De ventana a ventana

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Fue una ola de pensamientos confusos la que invadió la cabeza de ambos chicos después de que de la boca de Jinyoung saliera aquella propuesta improvisada.

—Te invito al cine.

El rostro del mayor se calentó tras razonar lo que acababa de decirle al muchacho desde el marco de su ventana.

Y antes de poder articular una disculpa, una excusa o cualquier otra cosa que los desviará del incómodo momento, Yugyeom aceptó la propuesta.

Llevaban meses conociéndose, haciendo charlas cortas desde sus ventanas encontradas o conversaciones sin sentido que podían extenderse más de la cuenta, incluso hasta que alguno de los dos cayera dormido.

Yugyeom estudiaba en el mismo colegio en el que el cursaba la secundaria, solo que el menor apenas terminaría el primer grado y Jinyoung esperaba impaciente a que llegara julio, y con ello, su graduación.

Sin embargo, un día festivo les había evitado la molestia de asistir a clases en viernes. Jinyoung llevaba desde una semana antes hablando sin parar sobre lo que él definía como 'la película del siglo' y no podía esperar para verla de inmediato.

En otras circunstancias, Jinyoung hubiera optado por ir solo al cinema, comprar un solo boleto, sentarse alejado de todos y comerse un bote de palomitas con extra-mantequilla sin nadie a su alrededor, por eso estaba desconcertado consigo mismo cuando de su boca salió inconscientemente una invitación para Yugyeom. Más tratándose de la película que estuvo esperando por semanas.

Su subconsciente lo traicionó.

Aunque debía admitir que el chico rubio le caía bien; él no era como el resto de sus "amigos". Con Yugyeom podía ser él mismo.

Jinyoung lo invitó por lo que él pago las entradas para ambos, pero Yugyeom no lo dejó pagar por las palomitas, era su forma de compensar que lo haya invitado.

Entraron a la sala diez minutos antes de la hora en que comenzaría la proyección y buscaron los asientos perfectos para disfrutar de la película.

Y durante una hora y media, Jinyoung sintió algo extraño en su pecho, una calidez distinta a todo lo que conocía.

Por primera vez en sus quince años de vida, Jinyoung sintió que tenía un amigo.


...


Tras su escapada al cine, Jinyoung y Yugyeom comenzaron a verse más que como simples vecinos, y a conversar no solo a través de sus ventanas, separados por dos metros de jardín.

Su amistad creció, y el cinema a siete calles de sus casas se volvió cómplice de ello.

A pesar de la diferencia de edad, ambos se sentían cómodos estando con el otro. Se ayudaban en momentos difíciles y se divertían siendo imbéciles entre ellos.

Pasaron los días, las semanas y los meses. Jinyoung se graduó de la secundaria e ingreso a la escuela media superior más cercana, pero, a pesar de que no estaban juntos en horas escolares y que el horario del mayor se complicó más, seguían siendo vecinos, amigos de ventanas y siempre que podían, escapaban a ver la película más interesante en cartelera.

Se volvió un ritual y un medio de escape para ambos chicos. En especial en momentos tristes como cuando Yugyeom perdió en la competencia de talentos de secundaria por equivocarse en un paso de su coreografía, o cuando Jinyoung se peleó con algunos compañeros de su colegio por 'motivos insignificantes', o cuando la hermana mayor de Yugyeom tuvo un accidente automovilístico camino a su universidad...

No había nada que una película y un bote de palomitas no resolviera.


...


La amistad entre niños casi siempre es sincera pero conforme llega la madurez los pensamientos cambian, y con ello, casi siempre las amistades se pierden o se cambian por otras.

A Jinyoung y Yugyeom no les ocurrió esto. La madurez no desintegró su relación ni las hormonas su cordura.

Ambos crecieron, a ritmos distintos pero siempre conscientes de que cambiaran o no, seguirían siendo amigos y nada podría afectarlos. Lo prometieron de pequeños y lo seguirían cumpliendo hasta ancianos.

Fue por ello que, a la edad de 17 años, Jinyoung tuvo la confianza suficiente para contarle a su amigo sobre su sexualidad.

Jinyoung lo tenía claro, le gustaban los hombres, incluso estaba interesado en un chico asiático-americano de sus clases de baile, pero tenía miedo de aceptarlo.

Tenía miedo de pocas cosas, esta era una de ellas. La soledad que puede conllevar la homosexualidad.

Sin embargo, confiaba en Yugyeom y en qué era lo suficientemente maduro para entenderlo.

Le gustaban los chicos, lo entendía perfectamente, incluso había conocido a un tipo mayor que decía lo mismo cuando él tenía diez —pero no lo volvió a ver después de la boda de su padre con su novia japonesa—. También comprendía que era difícil para Jinyoung abrirse con sus sentimientos y por ello sentía una enorme necesidad de apoyarlo en todo.

Incluso le contó sobre el chico que siempre molestaba en sus clases de danza, aquel con ojos de cachorro que sentía una extraña necesidad de mirar. La primer persona que le gustó, se lo confió a Yugyeom sin dudar y este quiso ayudarle a conquistarlo, ingresó al mismo grupo de danza que su mayor. Yugyeom amaba bailar por lo que fue como matar a dos pájaros de un tiro, haría las dos cosas que más le gustaban: bailar y ser buen amigo.


...


Con la entrada de Yugyeom al mismo grupo de baile que Jinyoung y Mark, logró tres cosas: la primera, ser el mejor de la clase en tiempo récord y volverse el favorito de su maestro coreógrafo; la segunda, causarle celos crónicos a Mark por la cercanía tan confidente con su nuevo platónico; y la tercera, haciendo lo contrario a lo que quería, logró que Jinyoung superara su enamoramiento adolescente por Mark.

Logró el efecto contrario a su plan original, pero aun así, eso hizo que Jinyoung volviera a estar feliz.

Y por consecuencia, Yugyeom era feliz.

Por otro lado, estaba Mark, quien no estuvo feliz. Jinyoung lo quería, creció con esa idea durante más de un año y medio, tiempo suficiente para crearse sentimientos iguales por Jinyoung.

Él lo hizo gay, se robó su atención de un momento a otro y discretamente. Era una injusticia total el que llegara un niño rubio y se lo quitara.

Al principio, Mark odiaba a Yugyeom, odiaba verlos hablando tan fluido sabiendo que a él le costaba un día entero para sacarle una sola frase.

Odiaba verlos cerca, queriendo ser él quien lo abrazara y que Jinyoung lo invitara a él al cine cada fin de semana y no a ese niño.

Al principio lo odiaba, pero conforme creció comprendió, que nada pasaba entre ellos, nada íntimo al menos. Solo eran amigos y Mark aún tenía posibilidad, solo debía acercarse a Jinyoung.

Pero Jinyoung desapareció sus sentimientos por Mark, las hormonas que años atrás lo hicieron llenar sus páginas con dibujos de él, su teléfono con fotos suyas y sus sueños con sus brazos rodeándolo, todo desapareció.

Se volvió un flechazo adolescente para él.

Aunque eso no detuvo a Mark en su cruzada.

Así es como llegaron a la rutina cotidiana de sus vidas como adultos jóvenes.

Como un grupo de amigos peculiares, Jinyoung y Yugyeom eran amigos desde la 'infancia', además de vecinos. Yugyeom y Mark se volvieron buenos amigos —aunque el último no había superado sus celos—, se llevaban bien. Y Jinyoung y Mark, pasaban el día siendo cortejado y rechazado, respectivamente.

Eran amigos peculiares con historias peculiares entre ellos, pero les agradaba así.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2019 ⏰

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