"Dalias rojas"

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Bien hermosas criaturas, ahora ya estoy al día, ya sólo quedan dos días de fics MakoRin, aunque ame con mi alma y es una de mis dos otp que más cariño le tengo, no suelo escribir mucho de ellos, así que disfruten de estos one-shot!! 

Las Dalias rojas significan ojos abrazadores. 

Gracias por sus comentarios!!

Perdonen todos mis errores!

Disfruten de su lectura!

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No es que se volviera tímido, simplemente ver a Rin lo congelaba por completo, cada vez que aquellos infiernos escarlatas lo miraban, sentía cosquilleos en su estómago, ¿Amor? Por supuesto que era amor, estaba enamorado de aquel pelirrojo. Trabajaba de medio tiempo, ayudando a hacer arreglos florales en una florería en el centro de Tokio. La verdad es que era un trabajo que le agradaba, conoció al pelirrojo en la universidad, las primeras palabras que cruzaron fueron sobre cuánto costaba un ramo de rosas. Al parecer Rin quería conquistar a alguien, pues cada semana pedía un ramo de diferentes flores. Sin embargo, hubo un día en el que se encontraba cerrando la tienda, cuando llegó, con el ramo que había pedido ese mismo día.

—Disculpa... ¿Puedo devolverlo? —Dijo cabizbajo, Makoto lo miró extrañado, por lo general siempre venía animado.

—Supongo que sí —Contestó tomando el ramo de amapolas— ¿Estás bien? —Preguntó algo cohibido, estaba preocupado por el evidente estado del chico de orbes escarlatas, además era el chico que le gustaba.

—No... —Subió la mirada mostrando cómo las lágrimas se asomaban para querer salir— Me rechazaron...

—¡¿Eh?! —Makoto no supo que hacer en ese instante, nunca había visto a Rin así, desde que lo había conocido.

—Ese idiota... —Se tapó la cara con su antebrazo, no queriendo que lo vieran llorar— Después de todo lo que hice.

—Calma... —El chico de hebras olivas quería consolarlo, pero no se atrevía a tocarle si quiera una hebra de su rojiza cabellera— Rin... Tal vez tengas otra oportunidad.

—¿Oportunidad? —Rin lo miró algo indignado, a lo que Makoto sólo se estremeció, sus infiernos escarlata eran capaces de demostrar las emociones con una intensidad única— Sousuke ya perdió su oportunidad conmigo.

—Sou... ¿Te refieres a Yamazaki-kun? —Lo conocía, todos en la universidad lo conocían, pues ha sido catalogado el chico más guapo y popular de ésta, entendía que Rin se hubiera enamorado de él, así que todos los ramos que pedía eran para aquel muchacho.

—Sí, ese idiota...

—Realmente lo es... —Se tapó la boca, había pensado en voz alta, siempre le ocurría en las peores situaciones— Quiero decir —Rin lo miraba atento, y eso le ponía los nervios de punta— Bueno... Digo, tú eres un buen chico —Sus mejillas comenzaron a arder, quería esconderse en algún lugar antes de que dijera cualquier cosa comprometedora— Y muy atractivo... —Bien, lo estaba elogiando, pero no era nada malo.

—¿Tú crees? —Sus ojos se conectaron, Rin había dejado de llorar y ahora sus orbes brillaban.

—Ah, sí... —Avergonzado al máximo afirmó, no supo que esas palabras serían el inicio de una linda amistad.

Se había hecho costumbre que el chico de orbes escarlata fuera a la florería a buscar a Makoto, caminaban juntos hasta separarse en la estación de trenes y también hacia la universidad. Cada vez que Rin se acercaba al muchacho de hebras olivas, este sufría un mini infarto, y es que estaba enamorado perdidamente de él, podía sentir que lo quemaba con la mirada. Fue un día en que, nuevamente pensando en voz alta, provocó la más especial de las situaciones.

Se encontraba arreglando un ramo de Dalias rojas, Rin lo acompañaba como solía hacer siempre después de clases. Estaban hablando cosas desinteresadas cuando un pensamiento le vino a la mente y lo dijo.

—Cada vez que veo estas flores me recuerdan a tus ojos —Su cuerpo se paralizó, pensando en lo idiota que era.

—¿A qué te refieres? —A Rin le gustaba escuchar las cosas que a veces se le escapaban al de orbes esmeralda.

—Quiero decir... El color se parece mucho al de tus ojos... Y es bonito —Está bien, ya se había avergonzado delante de Rin muchas veces. No importaba una vez más.

—Makoto... —Nuevamente aquella mirada intensa lo abrazaba por completo, se congeló cuando se le acercó.

—Dime... —No quería que su cuerpo temblara, pero le era inevitable.

—¿Por qué te sonrojas? —Sonrió, provocando más nerviosismo en el pobre muchacho.

—N-no es nada —¿Qué haría ahora? Su corazón palpitaba demasiado fuerte.

—Sabes, a mí también me gustan cosas de ti.

Y con eso, su amistad comenzó a ser más cercana, a Rin le gustaba hacer sonrojar a Makoto, y el de hebras olivas decía cada vez cosas más comprometedoras y vergonzosas. Iban caminando juntos hacia la estación de trenes después de clases, cuando Makoto decidió no ocultar más sus sentimientos. Hizo una parada en la florería, está bien si lo rechazaba, sólo no quería perder su amistad.

—Iré a buscar algo, ya vuelvo —Dijo nervioso, Rin sólo se encogió de hombros, ya lo encontraba común. Esperó unos minutos, miró hacia dentro de la tienda al ver que se demoraba, sólo para encontrarse con un ramo de dichas Dalias— ¡Rin! —Makoto estaba rojo, temblaba y estaba muy tenso—¡Tú... Me gustas mucho! —Se inclinó, entregando las flores y cerrando fuertemente los ojos, se repetía cada segundo que no importaba si lo rechazaba, mientras pudiera seguir siendo su amigo— E-está bien, no tienes que responderme ni nada, só-sólo quería decirlo, no es necesario que...

—Makoto —Lo interrumpió, tomó el ramo que los separaba, los orbes esmeralda sólo podían mirar la intensa mirada de Rin, quien le sonrió, y antes de cualquier reacción por parte del de hebras olivas, cerró su distancia con un beso.

Se separaron luego de unos segundos, Makoto estaba sin palabras, nunca se imaginó que Rin lo besaría algún día. Lo miró a los ojos, aquellos orbes escarlatas lo inundaban de demasiadas emociones.

—Me gustan estas flores, pero me gustas más tú —Dijo finalmente el pelirrojo, regresándole el aire al otro chico, quien sólo pudo suspirar.

Aquel día Makoto recibió más de un beso, y Rin, más que un ramo de flores.

MakoRin WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora