Frente a frente

1K 119 4
                                    

Dejo la empresa a cargo de sus hermanos, alegando que quería vacaciones. Compró boletos para Canadá pero en realidad viajó a Pensilvania donde se encontraba el despacho para el que Uchiha trabajaba, tal como Deidara había dicho, era grande e importante.

--Sabaku, Sabaku Gaara-- le dijo la secretaria, intentando ser coqueta. --El señor Senjū lo recibirá-- el pelirrojo asintió y la siguió a la oficina.

Tuvo una charla bastante agradable con ese hombre, su excusa para entrar era que necesitaba los servicios del despacho en una empresa que se dedicaba a la exportación de alimentos, lo cual no era del todo mentira, uno de sus recientes socios había estado pidiendo recomendaciones para contratar un contador y una empresa Auditora.

Alguien toco la puerta, el señor Senjū lo dejo pasar --Uchiha Sasuke, uno de nuestros mejores elementos, no sé qué haríamos sin él.-- lo alabó.

Gaara no pudo evitar mirarlo a los ojos, verde contra negro, sus ojos eran fríos y amenazantes. Que todos lo alabaran y saber lo que escondía le causaba repulsión. Sasuke le tendió la mano y a él no le quedó otro remedio más que estrecharla --Sabaku Gaara-- le dijo con una voz tétrica.

Hashirama Senjū soltó una gran carcajada --No sean tan serios, dado que trabajaremos juntos-- Sasuke asintió y le dio unos papeles para luego retirarse.

--Sólo espero que no heredara los hábitos de su familia-- atacó el pelirrojo.

El hombre frente a él se puso serio --De ninguna manera, Sasuke se ha esforzado mucho para estar aquí, es muy respetado, un hombre de familia con una esposa y una hija que lo adoran-- le dijo en un tono una tanto rudo.

Gaara quería soltar una carcajada, una grande. Haría que este hombre se tragara sus palabras. --Claro ¿No era lo que todos pensábamos sobre su padre y su tío?-- no espero respuesta --Espero que no nos decepcione-- se levantó  de su asiento --Afinamos detalles después-- quería evitar un debate absurdo, uno que le revolvía las entrañas.

Al salir de la oficina lo volvió  a ver con una mujer pelirroja bastante encimosa, parecía que el no solo golpeaba a su esposa sino que también la engañaba, no pudo evitar ver despectivamente a ambos, la mujer sólo se sonrojo y él solo sonrió de lado.

Luego fue a al pequeño pueblo, listo para conocer a la gran estúpida que había permanecido con él a pesar de los golpes, a pesar de todo... estaba listo para arrebatarle todo a Sasuke Uchiha, su reputación y su familia.

--Lo siento-- una pequeña vocecita interrumpió sus pensamientos, cuando volteo a ver de donde provenía, observó unos grandes ojos verde jade, opacados por unas grandes ojeras. Habían chocado cuando ella salía de una tienda de lo que parecía ser una librería. No pudo creer la buena suerte que había tenido de encontrar a su presa por mera  casualidad.

--No hay problema-- trato de sonreír, pero su boca solo reflejo una línea retorcida. --Te ayudaré con eso-- dijo mirando al suelo, donde habían quedado regados algunos libros. Ella tragó grueso y las manos le temblaron. Si Sasuke veía aquello sin duda no saldría nada bueno de ello. --Frankenstein-- murmuró el pelirrojo al tomar uno de los libros en el suelo. Ella asintió --Uno de mis favoritos.-- le contestó ella. --También es de mis favoritos... el monstruo no es el monstruo-- habló más para si mismo. Sin embargó ella lo escuchó perfectamente --Son los humanos-- le dijo. --Gracias por tu ayuda-- tomó todos los libros y empezó a caminar lejos de ahí, ese hombre, tenía unos hermosos ojos agua marina.

¿Cómo iba ella a saber que ella era parte de su plan?

.
.

La paciencia suele agotarse cuando tienes a tu enemigo tan cerca.

¿Qué tan mal tienes que estar para esperar por años una venganza? Gaara comenzaba a desesperarse, había estado en ese pequeño pueblo por dos semamas, observando a los Uchiha. Tenían una rutina. Sasuke salía desde las 7 am a su trabajo que quedaba a una hora en auto y llegaba a las 8 pm sin falta. Excepto los viernes que llegaba en la madrugada, mucho más tarde de lo habitual, quizá para estar con la pelirroja de la oficina.

Sakura había salido dos días a la semana, una para ir al supermercado y otra simplemente para pasear a su hija. Parecía indicar que el día para atacar sería el viernes, quizá se culparía por no haber vuelto a casa temprano o quizá estaría aliviado de haberlo hecho. Pero perdería a su familia y esperaba que también su reputación.

Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora