VIII •

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—Y bien, ¿Qué tal las vacaciones? — Inquirí caminando a la par de ella

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—Y bien, ¿Qué tal las vacaciones? — Inquirí caminando a la par de ella.

Camilla se detuvo, volteó a mirarme, y me dedicó la sonrisa más cansada que le había visto.

—Pues, la misma mierda de siempre, ya sabes...— Se lamentó.

Su rostro se ensombreció tanto, que casi me lamente haberle preguntado aquello, lo último que quería era lastimarla.

—Creí que te habías ido a pasar el verano con...

—No hubo oportunidad.— Me interrumpió, alejando la mirada.

Me quedé en silencio, mirando su perfil. Era tan hermosa, así, fría y distante. No podía explicarme como alguien podría ser así de perfecto, sin intentarlo si quiera.

Notaba dolor en su rostro, dolor e ira, y no la culpaba, no podría, yo también me sentiría terrible de pasar algo así, de hecho, yo mismo me sentía furioso e impotente de no poder hacer nada por ella.

Sin embargo, aunque fuera egoísta, lo único que quería, que siempre había querido, era que ella se abriera conmigo, que me tuviera la suficiente confianza para contarme todo, tanto sus penas, como todo aquello que lograra hacerla feliz.

Pero no lo hacía, no importaba que tanto me esforzara porque ella confiara en mí. No lo hacía.

''No le interesas.'' Me decía Dante con frecuencia. ''Una chica interesada por ti, te cuenta hasta de qué color son sus bragas.''

Un poco ambiguo, lo sé. Pero no dejaba de repetirme que podía ser cierto.

—Cami...— Intenté nuevamente. — Si necesitas a alguien que te escuche, sabes que puedes contar con...

—No necesito tu compasión, Millan, ni la tuya ni la de nadie...— Me encaró con esas eternas perlas heladas. Sentí una presión enorme en el pecho.

—Lo sé, Cami, solo quería que...

—¡Camilla! — Gritaron a mis espaldas interrumpiendome. Giré la cabeza y me encontré con Paige y Mariane caminando a hacia nosotras con tanta velocidad como les permitían sus enormes zapatos.

Ambas venían vestidas igual, los mismos shorts, unas blusas blancas y las típicas chaquetas negras que las identificaban por toda la escuela. Parecía una especie de símbolo entre ellas, no importaba que usaran, las tres siempre llevaban una chaqueta negra tan característica, y tenían tan sometida a la escuela, que nadie más se atrevía a usarlas.

Camilla se quedó a mi lado, cambiando completamente su rostro, mirándolas tan inexpresiva como ella podía, casi como si las despreciara, tomó la chaqueta que estaba guardada en su bolso, se la colocó elegantemente sobre los hombros, sacó un trozo de chocolate y lo masticó lentamente mientras las veía casi correr con dificultad.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2020 ⏰

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