Por primera vez en mucho tiempo KyungSoo se permitió socializar con las personas, hablar y sonreír hasta que su boca se sintiera seca y las mejillas le dolieran de tanto hacer aquel gesto.Todos en ese lugar eran realmente cálidos y el conversar con ellos parecía aliviar incluso la mayor de sus preocupaciones. A pesar de que KyungSoo nunca había sido fanático de los niños, ya que no sabía cómo tratarlos. Durante su infancia la mayor parte del tiempo la pasó con adultos, por lo tanto, su relación con los niños había ido decayendo poco a poco.
Pero ChanYeol, por el contrario, sabía qué hacer y cómo actuar con cada uno de los pequeños, sabía hacerlos reír sin parar y dibujar una impecable sonrisa en sus rostros.
Fue ahí cuando KyungSoo vio al verdadero Park ChanYeol; uno alegre, despreocupado y juguetón. Uno que hablaba y reía sin importarle que su jefe apareciera en cualquier momento y lo reprendiera por no estar haciendo su trabajo. O que mantenía una conversación amena sin tener que ser cortado abruptamente a los cinco minutos.
ChanYeol, sin duda, era un gran tipo. Y cuando él y JongIn se unían ambos hacían un equipo espectacular, razón suficiente para hacerle saber por qué eran los preferidos por los niños. Especialmente JongIn; él tenía ese encanto que le decía a KyungSoo que sería un buen padre en el futuro y, probablemente, un esposo bastante amoroso.
«Él es lo que ChanYeol necesita, lo que la familia Park necesita a su lado».
De un momento a otro, sus pensamientos dieron un gran giro y KyungSoo se vio a sí mismo comparándose con él. Y es que, en su mente, nunca llegaría a ser como JongIn; alguien que les prometía un bonito futuro para el menor de los Park y que no dejaría corazones rotos a su paso. Porque, aunque KyungSoo prefería no pensar en ello, no podía evitarlo cada vez que alguno de los infantes le preguntaba si la siguiente Navidad lo volverían a ver. Pero para ser un cabrón, era un cabrón con suerte ya que, afortunadamente, siempre había algo que lo salvaba de responder esa pregunta.
KyungSoo suspiró.
Y justo ahí, en medio de todo ese revoltijo de emociones que ChanYeol le había provocado; su ronca voz lo trajo de vuelta a la realidad. Escuchó el suave sonido que producía la guitarra tras ser tocada ágilmente por sus dedos y automáticamente una sonrisa apareció en su rostro al reconocer la canción infantil. Aquella que solía cantarle a su pequeña caniche cuando tenía diez años, antes de que esta falleciera debido a la edad.
Yo soy tu amigo fiel, yo soy tu amigo fiel.
Y si un día, tú te encuentras lejos muy lejos de tu lindo hogar
Cierra los ojos y recuerda que yo soy tu amigo fiel.
Sí, yo soy tu amigo fiel.A través de todo y de todos, como si sus ojos fueran un par de imanes, la mirada de ChanYeol llegó hasta él, quedándose ahí mientras cantaba el resto de la canción. Segundos después, él le sonrió y KyungSoo en respuesta amplió su sonrisa.
El ruido de los niños aclamando por otra canción hizo que ChanYeol regresara su atención a ellos. Los complació cantando otras dos canciones antes de que llegara la hora de repartir los regalos y, finalmente, la hora de marcharse.
• • •
—Y... ¿Te gustó verlo de nuevo?
Preguntó KyungSoo, "desinteresadamente". Acomodó las almohadas nuevamente en medio de la cama para después sentarse y mirarlo atentamente desde su lugar.
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Cásate conmigo [ChanSoo]
FanfictionPark ChanYeol había trabajado para Do KyungSoo durante los últimos 3 años como su asistente. Y esos habían sido los 3 años más duros de toda su vida, pues el joven Do, no era precisamente una perita en dulce. Con un problema de por medio difícil de...