"Anémona"

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Buenas noches mis preciosas criaturas! Muchísimas gracias por sus comentarios, siempre las amaré.

Hoy es el tercer día de la MakoRin Week, y corresponde a la flor Anémona, que significa perseverancia. Un dato curioso, esta flor es de origen japonés.

Espero les guste el one-shot! en lo personal quiero que hayan muchos fics MakoRin, RinMako. 

Si se preguntan por qué los shippeo, pues es simple, leí las novelas y me enamoré de su relación.

Perdonen todos mis errores!

Disfruten de su lectura!

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La primera vez que se confesó, fue rechazado, tenían ocho años y la inocencia era lo que primaba en ese entonces.

—¿Por qué no quieres salir conmigo? —Preguntaba lloroso el niño de orbes escarlata a un confundido Makoto.

—Porque sólo los adultos pueden, además somos amigos, si empezamos a salir, dejaremos de serlo —Explicaba tratando de calmar a su amigo.

—Entonces, cuando crezcamos, ¿Sí saldrías conmigo? —Rin lo miró esperanzado, hace un tiempo tenía algunos sentimientos por el de hebras olivas, que no sabía describir, por lo que le preguntó a su madre, de qué trataban aquellos sentimientos y ella simplemente le explicó que era amor.

—Ah bueno... Creo que deberíamos ver qué pasa en ese entonces —Sonrió dulce como siempre, sintiéndose mal por haber rechazado al pelirrojo.

—Bien... —Se limpió las lágrimas y se dio la vuelta para ir a casa, miró unas flores de color blanco que crecían a un costado del camino, no eran muy llamativas, más bien sencillas, pero bonitas, cortó una de estas y antes de irse se la dio al pequeño de orbes esmeralda— Te lo volveré a preguntar para ese entonces —Dicho esto, se marchó.

Makoto sólo se le quedó mirando, meses después, Rin se había ido de Iwatobi.

Años después no esperó encontrarlo, totalmente distinto al niño entusiasta de aquella vez. No sonreía, no era amistoso, y sólo estaba centrado en competir. Rin había cambiado, todos se habían dado cuenta de esto, Makoto pensó que se le había olvidado el pasado, pues no le dirigía la palabra, y a penas lo miraba. Entendía que para el de orbes escarlata, ahora sólo era un perdedor, lo que le daba tristeza.

Quizás fue obra del destino, el que se encontrara con aquel lindo chico en una tienda, fue un poco incómoda la situación, simplemente sus miradas se encontraron y el silencio entró en acción. Makoto no sabía qué hacer, no le gustaba la tensión del ambiente.

—Tiempo sin verte, Rin —Saludó tímido, inevitablemente recordando la confesión de amor de un pequeño tiburón— Realmente me sorprendió cuando supe que te fuiste a Australia —Sólo recibía silencio por parte del otro muchacho. Suspiró, no iba a forzar las cosas, si Rin no quería hablarle, entonces no lo obligaría— Que tengas un buen día.

—Makoto —Se volteó ante el potente llamado, sus orbes escarlatas lo miraban frío, pareciendo unos infiernos congelados, se sentía algo intimidado, pero expectante, no sabía por qué esperaba que lo tratara diferente, más dulce, más como el Rin del pasado— Nos vemos en la competencia —Dijo saliendo de la tienda, encontrándose con las mismas flores que vio cuando pequeño, tomó una y la guardó, por supuesto que sus sentimientos no habían cambiado, seguían intactos, su amor aun perseveraba.

El tiempo pasó, se solucionaron todos los problemas y el de hebras rojizas había vuelto a ser como antes, y eso al de orbes esmeraldas le alegraba, dándose cuenta que siempre le había encantado aquel chico, le gustaba su forma de ser, el querer siempre superarse y apuntar a la cima, estaba muy agradecido con él al ayudar a Haruka, aunque nunca se imaginó que se lo llevaría a Australia. Y si era sincero, sentía algo de celos de Sousuke, al ser tan cercano a Rin, él también quería serlo, e incluso más.

Estaban sentados en la banca de una plaza, admirando el atardecer, hablando del futuro que estaba a la vuelta de la esquina. Rin miró aquellas flores que siempre le recordaban el amor que tenía por Makoto y su insistencia por estar con él, por lo que no lo pensó dos veces, se levantó y cortó una de ellas, eran Anémonas, hace mucho que había descubierto su nombre. Miró a Makoto quien en cuanto vio la flor entendió lo que iba a suceder.

—Makoto... —Estaba algo avergonzado, no importa si lo rechazaba de nuevo, volvería a intentarlo otra vez— Siempre me has gus... No, es más que eso —Se corrigió, acercándose al chico de hebras olivas, sentándose a su lado para mirarlo directamente a aquellos hermosos orbes esmeraldas— Siempre te he amado —Dijo sin titubear y serio, el sonrojo en Makoto era notorio, Rin lo miraba con mucha intensidad— ¿Quieres salir conmigo? Ya sa-sabes, ser mi novio —Terminó por decir, entregándole aquella bonita flor.

—Te irás a estudiar a Australia... —El corazón del dulce chico latía a mil por hora, de cierta forma estuvo esperando este momento por años.

—No me importa, aunque esté lejos, seguiré amándote, aún si me rechazas ahora, yo...

—Debo esforzarme, para que tengamos una bonita relación a distancia —Le sonrió, Rin se quedó en silencio tratando de procesar las palabras del de hebras olivas.

—Eso quiere decir... que, sí...

—Es un sí —Rio viendo cómo los orbes escarlatas se llenaban de brillo, le encantaba esa mirada— Aunque te extrañaré, cuando te vayas.

—Te llamaré todos los días, y cuando pueda viajaré... Te prometo ser el mejor novio —Makoto sólo sonreía, escucharlo tan feliz era como volver a ver al Rin de pequeño, y no podía estar más alegre por eso.

—Yo también lo prometo —Se miraron cómplices, entrelazando sus manos y disfrutando la cercanía del otro.

Ambos miraron aquellas flores que tenían en frente, sabiendo lo importante que se habían vuelto en sus vidas y en el amor.

MakoRin WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora