El nuevo niño de al lado

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Un martes cualquiera, cuando Jinyoung volvía de clases, vio un auto rojo estacionado frente a su casa –lo cual era extraño porque ellos no tenían automóvil–.

De la cajuela de este, una mujer delgada y muy pálida, bajó dos maletas medianas.

Jinyoung se consiguió una mejor posición para tener vista plena de lo que sucedía.

Había un niño; un chico de más o menos doce años, de cabello rubio cenizo, con un suéter amarillo que le quedaba grande por todos lados.

La mujer y él tocaron a la puerta de su vecina, la señora Kim. Pensó que se trataría de algunos parientes lejanos que venían de visita o algo parecido, pero la efusión con la que la mujer abrazó al chico y la furia en el rostro de ambas mujeres mientras charlaban le denotaban que ahí sucedía algo más.

El chico entró a la casa, arrastrando las maletas, mientras que las señoras continuaron hablando en la entrada. Claramente no era una visita de familiares.

Sin embargo, su mamá le llamó y Jinyoung tuvo que entrar a su casa dejando incompletas sus deducciones.

Esa misma noche, una extraña luz se coló por la ventana de su habitación. Jinyoung tenía persianas pero nunca las cerraba ya que del otro lado solo había una habitación que sus vecinos utilizaban de bodega de mil y un cosas.

Jinyoung se asomó por la ventana y vio a sus vecinas, la señora Kim y su hija KinHya dos años mayor que él, moviendo todo lo que había en ese cuarto-bodega.

Tardaron cerca de tres días en sacar todo. Y tres días más pasaron pintando las paredes, reparando un hueco en la pared del tamaño de un balón de básquetbol, destrabando la ventana y acomodando nuevos muebles; todo bajo la atenta mirada de Jinyoung.

Parecía como si estuvieran haciendo una nueva habitación.

Entonces comprendió que el chico que había visto hacia una semana era quien se estaba mudando a la habitación frente a su ventana.

...

El chico se acomodó en lo que sería su nueva habitación, en su nueva casa con su "nueva" familia.

Para este punto, Yugyeom ya no esperaba recibir noticia alguna sobre su padre. Tenía claro que no lo vería de nuevo en mucho tiempo y que había perdido toda su vida anterior.

Su nuevo cuarto lo confirmaba. Tenía cuatro nuevas paredes, pintadas de un sobrio azul que le dictaban que ese era un nuevo capítulo en su vida.

A pesar de todo, intentó sobrellevarlo con buena cara y dar lo mejor de sí mismo para seguir con su vida como si nada hubiera cambiado.

Ser positivo.

Aunque resultaba bastante difícil, observando todo lo que había en su nueva habitación: una cama nueva, con sábanas extrañas, una lámpara antigua, una cómoda con tallados y un espejo grande encima.

Y una ventana.

Yugyeom adoraba ver al cielo, porque siempre era el mismo cielo estés donde estés. Nunca te abandona. Así que la ventana era esencial para él.

Volvió de la ventana su rincón favorito en toda la casa y pasó las siguientes tres noches y tres días observando al azul cielo.

El cuarto día una voz le sorprendió con la mente dispersa entre las nubes y le hizo pegar un brinco y golpearse con el marco de la ventana profiriendo un quejido, murmurando una maldición al objeto y sobándose la cabeza.

I Got (7) New RulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora