Capítulo 9: Tormenta de primavera

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DISCLAIMER: Los personajes de CCS pertenecen a CLAMP, y son utilizados sólo como fuente de inspiración y entretenimiento. La historia es de mi autoría.

EN LO PROFUNDO DEL BOSQUE

Capítulo 9: Tormenta de primavera

Nadeshiko Kinomoto caminaba de un extremo al otro de la habitación mientras estrujaba nerviosamente con sus dedos la puntilla de su camisón blanco. La vela de su candelabro ya se había consumido a más de la mitad y la luna brillaba intensamente en el exterior, lo que significaba que ya eran altas horas de la noche y su marido aún no regresaba.

Lo había escuchado hablar con Lord Clow esa mañana temprano. Su marido se desarmaba en lamentos mientras le mostraba una supuesta nota de los raptores de la hija que compartían, pidiendo una alta suma de oro de inmediato para devolverla con vida, y ellos, los Kinomoto, no recibirían el pago por su mercadería hasta dentro de 20 días. A ese punto, ella se había retirado al instante del lugar, para no ser atrapada escuchando conversaciones privadas, pero no podía creer la desfachatez de su esposo para mentir con tanta facilidad.

Esperó el momento a que Fujitaka se presentara en su habitación para confrontarlo, pero nunca regresó a ésta, cuando salió a buscarlo una criada le informó que se había retirado poco después de Clow. Si su artimaña había sido efectiva, seguramente había recibido dinero de su futuro yerno, y no perdió el tiempo en salir corriendo. A pesar de la hora, aún no había regresado, y no sabía si temer más que algo malo le hubiera pasado o que se hubiera largado de su hogar con todo el oro.

La mujer se sentó en un taburete y suspiró angustiada. No creía que su corazón pudiese resistir una ausencia más. Primero su hijo mayor, Touya, se marchaba en los barcos al nuevo mundo, ya hacía más de 7 años. Nunca volvieron a saber de él. Luego su hija huye de los hilos de manipulación de Fujitaka. Y ahora esta amarga sensación de soledad la embargaba.

Recordaba cuando fue comprometida con Fujitaka, lo afortunada que se sentía, lo amoroso y cariñoso que era su compañero. Y de cómo el pasar de los años y el aumento de sus pertenencias lo habían arrastrado poco a poco a la avaricia y los vicios. Ya no quedaba nada del hombre gentil que se había casado con ella. Y no podía odiarlo, aún amaba a ese hombre, al padre de sus hijos. Amaba esos recuerdos que tenía junto a él.

Una lágrima silenciosa rodó por la pálida mejilla de Nadeshiko mientras cepillaba por décima vez su largo cabello negro y ondulado, cada vez más invadido por las blancas marcas de la vejez que la acechaba, y opacaban día a día sus alguna vez vigorosos ojos verdes.

Pensó en Sakura. La dulce niña de su corazón, la heredera de sus bellos ojos, y de la inteligencia de Fujitaka. La terca Sakura, la curiosa, la ocurrente, la sonriente... ¿Hacía cuánto su hija había dejado de sonreír? La vida le había arrebatado a su hijo mayor de su lado y ella junto a su marido se habían encargado de espantar a su pequeña de su familia.

-Tendría que haber sido igual de valiente que ella.- Sollozó Nadeshiko amargamente, ahogándose en llanto. Su hija había buscado su apoyo y ella no había podido contradecir a su esposo. Le había fallado, la había decepcionado, lo sabía, lo pudo ver en sus ojos esa noche que discutieron. No tuvo el valor y ahora su Sakura se había ido.

Juntó sus manos y elevó una plegaria al cielo, rogando que la muchacha estuviera a salvo. A éste punto, tal vez había logrado escapar, o tal vez había muerto en el bosque. Solo pedía que estuviera a salvo de las garras de Fujitaka, aunque eso significara no verla nunca más.

O-O-O-O-O-O-O-O-O-O

Un grito ahogado y luego una risita nerviosa escapaba de la garganta de la esmeralda, mientras el joven frente a ella puso un dedo en su boca pidiéndole silencio y susurró.

En lo profundo del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora