Cap 108. Hermanos de ley

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Las mujeres eran complicadas a su manera, Lesser lo sabía de antemano. Pero ahora estaba ahí, dispuesto a soportar todos los gritos que su líder lanzaba cada vez que rompía algo con muy poca dificultad. Definitivamente se trataba de alguien muy fuerte y de temperamento muy confuso.

-¡Solo tenía que escucharme! –Exclamó Undyne una vez más, tras romper en el acto otra roca enorme que se había topado en el camino. Había sido un acierto haberla sacado de la mansión definitivamente. –Podría estar en peligro y él ni por enterado.

-Dudo que alguien como el Gran Don pueda estar en peligro. –Admitió Lesser mientras la seguía, manteniendo su distancia pese a todo. –No entiendo por qué es que te preocupa tanto el tema.

-Porque no es cualquier cosa lo que vi. Esa humana no es normal, es... una cosa rara. –No parecía ser capaz de describir aquello, como si no conociera las palabras adecuadas de algo que no tenía ni nombre para ella. –No pude detenerla de ningún modo. Y si eso está con la yakuza y los Gaster, quienes son sus enemigos... ¡Nyaaghh!

Ahora la observó romper un tronco con únicamente su cabeza, siendo de un modo algo figurativo que simplemente no podría hacerle entrar en razón por ahora. No obstante, Lesser continuó escuchándola, dejando que se desquitara con lo que sea que se atravesara en sus manos en cuanto no fuera con él de un modo no agradable. Y dado que habían tenido relaciones sexuales por casi dos días seguidos, sabía que así como era de agresiva con las cosas, también podía ser complaciente. Muy complaciente. Y aún no lograba entender por qué le había sugerido tal cosa de modo tan casual, pero no estaba para quejarse de eso. Le había gustado, y por la forma en la que ella había actuado, estaba muy seguro de que había sido algo mutuo. Así que oficialmente podía decir que se había acostado con su jefa directa, y que muy probablemente podría volver a pasar si solo era lo suficientemente paciente y atento para eso.

-No hay nada ni nadie que pueda derrotar al Gran Don, mucho menos una humana, por más anormal que pueda parecer. –Le recordó mientras esbozaba una tenue sonrisa para no verse burlón en ningún momento. –Y si se trata de alguien de la yakuza, mucho menos. Recuerda quién fue que liberó a la ciudad del tormento de ese grupo.

-Lo sé, pero tampoco creo que deba subestimarse el hecho de que está con los Gaster. Lograron escapar de la prisión de tal manera que generó alerta en toda la ciudad. Y si la humana con ellos es imparable cada vez que se le agrede, significa que han encontrado un modo de seguir una batalla por más fuerte que uno sea. –Pese a verse irritada todavía, por lo menos la anfibia se dignó en arrojar las cosas que había roto y recargarse en uno de los árboles que les rodeaban. El Gran Don tenía un enorme jardín como para tener esa clase de cosas. –Solo que no logro comprender cómo es que existe alguien así. Era como si... se hubiera vuelto una salvaje al tratar de matarla, o mientras más daño le hacía. No sé cómo explicarlo.

-¿Algo así como las amalgamas?

-¿Qué?

-Sí, las cosas raras que el Gran Don mantiene consigo, pero que son realmente creaciones de la señora Alphys.

-Eso ya lo sé. Lo que no entiendo es qué tiene que ver la comparación.

-Bueno, es que por la forma en que la describiste, me recordó a la vez que Dogamy y Doggaresa practicaron su técnicas con ellas. –Con ello logró tener su atención al grado de calmarla un poco más. –Por más que trataran de cortarlas, éstas se regeneraban tan rápido que no había herida alguna qué observar. Y cuando trataban de cortarles alguna pata o algo más, se volvían más agresivas al grado de ser una tarea imposible. Solo se calmaron cuando Dreemurr las llamó al haber observado lo suficiente.

Flapper Florist (Mafiatale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora