Capítulo 6

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Pov Blake

-En fin - dice la pelinegra soltando mi mano, su tacto era frío pero agradable- ¿me esperarás o no?- pregunta a Kate.

-Mmmm no lo creo - dijo Kate a lo que la pelinegra la miró mal - me voy con los chicos, se quedarán en casa asique cuando termines tu castigo, vuelven juntos - dijo subiendo al audi señalando a la pitufa y a mi - ¿si? - iba a quejarme pero no me dio oportunidad porque ya habían comenzado a conducir- Adiós, los quiero sanos y salvos en casa- dice sacando su cara por el vidrio haciendo una seña con sus dedos y sus ojos, como si nos vigilará; la enana le mostró su dedo favorito y giró en su eje para entrar de nuevo al colegio.

Suspiré y la seguí hacia el campo. Tomamos algunos rastrillos y bolsas de la habitacion del conserje y comenzamos a retirar las hojas, colocándolas en unos carritos rojos.

Luego de un tiempo me aburrí y me recosté sobre el césped a pensar en como estará Amanda, hace tiempo no la veo y ya extraño su increíble cuerpo en mi cama, debería llamarla ella estará encant...

-¿Qué carajos crees que haces?- pregunta la pelinegra asomando su cabeza sobre la mía con una expresión bastante molesta pero a la vez tierna. Algo no cuadra en esta chica, superficialmente se ve como una pequeña niña a la que puedes llevar sobre tus hombros pero cuando abre la boca BAM se desata el demonio - Levanta tu repugnante trasero y ponte a hacer algo, ya es bastante fastidioso tener que limpiar el campo contigo como para que no hagas nada- me regaña como si fuera mi madre, a mi nadie me da órdenes.

-No me digas que hacer - respondo dándole la espalda - termina tú de limpiar y vámonos que si estoy metido en este castigo es por tu culpa, lo menos que puedes hacer es hacer mi parte del castigo - digo sonriendo.

Esperé su respuesta pero nunca llegó. Esto me da mala espina, la enana se negaría a no matarme a puñetazos aunque le estuviera apuntando con una pistola. Me giré y miré todo el campo buscando su pequeño cuerpo pero no lo encontré. Esto me da muy mala espina. Estaba asustado, esta chica está loca ¿quién sabe que será capaz de hacerme? Me levanté rápidamente y camine hacia atrás buscando alguna señal de su presencia para luego salir corriendo hacia el gimnasio ¡Ni loco me quedaría allí siendo blanco fácil para su ataque! Entré y cerré las puertas.

- Ahora si, a salvo- dije suspirando

-Eso es lo que tu crees niño bonito - gire mi cabeza como la niña del exorcista y la encontré, allí, parada con pelotas de basketball a su alrededor y su encantadora sonrisa sínica. Si me llega a golpear con una estoy perdido. Me alerté enseguida y busque algo con lo que pueda protegerme, encontrando a mi derecha, las colchonetas. Oh dios benditas colchonetas. Rápidamente salte hacia ellas chocando con el duro suelo de madera, me quejé pero no tarde ni un segundo en rodearme de estas. A lo lejos escuché una carcajada, pensé que era de diversión, que le había resultado gracioso mi instinto de supervivencia y que me dejaría vivir. Pero no. Se acerco con una sonrisa burlona, maldad en sus ojos y una soga entre sus manos . Y antes de que pueda prever lo que estaba planeando, me encontraba atado con una soga, haciendo de mí un rollo de colchonetas. Me sacudí de manera salvaje pero no logre ni aflojar el nudo ¿cómo carajos podía dejarme inmovilizado con un par de colchones? En verdad tenia talento, la admiraría si no fuera yo quien corre peligro. Intente escapar por la puerta del gimnasio haciendo un movimiento similar al de un gusano.

-Ni lo creas poste de luz - dijo arrastrandome hacía el campo con una pala en su hombro. La maldita desquiciada me quería sepultar.

-¡¡AYUDA!! - grité a los 4 vientos pero nadie me oyó.

-Nadie vendrá a ayudarte cariño - dijo mientras terminaba de cavar un pozo muy profundo ¿en qué momento logró hacerlo? Esta chica es sobrenatural no me caben dudas.

-Por favor Astrid no me sepultes ¿si? Me portaré bien lo juro pero por favor me metas allí - dije suplicante

- Debiste pensarlo antes - dijo sonriendo cuál gato de Cheshire, arrojandome dentro del pozo y cubriendome con las hojas caídas del carrito rojo. En medio de la desesperación, comencé a removerme y pude sacar mi brazo. Con este libre, comencé a desatar los demás nudos. Astrid no lo notó y cuando se volteó para recoger más hojas, la tome por la cintura.

-Si yo caigo, tú caes conmigo preciosa - ella trató se seguir en la superficie pero solo logro que el cayera dentro del pozo.

- AUCH- gruño la enana al sentir mi peso sobre ella - quítate me aplastas - dijo muy cerca de mi cara haciendo que se sonrojara.

- ¿Qué pasa chiquita? ¿se te cambiaron los roles? Ahora yo tengo el control- dije sonriendo a lo que ella gruño y empezó a forcejear y a empujarme hacia arriba.

-Quítate simio sino parto a tu amiguito en dos en este mismo momento - dijo ya enfadada.

- Suena tentador pero quiero con vida a Dean - digo muy cerca de sus labios.

Noté que su respiración se volvía acelerada. Intente pararme pero no pude, el pozo era muy estrecho.

- Carajo es muy estrecho, no salgo - dije tratando de desatascar mis brazos de los muros de tierra. Ella trato de ayudarme empujando con sutileza y desesperación mi torso.

- A la mierda, debo salir de aquí ahora - dijo subiendo sus rodillas a su pecho e impactó sus pies en mi torso mandando al demonio la sutileza y sacandome del pozo, no me sorprendería si luego tengo tatuada la suela de su zapato en mi pecho.

Comencé a sobarme la zona de los pectorales mientras escuchaba como Astrid intentaba salir del pozo.

- Maldita sea, maldito pozo, maltido enanismo, maldito gorila, maldito mundo, maldito todo - susurraba mientras intentaba salir trepando las paredes de tierra. Claramente no tuvo éxito pues eran muy altas para ella. Sonreí victoriosos y pregunté :

-¿Quieres ayuda para salir de ahí muñeca? - ofreciendo mi mano.

- Me niego a tocas tus sucias manos - dijo cruzándose de brazos.

-Como tu quieras nena, me voy- dije dando media vuelta caminando hacia el automóvil.

-No puedo creer que vaya a hacer esto - se reprochaba a sí misma - OYE ESPERA- grito a lo que yo volví.

- ¿si?

- Qué esperas, ayudame zopenco.

- Esa no es forma de tratar a tu príncipe encantador ¿no crees pequeña? - dije sonriendo - hagamos un trato, tu prometes nunca más pegarle a Dean y yo te saco - Ella me miro con una ceja alzada y negó con la cabeza - entonces no hay caso, me voy en el Audi, nos vemos en casa de Kate - dije volteandome y saludando con la mano a la pitufa.

-¿A sí? ¿Y con qué llave piensas irte "príncipe encantador"? - había olvidado ese pequeño detalle, la miré con fastidio y me di un facepalm.

- Está bien princesita, andando-dije y estiré mi mano pero esta vez si la tomo, para mi sorpresa era extremadamente liviana, si bien era delgada pero no creí que pesará tan poco. Salió con una sonrisa triunfadora y se dirigió al audi.

Llegamos a la casa de Kate y tocó el timbre, la dueña de casa nos abre con una gran sonrisa que, al vernos se trasforma en una mueca.

-¡¡Pero que rayos les pasó a ustedes dos!! - dijo haciendo una mueca de disgusto y tapándose la nariz - y que es ese olor.

-Todo es culpa de la enana - dije largandole una mirada asesina.

-Encima de todo soplón - rodó los ojos - No tengo humor para esto, me voy a duchar - dijo y subió las escaleras. Tiene buen trasero, no sé como no lo vi antes. Dirigí la mirada hacia el frente y vi a una Kate muy enojada. Oh no, ya valí madres.

AstridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora