Extra

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-Papá, despieta. Tengo hambe-sentia unas pequeñas manos moverse por toda mi cara que buscaban despertarme. Como siempre Elizabeth era la primera en levantarse por las mañanas, con ella no necesitaba comprar un despertador.

-¡Dios mío, la bruja a embrujada al príncipe, y ahora dormiré para siempre!¡Si tan sólo existiera una princesa que pudiese darme un beso para despertar!-me removi un poco en la cama y luego me quedé quieto en una pose melodramatica. Sabía que a Elizabeth le encantaban este tipo de juegos, por ende, siempre que podía y tenía tiempo de estar con ella, trataba de hacer todo lo que ha ella le gustabá. Trabajaba en una empresa de venta y compra de atomoviles, y hoy, como nunca, tenía un día libre para celebrar el año nuevo con ella.

-¡Yo soy un pincesa!-como ya sabia que haria, senti sus pequeños y calidos labios posarse en mi nariz, en un beso tierno que hacia que todo lo malo en mi se esfumara.

-Pero si mi princesa se ve muy hemosa hoy-me levanté de la cama y la tomé en brazos, dándole mucho besos en toda su cara, provocándole cosquillas que la hacían reír alegremente-¿Qué quieres de desayuno?

-Quero paqueques, y cocholate caliente-muchos me decían que debía de enseñarle a hablar a mi hija, pero me parecía tan tierna la forma en la que hablaba, que preferiría que siempre hablase así, nunca me causaría de su mal hablar.

-Lo que tu quieras, princesa. Hoy puedes pedirme todo lo que quieras-ella pareció feliz con lo que dije, pues me mostro su hermosa sonrisa, mostrando una fila de diente bancos, en donde faltaba uno. Nunca me cansaria de decir esto, ella era y sería demasiado linda y tierna ante mis ojos. Comencé a cocinar enseguida, no quería gastar nada de tiempo inutilmente. Sentí el sonido de los pies de mi hija cuando se bajo de la silla en la que estaba, y fue a su cuarto. Después de que termine de hacer los panqueques y el chocolate caliente, llamé a Elizabeth a la mesa para que pudiese comer, en seguida sentí sus pequeños pasos correr hacia la mesa, apareció vestida con un lindo vestido azul, unas medias celestes y sus zapatos de charol. Se plantó delante de mi con las manos tímidamente posicionadas atrás de su espalda y un sonrojo en sus mofletes. Me extendió lo que parecia un regalo, envuelto en una papel de viejos pascueros-¿Para mi?

-Si, regalo de navidad y de cumpaños-me sentí feliz y a la vez me sentí culpable por no haber pasado la navidad con ella. Habri el regalo, era un dibujo de ella y yo tomados de las manos, viendo lo que parecía ser los fuegos artificiales, y el marco era de un  olor azul brillante.

-Es muy hermoso, gracias cariño-ella me sonrió complacida y se sentó a comer-¿La pásate bien con tu tía Mila y tu primo Yurio?¿Te gustó el regalo que te compré?

-Shi-me dijo con la boca llena, y luego tragó gracias al chocoate-A Yurio se le salió un tallanin por la naniz-reí tras su comentario. Le agradecía a mi hermana que cuidara de mi hija cuando trabajaba, pero aún así sentía que ella hacia mucho por mi, ella ya tenía un hijo y un hijo como Yurio era era como tener a cien hijos corriendo de allá para aca, además de que estaba casada. Ya era tiempo de cumplir con mis responsabilidades de padre, ajustará mis horarios en el trabajo.

-¿A donde quieres ir hoy?

-Al parque de ataciones.

-Entonces iremos allí. Iré a cambiarme de ropa, tu anda a colocarte tu abrigo-ella asintio entusiasmada y fue a su cuarto por su abrigo, mientras yo hiba al mio a cambiarme la pijama. Al poco rato no encontrábamos listos.

-Papa, tu bubanda.

-Y tu ponte gorro.

-papi, tus zapatos-me dijo entre carcajadas y es que se me había olvidado cambiarme las pantuflas.

