Paciencia

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"La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces."
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Gaara, el hijo menor de Rasa y Karura Sabaku, había aprendido mucho en los quince años que habían pasado luego de la desgracia que había azotado a su familia. Junto con sus dos hermamos mayores habían iniciado una empresa que se dedicaba al sector energético, estaba teniendo mucho éxito y los ingresos era más de los que nunca habían visto en sus vidas. Con todo lo que habían logrado Kankuro y Temari creyeron que eso era suficiente para salvar el honor de su padre y su familia, pero para Gaara eso no era suficiente, necesitaba una venganza, una de verdad. Pero hasta ahora nunca se le había ocurrido un cómo ni un cuándo y era hora de planear las cosas.

Cuando empezaron a generar buenos ingresos contrato un detective para saber sobre los malditos Uchihas. De esa investigación descubrió que Madara y Fugaku eran hermanos que habían heredado esa gran empresa. Madara nunca se caso ni tuvo desendencía por lo que con su muerte desapareció toda su existencia. Claro está que siempre será recordado por el gran fraude que encabezó. Por el contrario Fugaku contrajo matrimonio con Mikoto Uchiha y de esa unión nacieron dos hijos, Sasuke e Itachi Uchiha. Lo interesante es que un año antes de que Uchiha Corp. se declarará en bancarrota Mikoto e Itachi desaparecieron del mapa, como si se los hubiera tragado la tierra.

Intrigado por este hecho y con mucho dinero en mano, le pidió al detective investigar a fondo. Grande fue su sorpresa al recibir una carpeta bastante gorda, con reportes médicos y policíacos. No pudo evitar desconcertarse y sentir una gran pena con las fotos que los documentos contenían. Una mujer de cabellos y ojos negros, con piel blanca como la nieve, opacada por moretones y sangre. Mikoto Uchiha era víctima de su propio esposo, trato de denunciarlo a la policía pero había sido ignorada. Leyó todo lo que había ahí, ella finalmente fue escuchada por alguien, alguien que estaba dispuesto a dar pelea por ella contra Fugaku Uchiha, empresario multimillonario e importante, que era respaldado por políticos a los que patrocinaba, ese alguien fue Minato Namikaze, un reportero de un importante periódico que saco a la luz y de manera indirecta una nota que hablababa sobre el tema, sin nombres pero que era claro para quien leyera que el 'golpeador millonario' era Fugaku Uchiha.

El detective había puesto dentro del contenido de la carperta dos artículos, uno el que había escrito Minato, otro él que hablaba sobre su misteriosa muerte en un accidente de tránsito, dos semanas después de haber sido publicado el artículo.

Encontró un reporte que le había escrito el detective, donde narraba lo que había ocurrido después de eso. Mikoto fue sometida a la paliza de su vida, paliza que fue interrumpida por su hijo mayor, Itachi, que se reveló contra su padre. No salió ileso de aquella pelea, lleva una marca en el rostro que le acompañará hasta el final de sus días así como la satisfacción de haber salvado a su madre de las garras de ese monstruo.

Actualmente viven en un pueblito, con poca gente, con otros nombres, pero sin miedo.

Y vió fotos de una Mikoto sonriente y un hombre como de su edad, de cabello negro y largo con un parche en el ojo acompañándola. Al parecer Fugaku había clavado una navaja en el ojo de su hijo, por entrometerse.

Cerró la carpeta y se recargo en el respaldo de su gran silla de cuero negro, no podía hacer víctimas de su vengaza a esos dos, ellos ya habían pasado por un infierno y habían sobrevivido. Sintió que el peso sobre sus hombros nunca desaparecería. Quizá tendría que esperar diez años más a que saliera Fugaku y encargarse de él, de una vez por todas.

A la semana de aquello, el detective fue a verlo. Tomó asiento frente a él, sobre el escritorio puso una carpeta, más delgada que la anterior y le sonrió --Al parecer el menor es igual a él-- ¿Fraudulento? Pensó Gaara. Grande fue su sorpresa al encontrar varias fotos de una joven de cabellos rosas, ojos verde jade y piel blanca. Conforme avanzaba con las fotos, noto sus ojeras y suéteres largos tratando de cubrir algo. Había fotos tomadas desde un buen ángulo mientras ella estaba en su casa y notó los moretones en piernas y brazos, incluso había una de ella llorando. Gaara dirigió sus hermosos y desconcertados ojos al detective --Él también la golpea-- el detective asintió --Es su esposa Sakura Haruno, huérfana y sin lugar a donde ir-- el pelirrojo siguió observando las fotos --Y eso no es todo, tiene una hija-- dijo el hombre tendiéndole una foto de la pequeña.

--No pude hablar con la esposa, casi no sale de casa y cuando lo hace parece que le tiene miedo hasta el aire. Evita a los hombres y solo saluda por mera cortesía. Me parece que Uchiha la tiene bastante controlada.-- dijo cruzándose de brazos, ver a esa mujer le había dado lástima.

Gaara se quedo pensativo en su lugar, meditando su próximo movimiento. Parece que su venganza no tendría que esperar más tiempo. --¿Qué hay de Uchiha?--

El hombre frente a él carraspeo --Estudio contaduría y actualmente trabaja para un despacho, uno grande. Sin embargo él y su familia viven en un pueblito a las afueras de Pensilvania, un pueblo chico donde todos saben de todos. Sin embargo lo único que se habla de él son cosas buenas, de un hombre respetable.--

Gaara se le quedo mirando --Deidara, ¿no es así?-- el hombre asintió --¿Te produce algún sentimiento esta situación?--

Era un hombre rubio, que no se veía demasiado mayor sin embargo parecía tener mucha experiencia en esto y no había mejor prueba de ello que el trabajo que le había entregado.

--Rabia-- dijo sin titubear.

Gaara sonrió, su venganza más bien sería justicia y todo el tiempo que había esperado para deshacerse de la carga en sus hombros habría valido la pena.

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