Extra
La nieve caía con lentitud, una mirada carmín la veía desde la ventana de una mansión reconocida. Se le había pasado por la cabeza ya varias veces salir del lugar para ir a hacer algún muñeco de nieve. Pero al parecer su compañera, prácticamente dueña de la casa, no se lo permitía por una simple razón, un resfriado que la castaña portaba.
La joven Kagari ya había intentado calmar su resfriado con un par de hechizos fallidos, dando como resultado una fiebre, aumentando la gravedad del problema. Incluso, Diana tuvo que interferir con una poción medicinal, que si bien era muy efectiva no desaparecería el resfriado de Akko, no la dejaría salir por un capricho infantil de la joven Kagari. No tenía escapatoria.
— Quiero salir — dijo la castaña inflando sus mejillas, mirando la típica sopa de pollo y un té caliente como compañía.
Su mirada subió hasta chocar con un par de gemas color zafiro, notó su ceño fruncido y un resoplido de sus labios salió tiempo después.
— Si terminas de comer, a lo mejor puedas salir.
Una enorme sonrisa apareció en el rostro de la asiática, junto con ambas mejillas ruborizadas. Comía lo más rápido que podía, al tocar el té su lengua llegó a quemarse.
— Santo cielo, eres incorregible — murmuró por lo bajo la rubia, para dirigirse a su habitación.
Después de todo, no dejaría a la castaña ir sola. Por muy perfecta que fuese la poción que le había agregado a esa sopa, debía de cuidar a la joven con su vida.
Aunque al final, tampoco quiso vivir mucho...
Mostró una sonrisa cuando vió el terminado muñeco de nieve de la chica castaña. No era muy bueno, pero al parecer eso a Diana no le importaba, aún así veía con un brillo en sus ojos a la hermosa jovencita frente a ella, que ponía una simpática bufanda alrededor del muñeco.
La amaba, y no tenía planeado decírselo.
— Pronto se acabarán las vacaciones de invierno — dijo Akko quedando enfrente de Diana con una sonrisa tímida —. Quería saber si...
— Está bien — respondió Diana sin terminar de escuchar la frase —, hay muchas cosas que necesitas perfeccionar.
La joven Kagari sonrió con alegría a su nueva tutora de vuelo, y tal vez de alguna que otra materia en la que Akko fallase, para después abrazarla. Pasó sus brazos alrededor del cuello de la rubia, respiró profundamente para sentir el aroma acaramelado de su compañera, si... al parecer olía a vainilla.
— Te quiero — dijo Akko en el oído de la rubia, tan suave, tan delicado, tan real.
Diana abrió sus ojos por un par de segundos, y pasó sus manos por el torso de la más joven para corresponder el abrazo.
" Te amo" eso fue lo que quiso decir, pero su boca permaneció cerrada.
El primer abrazo que recibió, desde ya hace más de diez años. No fue el último, tampoco fue la última vez que escuchó a Akko decir lo que sentía, pero fue la última vez que se contuvo. Y sus sentimientos, explotaron.
¿No les parece extraño terminar con un inicio?
25 de diciembre.
En aquel entonces sólo faltaban ocho meses. Para que el acontecimiento de los sentimientos descuidados de Diana Cavendish, llegaran a un final.
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Careless Feelings; Diakko
FanfictionDebo resaltar que esta historia es solo para quien no aprecie su vida.