-Tus guantes están descambiados-ella se miró las manos y sonrió avergonzada. Después, esta vez, de estar listos salimos de casa. Nos subimos al coche y nos fuimos al parque de atracciones, pero nos desviamos por el camino a comprar unos dulces. Pasamos toda la tarde subiendo de un juego a otro, comiendo golosinas y riéndonos de todo, le compré ropa, peluches, accesorios para su cabello plateado, y le compré algo que jamás hubiese pensado comprarle, un caniche, d color marrón oscuro y de abundante pelo. Por último nos subimos a la rueda de la fortuna, y con un poco de dinero extra, logramos que Makkachin, el perro, subiera con nosotros. Al bajar, Elizabeth se sentía feliz por haber visto la ciudad tan iluminada. La noche ya estaba presente y la ciudad estaba más llena que antes, seguramente para ver los fuegos artificiales. Mi hija estaba cansada y adormilada, la llevaba en brazos junto a todo lo que había comprado. Fui a buscar el coche, y senté a Elizabeth en su silla, en la parte trasera del auto, junto a Makkachin, me subí al volante y me dispuse a ir a casa, que quedaba bastante alejada de la iluminadas ciudad, internandose en el bosque. Cuando llegamos Elizabeth estaba profundamente dormida, así que supuse que no podríamos ver los fuegos artificiales, después de todo era una niña, no resistirá hasta las doce de la noche. Me adentre a la casa y le cambie la ropa para dejarla sobre la camas y taparlo con las frasadas. Mientras que yo me fui al balcón a fumar un cigarrillo, si fumaba, pero nunca delante de mi hija. Estube un buen rato viendo la oscuridad del bosque, y pensando en lo bien que la habia pasado el último día del año junto a mi hija, después baje mi mirada hacia mi antebrazo, delinee con la llena de mis dedos el tatuaje sobre mi piel, hace ya mucho que habia perdido la fe en encontrar a aquella persona que tuviera el mismo dibujo en su antebrazo. Mi vista se posó en la Luna, que no lograba iluminar nada en la oscuridad del bosque, los árboles estaban tranquilos pero hubo un movimiento en medio de estos que me hizo ponerme en alerta, habia un perro negro que estaba tumbado de lado al la orilla del camino. Apague el cigarro y baje las escalera, abrí la puerta y fui a ver al perro que al parecer estaba malherido, crucé el camino y lo que vi me dejo petrificado, no era un perro, era demasiado grande para serlo, era un lobo, un lobo negro que se mantenia sangrando desde un costado, su respiración era irregular y daba pequeños espasmos. Pero su olor, que debería oler a sangre y pudricion, era de un aroma atrayente, chocolate y vainilla. Mi cuerpo se movió sólo, tome al lobo como pude, lo adentre a la casa y lo recoste en la cocina, donde logre ver en su cuerpo un orificio, lo más probable de una bala. La bala no estaba tan profundo como esperaba, y para mi alivio, habia conseguí sacar el objeto con unas pinzas, vende como pude la herida después no supe que hacer, me quedé quieto, observando al lobo que ahora respiraba con más normalidad. Ese olor, ese aroma me estaba matando, era demasiado atrayente, de nuevo tome al lobo, subí al segundo piso y lo recoste en mi cama, ¡en mi cama! Ni a Makkachin le había permitido dormir en mi cama o en la de mi hija, y aquí estaba yo, trayendo casa un lobo salvaje. Suspiró cansado, cerré con llave la puerta de mi habitación, y fui a dormir  con mi hija, este año  ni el ruido de los fuegos artificiales había escuchado.

-Papa, Papa-sentí la dulce voz de Elizabeth llámarme-Papi

-Que pasa cariño.

-Hay un niño en la cocina, comiendo toras mis galletas-me tape mas con las cobijas, para finalmente sentarme en la cama y bostezar, hoy debía de ir al trabajo. Que sueño ¡Espera! ¡¿Niño?! ¡¿Que niño?!¡¿Y el lobo?! Me pare de la cama tan pronto que casi caigo al suelo, abrí la puerta con cautela, y allí lo vi, de espalda, comiéndose las galletas de mi hija.

-¡Oye tu!-este se sobresalto, y me miró. Unos lindos ojos cafés me miraban con nerviosismo, tenía una galleta en su boca, y un par en cada mano, entonces ese aroma a vainilla y chocolate llegaron a mis fosas nasales, y entonces lo vi, un perfecto lobo dibujado en su antebrazo, con una semi Luna sobre el lobo, perfectas líneas, era todo igual, no podía ser posible ¡Esto era real!

-H-Hola-una ráfaga de viento electrizante me rrecorio desde la cabeza a los pies, es como si hace mucho tiempo no hubiera escuchado esa voz, y estaba completamente seguro de que nunca había oído esa voz, quería llorar, me sentía extraño pero a la vez demasiado feliz que me daba miedo.

-¡Papa, tiene orejas, y cola tamben!-me fijé en lo que Elizabeth decía, y quede boquiabierto.

-Tu y yo, pareja de Luna, Mates.

-No puede ser.

Fin.

FELIZ AÑO NUEVO!!!🍸🎊🎉
ESPERO QUE TENGAN UN LINDO AÑO 2019, QUE TODOS SUS SUEÑOS Y METAS SE CUMPLAN, LES DESEO LO MEJOR DEL MUNDO.

SE LES AMA ❤💙💛💚💜

Unidos por la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora