Cap 26. Cena para cuatro

4.1K 316 729
                                    



La noche otoñal no era para nada agradable para la chica que recorría las calles en soledad. Las cosas siempre le resultaban más fáciles cuando tenía menos brazos por mostrar al público, pero esa vez se encontraba con la mayor parte de sus brazos debajo de su gruesa gabardina con tal de protegerse del frío que se rehusaba a desaparecer. Odiaba esa sensación en su piel ¿Cómo podía vivir la gente con semejante clima permanente?

No importaba cuántas veces visitara el lugar, Muffet siempre encontraba un tanto desagradable el barrio de Snowdin. Tanta pobreza y frialdad en su entorno le era un tanto repelente, incluso la mayor parte de la gente que habitaba el lugar le era molesta. Pero claro que eso jamás lo comentaría abiertamente si no quería meterse en problemas.

Y más cuando su amor platónico era quien mantenía el mando del bajo mundo de esa zona.

Encontrar el lugar donde vivía la familia Gaster era casi imposible para los ojos inexpertos e ignorantes. La fachada en ruinas hacía que los humanos lo evitasen a toda costa por su inseguridad, y la magia repelente efectuada por ciertos seres monocromáticos, era más que suficiente para apartar a los curiosos que se atreviesen a querer entrar. Pero nada de eso era suficiente para detenerla de ingresar al establecimiento. Tener tantos ojos tenía sus ventajas y una de ellas era que no se trataba de un monstruo fácil de engañar. Ya muchos habían sufrido las consecuencias por haberlo intentado.

Sabiendo que sus seguidores la detectarían una vez que pusiera un pie en el lugar, se quitó el sombrero con sus dos únicos brazos descubiertos y dejó que la observaran en cuanto entró por la única entrada fácil de acceder.

-¿Razón de su visita, señorita? –De la nada tuvo al lagarto bajo de grandes ojos a lado de ella, cosa que la hizo sobresaltarse en gran manera por su voz tan fría e insensible. No importaba cuántas veces hubiera pasado por eso, nunca se acostumbraba a las apariciones repentinas de esos extraños seres. –Sabe que no puede venir a menos que se solicite de su presencia.

-Tengo algo que pudiera ser de su interés. –Contestó con el mismo tono friolento al sentirse incómoda con él. –Pero tengo que presentárselo en persona y sin la presencia de ustedes.

-Él decidirá eso.

Pidiéndole silenciosamente que lo siguiera, Muffet se acomodó su peinado en cuanto pudo liberar el resto de sus brazos al sentirse cada vez menos el frío en aquel lugar. Una vez que cruzaron la entrada de metal oxidada, se pudo contemplar el contraste tan drástico que era el interior a comparación de la fachada en ruinas que venía siendo en apariencia. Por dentro era como una cabaña elegante cuyas paredes resaltaban una gran cantidad de cuadros dignos de estar en un museo, pero no se comparaba con todo lo demás que decoraba toda la casa.

No pudo evitar sonreír tras soltar un leve suspiro. Él era tan sofisticado y elegante...

-Tendrá que esperar aquí, señorita. Llegó a la hora de la cena sin previo aviso. –Le indicó deteniéndose en seco.

-Es descortés hacer esperar a una dama. –Argumentó un tanto disgustada con la indicación. Tenía prisa después de todo. No sabía con cuanto tiempo contaba antes de que se dieran cuenta de su fechoría.

-Lo es más el venir sin ser invitada.

La arácnida se giró hacia donde había salido la voz varonil que tanto le fascinaba. El esqueleto de perfecto porte bajaba las escaleras mientras cerraba el posible libro que había estado leyendo y la observaba directamente. Ese semblante siempre le fascinaba, no importase lo frívolo que se tornaba en variadas ocasiones. Era casi como si pudiera analizarla con la simple mirada sin perder detalle alguno, razón más por la cual siempre procuraba ir lo más arreglada posible sólo para él, pero tal parecía que seguía sin tener el efecto deseado.

Flapper Florist (Mafiatale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora