3

43 20 0
                                    

Martes (significado): un día menos para el viernes, pero también un día más de clase.

Salgo de casa a primera hora de la mañana y me encuentro a Conor apoyado contra el portal de mi casa.

- Hola, Su.

- Hola, Cono. - Suelto un bufido de resignación al ver que bajaremos juntos otro día más.

-Te noto...¿Enfadada?

- Molesta, y ve acostumbrándote, porque esta es mi cara de "tengo que ir a clase y no me apetece una mierda".

- A mí me gusta el instituto. - Añade con un encogimiento de hombros. - No sé, me lo paso bien.

- Claro que tú sí, eres el nuevo. - Digo poniendo los ojos en blanco. - Al cabo de unos meses lo odiarás tanto como yo.

- Debería alegrarme entonces de que solo me quedo este año.

- Deberías alegrarte si cae un meteorito que lo destruye. - Se ríe. Llegamos a la parada y vuelvo a separarme para estar con mis colegas.

🎾🎾🎾

Hoy no hay cultura clásica, pero sí sociales bilingüe y da la casualidad de que Conor también ha escogido esta asignatura. Me siento a su lado, ya que hoy Laura no vendrá porque tiene cita con el médico.

- ¿Es que me has robado la matrícula y piensas escoger las mismas asignaturas que yo? - Bromeo al tomar asiento. Me mira y sonríe.

- De hecho, te he copiado hasta el estuche. - Saca de su mochila mi estilo fucsia que se me olvidó recoger ayer y que había olvidado siquiera que no lo tenía.

- ¡Devuélveme eso! No me puedo creer que te lo llevaras. - Abrazo mi estuche para añadir dramatismo a la escena.

- Lo he cuidado con cariño. Me ha dicho antes de venir que ha sido la mejor tarde de su vida.

- ¡Poneos por parejas por favor! - Anuncia la profesora. Me pongo más cerca de Conor porque asumo que sin Laura nos tocará ir juntos en el día de hoy. Él sonríe con disimulo. - Hoy prepararemos una presentación en power point que deberéis entregarme finalizada mañana. Recordad que el tema que estamos trabajando es "la importancia de la conservación del medio ambiente".

- ¿Y tenemos que exponerla? - Pregunta Pilar con su voz chillona. No le ha quitado la vista de encima a Conor desde que entró en clase. Supongo que esto ha sido un intento de llamar su atención.

Lo siento querida, pero no te ha funcionado.

Conor está entretenido en dibujar flores sobre mi estuche. Luego le diré que son las flores mas horrendas que he visto en mis 16 años de vida.

- No, esta vez no será necesario, bastará con que me la enviéis por correo electrónico antes de la clase de mañana.

Nos levantamos y la seguimos al aula de informática. Un vez allí, yo y Conor escogemos un ordenador alejado de los demás para que no nos copien la idea de nuestro trabajo. No seré buena en muchas cosas, pero en preparar presentaciones soy la mejor.

- Odio los ordenadores. - Habla mientras abrimos sesión en Windows.

- No te preocupes. - Lo tranquilizo. - Me tienes a mí. - Y le guiño un ojo.

Tenemos estos cincuenta minutos de clase para hacer una presentación en power point, así que no dejo que me distraiga con sus tonterías o sus comentarios. Si terminamos el trabajo en estos 50 minutos no tendremos que vernos fuera de clase. A veces si que bromeamos un poco, pero porque no puedo soportar el silencio, no porque me agrade su presencia. Dos minutos antes de que suene la campana presionamos el botón de enviar.

- Uf, ya está. - Dice Conor pasándose una mano por la frente para limpiarse su sudor imaginario. - No me había esforzado tanto desde aquella presentación en Lengua Gallega de segundo curso.

- ¿Esfuerzo? - Exclamo con indignación. - No será el que has hecho tú, pedazo de vago.

- Oye, que tener que ver cómo tecleas ahí a lo Rayo McQueen y cómo te paras a pensar ha sido duro. Además, con lo fea que es tu cara.

- ¿Duro? ¿Fea? ¿Quieres ver algo duro? - La profesora aparece a nuestras espaldas cuando estoy levantando mi puño hacia él.

- Los que habéis terminado podéis iros. - Espero a que la profesora se de la vuelta para pegarle una colleja y salir pitando de clase. Cono viene detrás y me adelanta en el pasillo, pasa corriendo y me grita:

- ¡El que llegue el último invita a un bocadillo! - Y como yo soy tan idiota como él, corro hasta darle alcance.

- ¡Vamos Conito! - Grito cuando lo adelanto. - Que se vea quien es la mejor. - Él se pica de inmediato y aumenta gradualmente su velocidad, pero no más que yo.

Como era de esperar llego antes y entro en el último segundo a la cafetería, con Conor pisándome los talones. Escojo mi bocadillo de la victoria mientras Conor llega a mi altura, para mi desgracia no está solo. Lo acompaña el director.

Oh oh.

- Síganme, los dos, de inmediato. - La gente de la cafetería voltea a vernos. Nosotros lo seguimos sin rechistar hasta su despacho, después de pasar por la sala de profesores, donde se encuentra mi tutora.

Creo que alguien se la va a cargar. Si mis padres se enteran de esto, yo misma cortaré la cabeza de Conor y la pondré en mi habitación.

Nos indica que nos sentemos en unos sillones en frente de su escritorio, cierra la puerta y nos enfrentamos a la que creo que ha sido la mirada más fría de la historia.

¿Todo esto por un poco de ejercicio físico? ¿Por qué lo exageran todo en el instituto?

- ¿Se pueden saber en qué pensaban AL ECHAR A CORRER EN EL PASILLO?

En mi bocadillo gratis, pienso, pero no digo nada.

- Castigados tres semanas sin recreo.

- ¿¡Tres semanas!? - Las palabras se escapan de mi boca antes de que pueda detenerlas. Ahora sí que me la voy a cargar. - Lo siento. Quería decir que muchas gracias. Tres semanas serán suficientes. Sí señor. - El director no parece nada contento, pero nos deja ir.

¿Le acabo de dar las gracias por tres semanas de castigo?

Salimos de su despacho en dirección a la sala de castigos.

- Gracias. - Le susurro a Conor molesta. - Has tenido una idea muy brillante.

- Oye. Fuiste tú la que decidió seguirme. Y yo que creía que tú eras la inteligente de esta relación. - Le doy una segunda colleja después de comprobar que no nos ve nadie y salgo disparada en dirección a la sala de castigos. Si me voy a pasar 3 semanas castigada, al menos tengo el derecho de correr un poco más.

- Que sepas que me debes un bocadillo, Conito. - Le grito ya lejos de él.

- ¡Esto es injusto, si no fuese por el director te habría dado una paliza!

¡¡Bola Va!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora