Quinta Avenida 1136 (Upper East Side, New York). Septiembre de 2019
You got a fast carI want a ticket to anywhere
Maybe we make a deal
Maybe together we can get somewhere
La canción favorita de Daphne sonaba en bucle entre las paredes del dormitorio, aun así, sin llegar a opacar el eco de las conversaciones que llegaban desde el piso inferior del lujoso ático, donde algunos invitados especialmente rezagados se resistían a aceptar que el velatorio tenía que haber terminado horas atrás.Tirada en la cama, con el vestido negro enredándosele en las rodillas y el maquillaje corrido a causa de las lágrimas, Brisa exhaló un bufido de fastidio. ¿Acaso no podían largarse de una vez? Ella no quería a decenas de desconocidos pululando por su casa, mirándola con lástima y dedicándole palabras compasivas que ni de lejos podrían llegar a llenar el enorme vacío que le atenazaba el estómago. No lo soportaba.
Tras aguantar casi una hora, se había escabullido escaleras arriba para atrincherarse en la habitación de su melliza fallecida.
Apenas una semana atrás, en ese mismo ático, Daphne y ella habían celebrado sus dulces dieciséis, junto con sus amigos del Midtown High, actuaciones en directo y catering de su restaurante italiano favorito... Ahora su hermana estaba muerta.
Ahogando un grito de rabia contra la almohada, extendió la mano hasta la mesilla de noche y agarró el mando del equipo de música para subir al máximo el volumen de la canción. Le daba igual molestar a los invitados, o que Teresa, la empleada de la casa, le echase la bronca más tarde. Solo quería dejar de oír, dejar de sentir, aislarse del mundo y dormir.
Con suerte despertaría al día siguiente y descubriría que todo eso no era más que una terrible pesadilla.
Y por un momento, creyó que lo había logrado. Porque cuando desenterró la cabeza de los cojines para ponerse cómoda, sus ojos dieron de lleno con la figura de su melliza, arrodillada sobre el colchón, frente a ella, luciendo tan perfecta como siempre, con su hermosa melena rubia cayendo en cascada sobre los hombros, su cuerpo de modelo enfundado en el mismo conjunto de Tommy Hilfiger que vestía el día de su muerte, y una mueca despreocupada y altiva adornando su rostro de muñeca.
Brisa se frotó los ojos con fuerza, casi haciéndose daño. Instintivamente tanteó con los dedos debajo de la cama, en busca de la botella de Bourbon que había hurtado del minibar de su padre un rato atrás, con la esperanza de que el alcohol ayudase a mitigar el dolor... En cuanto la tuvo entre sus manos, corroboró lo que ya sabía, apenas había llegado a probar un par de gotas, al primer trago se había percatado de que le repugnaba el sabor. Definitivamente, era imposible que estuviese borracha.
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Covenant » Peter Parker
FanfictionPara las mellizas Brisa y Daphne Keller no existía la palabra imposible. Criadas entre lujos y mimos creían que la vida siempre sería un camino de rosas. Sin embargo, su mundo perfecto se viene abajo cuando, pocos días después de su décimo sexto cum...