Escucho un cajón abriéndose y eso me alerta, abro mis ojos, frotándolos para que se acostumbren a la luz, lo que veo a continuación no tiene perdón de Dios.
Eliana, o Lia como le voy a dejar de decir en este momento, está intentando alcanzar mis chocolates de reserva.
De un segundo a otro ya me encuentro jalando del brazo para que me mire.
- ¿Qué estabas intentando hacer? – espeté.
- Creí que estabas dormida Evie linda – me dijo con culpabilidad en su voz.
- Responde – le dije fríamente.
- Pensaba comerlos – le di una mirada reprobatoria – pero te juro que pensaba devolverlos.
- Sabes que te quiero Eliana pero con mis chocolates No. Te. Metas. – dije pausadamente.
- Okey, lo siento – se arrepintió agachando la cabeza.
- Promete que no volverás a intentar comerlos ni nada parecido – le dije cruzando mis manos sobre mi pecho.
- Lo prometo – la miré de nuevo reprobatoriamente – por la garrita – me estiró su dedo meñique.
- Por la garrita – le respondí entrelazando mi dedo meñique con el de ella y dándole una sonrisa.
- Okey, ya dejemos todo este drama y comencemos a alistarnos, tenemos dos horas - dijo mirando el reloj digital de mi mesa de noche.
- ¿Me baño o te bañas? – le dije colocando mis manos sobre mi cintura.
- Báñate tú mejor - me dijo escondiéndose debajo de mis sabanas con una sonrisa acusatoria en su rostro.
- Esta bien, pero tendrás que organizar la cama – advertí.
- Lo haré después de tener mis 5 minutos extra – se acomodó debajo de las cobijas.
Me giré y salí con rumbo hacia la ducha.
...
Estaba decidiéndome entre un short de rayas azules y blancas o un jean negro cuando entró Leila a mi habitación. Gracias a Dios tenía la toalla puesta alrededor de mi cuerpo.
- Puedes golpear cuando entres Leila, lo sabes ¿Cierto? – le dije con un poco de preocupación.
- Lo sé y lo haré, tienes visita mi niña – la emoción estaba plasmada en su cara.
- ¿De quién? – pregunté.
- Te recomiendo que te pongas el short, se ve más lindo – dijo sin dejar de sonreír.
- Okey, gracias, pero ¿Quién? ¿Visita para mí? ¿A esta hora de la mañana? – estaba demasiado confundida.
- Solo ponte bonita y bajas a ver – se giró y salió de mi cuarto con emoción aún plasmada en su rostro.
Más confundida no podía estar, Lia estaba conmigo, entonces ¿Quién iba a venir a esta hora de la mañana a mi casa?
Yo no le había dado a Jade o a Leo mi dirección entonces tampoco podrían ser ellos.
Me puse una camisa y el short de rayas, con mis tenis blancos preferidos (A los que odio lavar pero lo hago porque me gusta usarlos) y ya con mi retoque de maquillaje, salí hacia el primer piso.
Cuando me asomé por las escaleras vi algo que no esperaba ver. Algo que me emocionó demasiado.
- ¿Papá? ¿Mamá? – dije con la emoción filtrándose por mis poros.
Se encontraban hablando con Leila, apoyados en el mesón de la cocina.
- Hola hermosa ¡Sorpresa! – dijo mi papá tendiéndome los brazos para abrazarlo.
- ¿Cómo ha estado nuestro sol? – mi mamá mi dió una sonrisa que me lleno de felicidad.
Baje corriendo las escalerasa abrazarlos y no pude evitar que una lágrima rodara por mi pómulo.
- Los extrañe mucho – dije casi en un susurro.
- Nosotros también te extrañamos hermosa – amaba que mi padre me llamara así, me recoradaba cuando era muy pequeña.
Me quité la escurridiza lagrima que estaba rodando por mi pómulo – Pero cuénteme ¿Cuándo llegaron? ¿No tenían que dar conferencias por toda Latinoamérica? – Si se están preguntando, si, mis padres sabían español, mi padre obviamente ya que era colombiano y mi madre porque mi padre le enseñó.
- Si, pero se cancelaron las conferencias de esta semana por problemas con la promotora – dijo mi madre con un pequeño suspiro, sabía que ella quería ir a Argentina.
Mi padre la abrazó por detrás intentando ocultarse detrás del cabello liso y castaño de mi madre y yo sonreí como una idiota.
- ¿Sabían que son demasiado tiernos? Yo quiero una relación igual de goals a la suya, lo saben ¿cierto? – dije cruzando mis brazos en mi pecho. Amaba que mis padres tuvieran redes sociales, podía hablar con lenguaje que muchos adultos no entendían.
- Eso sucederá cuando tengas 71 años, señorita – dijo mi padre dándome una mirada de reprobación.
- Calma esos celos, Ethan. Algún día tendrá que tener su primer novio y tú lo aceptarás si es un buen chico – respondió mi madre.
- Bueno, Lia está arriba y necesitamos terminar de alistar todo, en unos minutos bajo a desayunar – dije mientras subía las escaleras.
- No olvides que hasta los 71 años – Mi padre era demasiado celoso, pero confiaba en mi madre, aunque como se pueden dar cuenta no aprobaba una relación.
Me sentía bien, ya que no tenía ninguna posibilidad de novio, no por el momento.
Desayunamos y salimos con Lia a tomar distintos buses para nuestras universidades.
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Notita de Autora:
Holiwi!!!
¡Sorpresa!
Creo que no se esperaban un capítulo hoy pero bueno, estaba escribiendo y si hubiera agregado esta parte al capítulo que viene hubiera quedado super largo entonces me pregunté:
¿Y si subo esta parte hoy?
Y mi cerebro dijo:
¡Si! ¡Hazlo!
Agradezcan a mi cerebro este pequeño capítulo.
Espero que la disfruten porque me encantó demasiado escribirla.
Creo que digo eso en cada capítulo pero es que me está encantando escribir esta novela.
Ahora si me voy.
¡Recuerden que mañana hay capítulo nuevo!
¡Los amo y gracias!
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Siempre Contigo
Novela JuvenilUna chica con imaginación y una vida que a manos de una empresa familiar no ha sido sencilla, está cansada de ello. Algo ocurre, y ella no entiende cómo. Cada persona es un mundo nuevo, comúnmente pequeñas y sencillas, y otras tan complicadas como e...