•Incrédulo (3/3)

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No, el chico de pelaje oscuro no es el incrédulo. Incrédulo es el azulado, el que le dio asilo y no puede ser tan capaz de notar las manos de la muerta que están siendo extendidas hacia su frente.

Pasaron semanas, unas en las que él expresa una resignación estúpida por las advertencias múltiples que ha estado recibiendo de parte de Amy y Sally. El zorro junto a Knuckles oyeron el terrible y peor rumor del cáncer que ya hasta corría peligro de tan sólo oír la palabra. Las visitas y llamadas al teléfono fijo del departamento no paran por parte de ellos.

No es creíble que el héroe veloz esté en peligro.

Shadow habló con un par de doctores, unos que le garantizaron una quimioterapia que, cierto es existe agotamiento y dolor, puede salir adelante en pacientes de carácter de lucha y tenacidad. Más todo tiene que ser evaluado ya, porque un cáncer en el estomago jode todo el sistema digestivo. El tratamiento conviene en Mobius más que en la tierra, además.

El azabache descuidó el trabajo, pero su practica y absoluta responsabilidad le ha permitido mayor vialidad en preferencia.

Mientras el erizo negro hace movimientos y tratos en las calles sin tomar en cuenta la opinión de su amigo afectado, las bolsas y ojeras se han marcado mucho en los párpados del dichosos. Su pelaje está opaco y no por el aseo, sino porque la pigmentación dada por la queratina está reduciendo...

Todo su sistema se va a la mierda, y parece que Sonic no preocupa de más.

La puerta se abre con estrépito, el amigo oscuro entra buscando eufórico algún tipo de documento en ese cajón infestado en papeles. Sonic se asoma desde el cuarto y le llama por su nombre. Shadow no contesta, es como si aquel objeto fuera muy relevante para dejarlo desconectado del entorno en el que habita.

—¡Shadow! —Termina por gritar de forma ronca, vasca y gangosa, carraspeando Sonic tras terminar el llamado.

Pasmado, mira bruscamente hacia él y se dirige precipitado a su frente, preguntando—. ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?

—Shadow, ¿Qué carajos haces? ¿Qué te pasa? —Desde lo sucedido, el joven de pelaje claro tiene un extraño rencor y molestia hacia él. Poniéndose ambos de malas cada vez que se dirigen la palabra.

La verdad se encasilla entre silencios culposos.

Ambos se barren indignados, estresados. —¿Cómo qué hago? ¡Ayudarte! —Golpea la puerta, causando rebote en la pared-. No puedo creer que seas tan imbécil como para no...

—¿Crees que no me preocupa saber que voy a morir? ¡Sé que puede pasar! —Sonic ya no le teme al carácter terrible que tiene el azabache, hasta sus ojos le producen más estrés que incomodidad ahora—. Pero el afectado soy yo, no tú.

Indignado, se señala sus sienes— ¿¡Qué chingaderas pasan por tu pequeña cabeza, Faker!? ¿¡Por qué estás comportandote así!?

—¡No quiero que vengas a ayudarme y preocuparte por mí cuando anteriormente nunca lo hiciste!

Arrepentido por llamarle, da media vuelta paseando por la habitación, quedando en una esquina sin querer verle. Suspira y aguanta la impotencia de escupir la verdad...

¿Hasta qué punto se puede mantener guardado un secreto letal?

Ese tic tac sobre el despertador de la cabecera duele y tensa todo aun más. El silencio se propaga aun más. Cumple con su propósitos de incomodar hasta que, no tan exaltado, Shadow busca contestar:

—¿Crees que si no me preocuparas no te hubiera traído aquí? —Lentamente, se acerca a su espalda, mirando sus púas pálidas y ciertamente horrendas—...éstas etapas de aceptación son duras pero, yo te conozco y sé que Sonic no se rinde y descontrola de la manera que lo has estado haciendo, ¿Qué es lo que te afecta tanto como para...alterarte así, Faker?

—No tienes la menor idea de lo que ha pasado en estas ultimas semanas —Gira levemente para mirar por su costado. Se da cuenta que Shadow permanece a centímetros de él—. No sabes... No tienes idea de lo que...de lo rápido que ha pasado...muchas cosas han sucedido en tan poco tiempo...

No lo resiste; el cobalto empieza a sollozar de una forma tal que los ojos carmesí del moreno se dilatan de impacto. Jamás lo ha visto en quiebre desesperado; en esos puntos sensibles que nadie desea expresar con facilidad...

En el momento justo que está a punto de irse bajo las olas del sentir cursi asesino para él.

—Respira —Meditando, intenta que la situacion de impacto no le arrastre como a su amigo claro—. Me has ayudado de tal forma que no...; sé que no soy expresivo pero no quita que sienta afecto por ti. Eso debes saberlo.

—No sabes que yo...es que yo... —Le toma por un hombro Sonic, hiperventilado. Shadow no deja de mirarle mientras decide sostenerle de su cadera—, es que tú me...has estado...

—Sé que he estado ausento pero no será así durante tú recuperación. Amy, yo, tus amigos...queremos verte bien.

—Pero yo...es que yo te... —Tose entre gimoteos, unos que se oyen míseros por las interrupciones de su amigo y la lentitud cobarde de él—...tengo que decirte algo importante...

—¿Qué? —El silencio prolongado entre jadeos le asustan. El vetas rojas insiste ahora sangoloteando por los hombros de Sonic. Este empieza a sucumbir—. ¿Qué quieres decirme, Sonic...? ¿Sonic?

La tos productiva termina en vómito. Uno que solo asusta en arcadas sin sentido tras la cercanía de sus cuerpos. Shadow lo lleva con ligera fuerza al baño para que no haga espectáculo en la recamara pero, oírle tan cortado en respiración le preocupa.

Es como si algo enorme le asfixiara por completo.

Siendo poco más brusco que las amigas, el ojo carmín golpea por la parte inferior de su espina dorsal. Además de sujetar por detrás a la altura de su estómago. Sonic hace señas de que pare, de que no es necesario... Pero todo es tan confuso.

Con alaridos extraños, Sonic se deja caer a la altura del escusado y con una mano recargada en la tapa y la otra en su boca, vuelve a introducir sus dedos lo más que puede entre jadeos y arcadas repentinas.

Esta vez la sangre viene rebosante, a un punto tétrico de notar estarse ahogando con la misma. Su amigo oscuro no puede dejarlo pasar, no si sabe que eso puede ser producto de alguna ulcera gástrica ocasionada por el cancer.

Y antes de retirarse a llamar una ambulancia o medico, sus ojos se abren y cae hacia la puerta de aluminio de espaldas por ver como su amigo saca con presión y coraje una enorme enredadera de su interior; espinosa y roja por todo lo que ha dañado en su camino al exterior.

Ha visto muchas cosas desagradables, pero en ellas nunca hubo un amigo de por medio.



































Buenas ¿Adivinen que? Recta final en la historia, ¡Me siento emocionada!

Paso a decir que la otra obra Shadonic está ya publicada, se titula "Entre y mis demonios" si os interesa, son libres de ir a echarle vistazo y dejarme sus comentarios ^^

Nos leemos pronto~

Área de Espinas (Shadonic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora