Las Desventuras de Bruno

Prologo

Querido Diario
-no suena muy afeminado
Diario mio...
-aaaah, tampoco.

- A ver; Hola, soy Bruno, tengo 16 años, no sé por qué escribo mis pensamientos o recuerdos, quizás sea la única forma de mantener mi cordura en este mundo trastornado sin lógica ni juicio.

Creo que todo empezó la semana pasada.. Aunque ya no tengo idea, es difícil saber cuanto tiempo pasa en este lugar....

Era un lunes en la mañana, recuerdo que llovía en ese entonces, yo me encontraba alistándome para salir de viaje, eran el inicio de las vacaciones de verano y yo la pasaría donde mis tíos en Miami; terminé de recoger mis cosas y tomé el taxi para el aeropuerto, no me fui con el chófer que me contrataron mis padres por que siento que ese tipo me quiere violar. La llovizna mostraba que no iba a ceder, y pensé: ojala que nada malo pase... Ahora me arrepiento de haberlo pensado en primer lugar.

Ya en el aeropuerto, tomo el jet privado de mis padres y me dirijo desde República Dominicana hacia el estado de Miami. Nada más llegar me senté en el primer asiento que vi, me puse cómodo como un bebé y cerré los ojos preparado para dormir hasta llegar.

Pero me pongo a pensar, recordando a mis amigos de la escuela que desde que empezaron las vacaciones no he hablado con ellos. Levanto los párpados y miró por la ventanilla, habían unas nubes oscuras como de tormentas y al parecer nos dirigíamos a ellas.

-Es posible que tengamos turbulencia señorito Bruno-había dicho el piloto por los altavoces.

-Está bien- le respondo sabiendo que no me escucha, él es Esperanzo (el mayordomo y piloto de mis padres) lo conozco desde que tengo memoria y siempre ha sido muy leal y bien vestido como todo mayordomo; Levanté mis párpados percatándome de la acumulación de nubes, en solo un instante todo se torna obscuro. Entramos en una tormenta eléctrica, veo unos relámpagos cada cierto tiempo por la ventanilla, era hermosa y a la vez se veía bastante peligrosa.

*¡BOOM!* Explota el algo en el jet y noto como este empieza a caer en picada.

-Sujétese joven Bruno, será un aterrizaje forzoso- dijo el piloto, que intentaba elevar el avión por el control de mandos pero no tenia éxito, era como si una fuerza arrastrara el avión hacia abajo.

-¡Ay coñazo! !Ay papá Dios perdonarme¡ Dios te salve María-
ajusté más mi cinturón de seguridad y abracé mi asiento con todas mis fuerzas.

No no, no quiero morir aquí, quiero seguir viviendo.
Cerré los ojos esperando el impacto contra el mar y...

Todo esta negro...
S-Siento mi respiración aún, eso quiere decir que sigo vivo... eso me alegra mucho, si pudiera besarme y abrazarme lo haría pero... no puedo moverme, ¡¿que me está pasando! Me estaba llenando preocupación... no mames ¡me convertí en un vegetal!
ah no, espera creo que solo estoy inconsciente.

Escucho un ruido, como si estuvieran arrastrando algo pesado, también escucho como una especie de sonido moribundo.

-Jo...ven.. Bruno....- ES ESPERANZO, está vivo también pero... parece ser aquello que están arrastrando, lo escucho a mi lado con la respiración agitada..
De repente escucho como un crujido seguido de un grito desgarrador de Esperanzo, al parecer lo están mutilando, lo van a matar.... siento como baja una gota de sudor por mi frente. Tengo miedo... pronto me tocará a mí....

Los gritos de esperanzo cesaron de repente. Eso no está bien, no está para nada bien... escucho como la criatura se acerca hacia mí. No no no no, esto está mal, muy mal, no puedo moverme, ¡este es mi fin!... se acabó.

Y una vez más fui salvado por la suerte; escucho el sonido de un objeto filoso cortar algo, sonaba como una espada, escucho a la criatura chillar bruscamente, el sonido fue tan fuerte que pude despertarme al fin. Lo primero que veo, teniendo la vista toda borrosa, es una especie de topo mutante sacada de una película de terror, grité como nunca del pánico.

- Ya ya, solo es un topo del desierto, son raros de ver pero son excelentes para preparar un rico vino.

Levante mi vista hacia la persona que me salvó y... creo que no es humano o esté muy enfermo, tiene un tono de piel demasiado pálido, ojos penetrantes de color rubí oscuro, peinado corto y desalineado de color negro, llevaba una sombrilla consigo. Aún en shock le pregunto:

-¿C-como la mataste!? ¿donde estamos? ¿quien eres?

El solo se rió, como si yo hubiera contando un chiste y me respondió:

-Bienvenue àl infierno, mocoso.