III

20 3 0
                                    

Aún siendo compañeros de mesa, no nos dirigimos ninguna palabras, ni siquiera la mirada; e inclusive separamos más nuestros asientos para evitar rozaduras de nuestras ropas escolares entre nosotros mismos.

– Chicos, ¿podrían formar el equipo de una vez? No tenemos todo el día.– El profesor de matemáticas intentaba romper nuestro tenso momento en el que estábamos viviendo.
– ¿Formar equipos?– realmente estaba confundido, creo que me perdí demasiado en mi imaginación.
– Así es,– dijo este molesto guardando un poco de silencio– es necesario que formen ustedes dos un equipo ahora mismo.

Ambos volteamos a vernos y disgustados nos apuntamos en una hoja del cuaderno; joder, escribía realmente feo. Después extendí aquel trozo de papel y se lo di a al maestro.

– Bien, ahora resuelvan los ejercicios de la página 143.

Ambos sacamos nuestro libro al mismo tiempo y con los mismos actos de inconformidad y molestia abrimos en las páginas correspondidas, decidiendo hacer cada quien su parte aun siendo compañeros en aquel trabajo. No nos duró mucho nuestra indiferencia, había partes que yo no entendí y que él tampoco comprendía de cierta parte de un problema.

– ¿Sabes cuál es el valor de "X"?– dijo aquel mordisqueando un poco su lápiz.
– Ah, sí.
– ¿Ah, sí?– él estuvo en silencio un pequeño lapso de tiempo y después de pensar unos cuantos segundos volvió a preguntar.– ¿Y cuánto es?
– Es de 21.
– Oh, gracias.
– ¿Y tú sabes qué tipo de operación tenemos que usar?– mencione confuso y perdido, llevando mi mano a mi cabeza frotándola un poco y después terminar deslizándola hasta llegar a mi nuca, así que Kim Tae Hyung me encerró con su grafito de aquel pedazo de madera dañado por los dientes de su boca, apuntando la fórmula necesaria para obtener los resultados que solicitaban.

Transcurriendo la clase, el profesor recogió nuestros manuales, llevándoselos para calificarlos.
Al día siguiente en la misma materia, aquel maestro nos pidió que saliéramos al pasillo para comentarnos algo, dejándome eso algo nervioso por lo que nos fuera a decir, algo cómo: "aunque eran dos personas, realmente no atinaron ni una sola".

– Señorito Jeon... Joven Kim, ¿cómo debería decirles esto?– muy dentro de mí me decía que algo no va bien...– Me siento un poco apenado por ello.
– ¿De qué se trata profesor Lee?– mencionó el más alto de todos nosotros.
– Bueno, verán chicos... Yo les quiero pedir más que nada una disculpa a ambos, pero...
–¿Pero? ¿De qué se trata todo esto? Si quiere decir que sacamos todo mal, debería decirlo sin pena alguna.– la ansiedad me había invadido por completo, realmente quería saber que era todo ese suspenso.
– No, se equivoca alumno Jeon. Realmente ustedes dos fueron los únicos que sacaron 100 en el trabajo, pero lo que sucede es que quería saber si podrían ayudarme...
– ¿En qué podemos ayudarle?
– Verán, tengo muchos más salones, ¡pero realmente nadie entiende nada y me siento nostálgico!– el maestro se estaba exaltando.
– ¿Y que necesita de nosotros?– mencionó el castaño.
– Quisiera que ustedes ayuden a mis grupos... Algo así como asesorías.
– ¿Asesorías?– mencione impresionado.
– Sí, ustedes son realmente buenos, y yo necesito ayuda... ¡Les daré puntos extras por ello!
– Acepto.
– ¿En verdad? ¿Y qué hay de usted señorito Jeon?
– ¿Yo? Ah... Bueno, creo que no vendrían mal esos puntos extras.
– ¡Muchas gracias chicos!– aquel individuo se lleno de alegría y celebraba con pequeños brincos.
– ¿Cuándo quiere que vayamos a ayudarle?
– ¿Qué les parece ahorita que acabe nuestra clase?– dijo aquel a velocidad de la luz.
– ¿Qué hay de nuestras demás clases?
– Oh, no te preocupes por ello... Yo hablaré con los representantes de sus siguientes materias.
– De acuerdo.– meneaba mi cabeza en forma de conformidad.

Dado el timbre para las siguientes horas, nosotros nos dirigimos a aulas de nuestro mismo grado solo que a diferente letra...

– Usted alumno Jeon, vaya al G mientras que Kim Tae Hyung irá al salón del C.
– Espere... Eso significa que estaremos separados.
– Por supuesto, yo sé que ambos tienen el intelecto para resolver y enseñar muchas cosas... No por algo sacaron 100.
– Pero el 100 lo sacamos entre los dos.– dije asustado de ir yo solo y al parecer a mi compañero también se le notaba la preocupación en el rostro.
– No pasara nada. Andando, sus puntos extras los esperan.– el profesor comenzó a empujarnos un poco mientras avanzábamos indecisos de querer ayudarlo ahora.
Después de entrar al salón y decir que las horas de tutorías serían sustituidas para enseñarles matemáticas, todo el salón rebuzno por completo, sin embargo, al momento de vernos entrar a mi y a Kim, todas las niñas cambiaron de semblante y aceptaron las clases extras; claro, ¿quién se resistiría a que un hombre guapo, apuesto e inteligente que les enseñara resolver cosas complicadas? Hasta yo quisiera darme clases a mí mismo.

Al desaparecer de mi vista panorámica Kim Tae Hyung y el profesor Lee, avalanchas de mujeres me asfixiaban, sentía como el poco oxígeno que me rodeaba se iba gastando en cada bocada de aire que daba.

– Ya dejen de atormentarlo.– grito a la defensiva una voz que ya había escuchado antes, haciendo que todas giren a buscar aquella entrometida.
– ¿O sí no qué?– mencionó autoritaria una chica de tez bronceada y cabello largo.
– Se las verán conmigo.

La chica de cabello castaño oscuro y mejillas ruborizadas se acercaba con un paso muy amenazante hasta quedar pecho a pecho con su contrincante.

– Apártate, enana.– aquella dio un empujón en el hombro de la otra haciendo que dé respuesta con un bufido y expresiones de disgusto.
– No me subestimes, se judo.
– ¿Es así? Solo quiero comentar que no eres la única.

Ambas molestas se pusieron en guardia, pero no tardó ni un solo segundo para que la de ojos azules tuviese tirada a su contrincante.

– Deberías aprender a respetar a los nuevos. Basura.

Kim So Woo se encaminó a donde yo yacía parado observando todo el espectáculo, tomo de mi mano y me dirigió a la mesa donde se encontraban todas sus cosas, que al parecer no compartía escritorio con nadie.
Sus dedos eran demasiado suaves y su palma muy acolchonada aún después de que su mano se viese fina y delgada por completo.
Alcance a escuchar los murmuros de muchos diciendo y maldiciendo por la imprudencia de Kim So Woo al pelear por mí, aunque muy en el fondo fue una situación muy halagadora y magnifica para mi ego: chicas peleando por un dios supremo e infinitamente hermoso.

– ¿Deberíamos empezar?– la señorita Kim se me acercó demasiado a mi cara, rompiendo nuestra distancia en un abrir y cerrar ojos. Hablando de ojos... Los suyos eran realmente muy bonitos, porqué aunque sus pestañas fuesen un tono más claro al color castaño de su cabello; eran demasiado largas, y no dejaremos de lado el tono de sus orbes.
– Por supuesto, por algo estoy aquí.

Aquella persona de piel pálida abría su libro de matemáticas y con su mano izquierda sostenía un lápiz, conduciéndolo a su labios y proceder a morderlo, ¿dónde había visto ese mismo acto?

Dado unos minutos, en mi mente no procesaba que formula debía utilizar para resolver el problema, pues ahora no está mi compañero molesto que me apuntara cuál era. Sin embargo, como si ella me hubiese leído la mente, se arrimó y subrayó la que se tenía que usar, recordándome cada vez más a su hermano.

– ¿Ya viste? Es tan jodidamente coqueta.– la amiga de la perdedora de judo le decía en "secreto" a otra integrante del cuarteto que había en su grupo de amistad.
– Yo diría que es una puta.– contesto una de ellas.
– ¿Por qué?
– ¿No sabías? El chico que vino hace rato es su novio y ella aún así le está coqueteando a Jeon Jung Kook.– se le notaba a simples aires que envidiaba la situación, sobre todo porqué se cruzaba de brazos al comentar eso. Me percaté de como Kim So Woo dejaba de hacer lo que andaba resolviendo y escuchaba atentamente lo que comentaban sus compañeras, de lo cual daba por seguro que no lo iba a dejar pasar.
– ¿Tienes algún problema?– dije en defensa de ella.– ¿O sencillamente se tratan de celos? No se preocupen,– hice una pequeña pausa.– quizás algún día les toque convivir conmigo.

Aquel cuarteto quedo en silencio y la chica más alta de ellas solo bufo.
– ¿Quieres que te parta el trasero? O mejor dicho, ¿quieres que destruya tu cara?
– Si no fueras una dama, te golpearía sin pensarlo. Pero aún frente a alguien de poca belleza tengo modales, así que no busques problemas donde no puedo hacerte nada por cortesía.– todo el salón se inundo de burlas y frases que cucaban.
– Eres un maldito hijo de perra.– exasperada ella levanto de golpe con intención de un pleito.
– Si le tocas un solo cabello, seré yo quien te destroce la cara.

Nuevamente estaban a punto de pelear, pero al aceptar su derrota minutos antes, la chica de cabello largo y tez bronceada se sentó y no volvió a mencionar ninguna palabra más.

Transcurrida la clase y de haber enseñado a más de la mitad de los integrantes del salón 'G' todos los números y ecuaciones que necesitaban para su próximo examen, me di la tarea de tirar los trozos de papeles con números apuntados.
Me dirigí a mi salón, cansado y derrotado me deje caer sobre mi silla. Agitado, Kim Tae Hyung me regalaba una sonrisa y después quedamos viendo a un punto indefinido.

Cambio de decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora