Estaba parada en frente de la puerta del café sin mover un solo músculo.
Debía entrar, tomar mi gorro e irme. Eso era todo.
Reuní todas mis fuerzas y entre por la puerta sin mirar quienes exactamente estaban en las mesas, buscaba nuestra mesa con la mirada y la encontré.
Comencé a caminar, mi gorro estaba en el sillón, no estaba lejos.
Lo tomé.
Listo, ahora solo queda salir, sencillo.
Comencé a caminar, todo iba perfecto.
- ¡¿Evie?! – oí una voz.
Ok, no estaba todo tan perfecto.
Avancé el ritmo de mis pasos.
- ¡Hey! ¡Evie! – escuché unos pasos detrás de mí.
¡Oh no!
Una mano rodeó mi brazo y me jalo suavemente.
Me giré.
Lo miré.
Me miró.
- Evie – dijo en un tono bajo, hablando más bien para él.
- Hola Mathew – intenté mi tono más frio y creo que funcionó.
- Hola – nos quedamos en silencio unos segundos.
Estábamos procesando la información, por lo menos eso estaba haciendo yo.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó él saliendo de nuestro trance, soltando mi brazo.
- Creo que la pregunta va para ti, ¿No te habías ido? – dije manteniendo mi tono frio.
- Es complicado – dijo rascándose la nuca.
- También es complicado hablarme ¿Cierto? – la rabia se filtraba en mis palabras – que tengas un buen día Mathew.
Y así me di vuelta y comencé a caminar.
- Espera – había preocupación en su voz.
Me giré y lo mire fijamente a esos ojos profundos que habían estado en mis pensamientos durante mucho tiempo.
Pasaron unos segundos y nada, no dijo nada.
- Eso creí – sentía una pequeña punzada – adiós – me giré de nuevo y salí por la puerta.
...
No, no me había ido, seguía creyendo que esto iba a ser cliché y me iba a seguir, pero creo que no iba a suceder.
Habían pasado 2 minutos y nadie salía.
Yo sé que la vida real no es como sería una trama de una película, pero esperaba que algo en mi vida lo fuera, leía muchas historias, y veía muchas series, creo que eso me daba esperanza.
Mientras pasaba el tercer minuto y comenzaba a creer que nada cliché pasaría Mathew salió.
- Mira Evie, enserio lo siento, ha pasado mucho tiempo y sé que fue mi error – lo miraba con mis brazos cruzados.
- Y... – sabía que le faltaba decir algo.
- Y te traje tu malteada favorita tamaño XL por mi estupidez – lo seguía mirando esperando algo más.
Suspiró – Quiero arreglar mi error, una malteada no lo resolverá del todo pero lo estoy intentando, en serio, no quiero perderte
- ¿Qué tal si ya me perdiste? – la frialdad en mi voz cada vez era más notoria.
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Siempre Contigo
Teen FictionUna chica con imaginación y una vida que a manos de una empresa familiar no ha sido sencilla, está cansada de ello. Algo ocurre, y ella no entiende cómo. Cada persona es un mundo nuevo, comúnmente pequeñas y sencillas, y otras tan complicadas como e...