Amor Imposible

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Tan hermosa y pura eras tú cuando te conocí, aquellos cabellos color azabache que bordeaban tu rostro encantaban a cualquiera que te miraba, simplemente una diosa perfecta.

Mi timidez era una desventaja, no sabía cómo expresar lo que sentía, cada vez que la miro me inundo en esos bellos ojos de luna que tienes en tu delicado rostro, lleno de ternura e inocencia.

Desde el primer día sabía que eras una chica muy dedicada con una belleza excepcional, me embelesaste desde tu primera mirada, pensé que era solo una simple admiración pero con el tiempo me di cuenta de que era algo más que eso; unos minutos de ausencia bastaron para darme cuenta y volver a la realidad de que lo nuestro jamás podrá pasar, estoy muy seguro.

Nunca pensé de que eso me podría pasar, desde que mi esposa se fue de mi lado la pasión en mí se apagó, no la volví a ver, el último día que nos vimos fue en la firma del divorcio, sentí como ella ansiaba que se llevara a cabo lo más antes posible esa firma; según ella yo ya no era el mismo de antes, nuestro amor se había apagado con el pasar de los años, ella quería ser libre, eso siempre decía. Después descubrí que ya tenía otra persona en su vida incluso antes de que nos separáramos, fui engañado en mi propia cara, en mi propia casa, por mi propia esposa.

La esperanza por un nuevo amor no llegó hasta que te  vi, me encantó ella en sí, no tengo más palabras para describirla.

Desde ese momento la comencé a observar, me conformaba con tan solo mirarla, hasta que ella se dio cuenta y tuvo una idea errónea pensó que era un acosador y pues ya se sabe la continuación, pero todo se esclareció con una mentira obviamente mía y la tempestad se calmó, bueno para los demás porque para mí aún continuaba.

El transcurso del año la veía desde las sombras un poco más discreto, aunque los últimos meses ella me empezó a observar e incluso hasta entablar una conversación conmigo pero esta vez sin decir nada a nadie, se podría decir que era como un secreto entre ella y yo, algunas veces cruzamos miradas desde lejos  pero fueron tan escasas que me dejaron las ansias por mas destellos de sus ojos; nuestra comunicación era de solo miradas, eso creo ya que no sé si ella trata de comunicarse o de que solo se dio cuenta de que la observo y tiene curiosidad o de que simplemente me ve como un padre, pero toda parte de la vida tiene un final y esa es el tiempo, llegó el final del año, su último año, nuestra última mirada.

Tu última fiesta, terminaste la preparatoria y llegas con un vestido rosa de encajes dorados con tus aretes de plata, se podría decir que en ese momento me quedé atónito como un estúpido, impactado por la belleza de una adolescente en plena noche.

Tú siempre fuiste muy reservada aunque siempre tan destacada, no tenías una vida social como las demás jóvenes, pero yo pienso que mientras tengas los amigos sinceros que son pocos a comparación de tener toda una masa que ni siquiera era verdadera; te lo dije un día al encontrarte llorando en el patio trasero, recuerdo esa conversación a la perfección, tú prestando atención con tus ojos rojos que aún estaban cubiertos de lágrimas y tu mirada dulce de una niña, tus ojos veían a un padre ejemplar, lo cual nunca fui ya que no tuve hijos, perdí el privilegio de sentir el amor paternal, mientras yo te veía como una mujer; a partir de este episodio comenzaste a contarme las cosas que te pasaban, lo que opinabas y lo que sentías.

Estabas tan bella como una estrella en medio del cielo, pero tan sola como la luna sin el sol; mirabas con envidia a las parejas que bailaban al ritmo de la melodía, pensando en la vida de los demás, anhelando tenerla, pero cada vez que recordabas que eras tú y que no podrías, una mirada de decepción se reflejaba en tu pequeño rostro de 17 años.

Un joven apuesto para su edad que estaba sentado a tu costado te comienza a hablar, lo conoces y al parecer ansiabas que te hablara, era el hombre que esperabas esta noche; te invitó a bailar con una sutil reverencia, el destello de tus ojos era notable tu emoción estaba a flor de piel y sin dudarlo aceptaste su galante petición.

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