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Otra cosa que nadie sospecharía de los jötun era que a pesar de su apariencia salvaje y fiera eran muy cálidos en sus celebraciones.

La comida al principio le pareció un poco exótica, principalmente porque las porciones obviamente eran enormes para su persona, mientras los gigantes tomaban con facilidad una presa de las raras criaturas que yacían asadas en las bandejas Thor tendría que agarrarla con las dos manos como si de un lechón entero se tratara. Para su suerte y la de sus escoltas aquella gente pareció haber tenido consideración con ellos pues el alimento les fue servido en cortes finos y bien racionados a su tamaño. Nunca imaginó que ese extraño bicho con forma rechoncha de dos patas sabría tan bien.

Las frutas congeladas le llamaron la atención, tomó una que parecía una ciruela pues cabía de lleno en su mano pero al probarla tenía el inconfundible sabor de las cerezas, lo frío le daba un toque extra, Thor amaría tener varias de esas en las épocas de verano de Asgard para poder refrescarse.

Laufey había explicado que la música para cada celebración era única pues en cada una se dejaba todo a la improvisación a modo que sus intérpretes expresaran sus emociones al momento a través de los tambores y la flautas.

Vio de reojo a sus guardias, desde su lugar junto al trono del gobernate jötun y los vio sonriendo alegremente mientras intercambian anecdotas con los propios de Laufey y soltaban risas estridentes entre una y otra. Nuevamente comprendió que aquel pueblo no era lo que años se había estigmatizado que eran y de cierta forma agradeció no haber ido a la guerra a asesinar por puro odio infundado.

Todos estaban contentos, repitiendo porciones de alimento o rellenando las copas doradas con el dulce licor, hasta el mismo Dios del Trueno se había dejado contagiar por la celebración y ahora reía a carcajadas con un par de consejeros del rey haciendo bromas sobre su tamaño que en el pasado le habrían ofendido hasta los huesos pero ahora solo le parecían boberías de amigos que se molestan entre si.

De un momento a otro las flamas cambiaron su color iluminando el palacio en tonos anaranjados, la música se tensó más no bajó su ritmo bailable y aquello pareció llamar la atención de todos los presentes que volvieron la miradas al centro del salón que estaba levemente despejado, dandole espacio a algo o alguien.

Ahí fue cuando lo vio.

Moviendo las caderas hacia atrás y adelante con ritmo serpenteante, su cintura adornada con cadenas de oro con incrustaciones de varios colores resaltando aquella parte de su cuerpo, sus tobillos recubiertos del mismo material que tintineaban a cada paso dado al igual que sus muñecas cubriertas por numeroso brazalestes que bailaban junto a su portador a cada elegante movimiento de sus manos, su cabello negro caía hasta su cintura con unas cuantas trenzas entrelazadas con hijos de oro y plumas de aves coloridas, la piel azulada perfectamente delineada por las cicatrices natales y la pintura ancestral en su rostro resaltaba sus brillan ojos rojos. Era más pequeño que los demás jötun pero igualmente era el más hermoso que vería en su vida.

A cada toque del tambor las caderas parecían seguir el ritmo subiendo y bajando de forma estilizada, sus manos jugueteaban con los dedos atrayendo la atención a estos de vez en cuando para luego volver a mover las caderas con soltura.

Sus labios entre abiertos jadeaban sutilmente respirando con pesadez a causa del exótico baile, sus ojos se cerraban cuando un movimiento brusco lo ameritaba y se volvían a entre abrir cuando era necesario dejando ver los hermosos rubíes que poseía. Sus tobillos resaltaban por los dorados ornamentos a cada paso y su cabello negro se agitaba de lado a lado para luego envolverse con gracia en cada vuelta que daba la hermosa criatura.

Thor por un momento sintió vergüenza al ver, a quien supuso sería una bailarina, usando únicamente una tela suelta sobre sus caderas para cubrir su desnudez pero luego de prestar la debida atención notó que no era una mujer, era un varón. Un momento... ¿realmente era un varón?

Entonces tomó conciencia, en todo el tramo de su viaje nunca había visto a una hembra jötun, ni una sola mujer o algo semejante, todos hombres.. o a los mejor no... eso era, no eran mujeres y no eran hombres, eran jötun y ya. Algo en su mente hizo conexión y nuevamente volvió a pasar saliva al sentir la garganta seca cuando cayó en cuenta de que no podía apartar la vista de aquel joven cuya fina cintura se contoneaba mejor que cualquiera de las dondecellas de Asgard que hubiera visto.

Claro, ellos eran jötun, no hacían "cosas de mujer o de varón" ellos simplemente hacían cosas y punto.

Volvió su vista hasta el rey sentado a su derecha y vio esa mirada en los ojos rojizos, esa mirada que conocía muy bien, la de un padre que no está de acuerdo con lo que hace su primogénito pero de igual forma le enorgullecía.

Con fascinación volvió la mirada a la figura danzante frente a él y de buenas a primeras notó como uno de los bellos ojos del joven se cerró dedicandole un pequeño guiño antes de agitar las caderas candentemente al compas de los alocados tambores. Sintió su corazón dar un vuelco y los nervios le subieron a flor de piel cuando entre voces animadas y bromistas escuchó un "¡muy bien, Príncipe Loki!"

Príncipe...

Cómo pudo cruzó las piernas sin dejar de Laufey lo notara buscando una posición más comoda para soportar el resto de lo que sería una larga noche, sobre todo con la mirada del pequeño jötun cazandole sin piedad alguna.

Tribal Hot Dance - Thorki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora