-Tienes muchísima familia- susurra cuando ya han terminado de saludar a todos.
Lo presentó como su mejor amigo.
Pero Patricia les contó sobre cómo es que había llegado hasta donde esta parado ahora.
-Vamos a jugar con mis primos- toma su muñeca y lo jala hasta el patio trasero.
La casa de la abuela es enorme, y tiene dos jardines muy lindos.
Todos están concentrados en uno jugando a las traes de un lado al otro, inundado el lugar en gritos y carcajadas.
-Nosotros también jugamos- grita Joel
-Atrapa Maite- responde un niño antes de seguir corriendo.
-Ella es Maite- susurra el rizado señalando a una niña de suéter rosa.
-¿Tengo que correr de ella?- pregunta el ojiverde, nunca había jugado.
-Si ella te toca, te tocará a ti corretear a los demás hasta que toques a uno- avisa antes de que ambos corran en direcciones opuestas.
Para ser la primera vez en jugar, Erick podía escabullirse de una manera impresionante.
Se podría decir, que resultó victorioso, porque nunca lo atraparon.
Nunca se había divertido tanto con otro niños. Se perdió de mucho.
-Eres bueno Erick, deberías de venir algún día a mi casa- lo abraza un niño como de la edad de Joel.
-Si Joel quiere, tal vez podamos ir- se encoje de hombros con una sonrisa.
-Si, si, pero ahora vámonos- toma su brazo y lo aleja de él.
Le molesta que lo toque. Él es su amigo, solo de él.
Claro que no va a dejar que su primo Peter se le vuelva a acercar.
Todos se reúnen en la mesa para comer de todo lo que se a reunido.
Acostumbran llevar varios platillos cada pequeña familia, y se comparten entre todos.
Mientras la abuela prepara el clásico pavo que hace cada Navidad.
Al ver tanta comida diferente, el pequeño ojiverde se emociona de una manera que impacta a Joel.
-¿Qué te sirvo Erick?- susurra Patricia.
-L-Lo mismo que a Joel, por favor- responde apenado.
No va a decirle que quiere de todo lo que hay.
-¿Porque dejan que se siente en la silla? Puede ensuciarla, viene de la calle mamá- hace una mueca de asco.
Todos se quedan mirando a Emanuel, el hermano mayor de Joel.
-Eres un grosero- le da una cachetada su padre.
-Erick, no... ¿Erick?- se angustia Joel, y sale a buscarlo.
Lo ve caminar rumbo a la calle, y corre para alcanzarlo.
Antes de que pueda ir más lejos, toma su pequeña mano y lo detiene.
-Sueltame Joel, voy a ensuciarte. Solo soy un niño vagabundo- las lágrimas no dejan de salir.
-Mi hermano es un estúpido-
-Usaste una mala palabra- lo mira con asombro.
-Es la verdad. Porque no tiene ningún derecho de tratarte como le parezca, eso no debe ser así- se acerca más a su cuerpo.
-M-Me dolió lo que dijo- murmura secando sus lágrimas.
-De ahora en adelante, yo te voy a cuidar para que nadie más te haga daño- espeta haciendo un juramento.
Sin ninguna duda, besa los pequeños labios de Erick, que forman una sonrisa.