del pequeño, como si algo hubiera estado antes ahí y haya sido arrancado, dejando solo las marcas de paso.

- ¿Pero qué es eso? -

Nadie sabia la respuesta a esa pregunta, Howard miro preocupado la espalda de su bebe, como era posible que eso estuviera ahí, el niño fue entregado a los brazos de su madre y al instante abrió sus ojos, dejando ver unos bellos ojos achocolatados, haciendo olvidar al instante a ambos padres, lo que hace unos momentos descubrieron, en ese momento sin importar que, lo mas importante era ese pequeño en los brazos de Maria Stark.

- Bienvenido al mundo pequeño -

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Nota:

Nueva historia, espero y les guste igual que la otra.

Ahora Tony será un hermoso Ángel.

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