La Universidad

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- Buenos días Evie, levántate ya son las 6:00 - Leila entra por la puerta filtrando alegría en su voz.

- Buenos días - digo con mi voz que continúa un poco ronca - ¿Sabías que hoy necesitaba apoyo o algo así? - supongo al ver esa delicia encima de la bandeja que lleva entre sus manos.

- La verdad no, creía que estás galletas no te gustarían y por eso las traje. – exclama intentando que me ría.

- ¿Sabías que tus chistes son muy malos? Enserio Leila, te lo digo como amiga, no los hagas – digo mientras me siento en la cama. Una sutil sonrisa se refleja en sus labios mientras deja en la mesa la bandeja, eso en realidad es lindo, sus chistes, o el intento de ellos.

Aunque sean tan malos como la secuela de Karate Kid creo que en parte me levantan con ánimo.

- Bueno niña, deja de burlarte de mis chistes malos y concéntrate en comer el brownie, además la leche no se tomará sola – dice mientras pones sus manos alrededor de su cintura y sale de la habitación.

Muchos nutricionistas en este momento me estarían ahorcando por desayunar con un vaso de leche y brownie pero la dieta nunca hizo parte de mi sistema, creo que he comido más chocolate que el mismísimo Wonka.

- Lei, ¿Qué sabes de mis padres? - Hace algunos días no hablo con ellos y la verdad si me preocupan.

- Mi niña – suspira – Me informaron que se demorarían una semana más, están recorriendo Latinoamérica dando sus conferencias, de verdad creo que deberían tomarse un descanso. -

- Lo sé, se la pasa todo el tiempo trabajando, ya los extraño –

- Bueno, pero no te me desanimes, hoy es un buen día para ti y debes aprovecharlo, ya fueron demasiadas vacaciones para una adolescente en furor, así que comete eso y báñate, quita toda esa pereza de tu cuerpecito – después de decir eso, Leila salió de mi habitación.

...

Estoy nerviosa, muy nerviosa.

Sé que no debería preocuparme tanto porque solo es un día de universidad, pero no, no es solo eso, la verdad hay muchas cosas que asustan de llegar nueva a algún lugar.

Comenzando, tienes que vestirte bien ya que la primera impresión es la que en este momento cuenta y la verdad no soy tan descuidada como algunas chicas con mi apariencia. No me gusta usar maquillaje por eso lo único que uso es corrector, por las ojeras, un poco de rímel, un labial sutil y el toque es mi iluminador, pero si me gusta combinar mi ropa y que se vea bien.

Sé que muchos juzgan por eso, pero en mi opinión verse bien no está mal y créanme que lo hago para mí; lo que no me gusta es cuando las personas se arreglan para otros, creo que sentirte bien contigo misma es lo que de verdad cuenta, no necesitamos impresionar a nadie para saber que estamos bonitas. Por eso, me arreglo para mí y no para que me vean.

Pienso que hoy si está bien mi outfit. Tengo puesto un enterizo de rayas blancas y negras, con unos botines negros y un collar plateado que combina con mis aretes, mi cabello va suelto, la verdad no soy mucho de peinados y mi mochila es negra.

Otra cosa que también me asusta es que me reconozcan por mis padres, la verdad quiero ser una persona nueva, o mejor dicho, quiero ser reconocida por ser Evangeline no por la hija de Ethan Mendoza o algo parecido; ese es mi propósito, quiero ganarme una vida por ser yo, por mis méritos, por mi personalidad, por mi trabajo; siento que lo voy a lograr.

Estoy manejando por la carretera, pero parezco andar en otro mundo.

Por ir pensando en muchas cosas en el momento no me doy cuenta de que me acabo de pasar, no sé donde parquear.

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