T R A I N I N G.

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5. Entrenar.

Eso sí que le gustaba. 

Aprovechaba cada maldita clase para poder pulir cada una de sus habilidades de su particularidad y fuera de ellas siempre se encontraba formando su cuerpo con ejercicios. Amaba la sensación de mejora, hacía que se le subiera el ego -como todo en el mundo-. Y últimamente le estaban gustando los entrenamientos en compañía.

Las clases en la academia sí o sí le hacían trabajar con todos los bastardos que eran sus compañeros, pero Aizawa de repente habían reducido los grupos. Había tenido que pasar de trabajar con toda la clase, a grupos de cinco donde siempre elegía a los mismos idiotas, Kirishima por elección y Kaminari, Sero y Mina por obligación, de todos modos ya los soportaba más. Sin embargo, las clases que habían tenido anteriormente eran con parejas. Opcionales.

Kirishima siempre era su primera y única opción ya que era el único que podía explotarle la cara sin precaución de mandarlo a la enfermería, su particularidad le servía mucho en esos momentos.

A veces también solían entrenar fuera de clases. De vez en cuando pasaban a la casa de Bakugo que tenía una habitación dedicada especialmente para entrenar. Cortesía de sus padres al no querer que su hijo incendiara la casa. O al menos no más de lo normal ya que bastante desastre hacían su madre y él.

Asombrosamente Kirishima amaba ir a su casa. Y sus padres amaban que le llevara.

De un momento a otro parecía que querían al pelirrojo de hijo y no al que ya tenían.

  — Vinimos a entrenar, viejos metiches, ¡no a que le muestren mis fotos de niño a Kirishima!

Obviamente le ignoraban con un "y este era Katsuki con cinco años, amaba imitar a All Might, decía que quería ser como él a cada rato". Kirishima le encantaba eso, especialmente para burlarse de él en mitad del entrenamiento que ocurría como mínimo veinte minutos después. Gracias a eso Bakugo tenía menos piedad a la hora de pelear.

Una sonrisa ladina apareció en su rostro al recordar la vez que fueron a entrenar a su casa un día que sus padres no estaban. Eso significaba no fotos vergonzosas.

  — ¿Ah? ¿No están tus padres? Pero yo venía listo a escuchar historias del pequeño Blasty y su fanatismo por All Might.

Voy a matarte.

Ambos se dirigieron a la habitación que estaba prácticamente oculta y apartada por precaución. Dejaron sus cosas en el suelo y quitaron sus calcetines. Bakugo se quedó con buzo holgado y polera sin mangas negras. Kirishima estaba igual pero con una polera blanca que se veía vieja, siempre usaba sus peores ropas para entrenar ya que sabía que a causa de las explosiones terminarían destruidos. Ya lo habían comprobado.

Calentaron levemente antes de posicionarse frente a frente, rodillas flexionadas, puños alzados y en menos de cinco segundos ya se oían explosiones por toda la casa. Kirishima con su endurecimiento podía intentar contraatacar con golpes que Bakugo solía esquivar. Era un circulo vicioso hasta que uno de los dos empezara a flaquear y a pesar de haber ganado resistencia, en cierto punto era Kirishima el primero en quejarse por una explosión que logró alcanzarlo.

Ese día en particular Bakugo había intentado hacer otro movimiento, saltar con sus explosiones para ponerse detrás de su atacante y explotarle la espalda. Kirishima siempre solía esquivar ese movimiento, excepto por ese día. Lo supo al momento que había soltado un jadeo de dolor, pero en un momento de egocentrismo bajó la guardia lo suficiente como para que el pelirrojo se diera media vuelta, tomara su brazo y de un movimiento a otro lo había golpeado contra el suelo. Posteriormente se sentó en su estómago y con el endurecimiento en sus manos impedía que el rubio se moviera.

  — ¡Gané!

Kirishima le daba una amplia sonrisa y soltaba leves risas al ver el intento de Bakugo por soltarse, moviendo sus manos con desesperación y su cuerpo lo removía, pero el muy bastardo se quedaba quieto como roca y su sonrisa la mantenía intacta hasta que se quedaba tranquilo.

¡Quiero la revancha, bastardo!

— Si logras levantarte haremos la revancha.

Bakugo soltó un bufido antes de soltar un suspiro, sus manos a los lados de su cabeza ya no forcejeaban y Kirishima ya había detenido su endurecimiento. Pero por alguna razón ninguno se movía. Simplemente se quedaron ahí, mirándose fijamente.

De repente el ambiente se puso tenso y el calor aumentó más de lo normal por haber entrenado. Kirishima se relamió sus labios al sentir la boca seca y querer hablar, pero Bakugo no pudo evitar mirar atentamente sus acciones. Los nervios invadieron ambos cuerpos y el rubio comenzó a alzar su cabeza lentamente en dirección a la ajena.

¿Katsuki? ¿viniste con Kiri-... oh.— su madre había irrumpido en la habitación, ambos muchachos miraron a la mujer con sorpresa.— los dejo solos.

La madre de Katsuki desapareció soltando risas mientras llamaba a su esposo. Mientras tanto Bakugo y Kirishima se separaron rápidamente con los rostros completamente sonrojados. 

Hicieron un acuerdo mutuo en silencio de no comentarlo y continuar como si nada. Pero aún podía recordar perfectamente ese entrenamiento. El mejor que había tenido.

Sin embargo, era idea suya, ¿o de repente hacía más calor en el salón? 

10 Things that makes me happy || KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora