6:28 pm
Las clases habían terminado alrededor de las 4:30 esa tarde, y desde entonces me había encontrado mas perdida de lo que lo había estado en la mañana, no hablaba con Camille desde entonces, y mucho menos había hablado con Cameron. Eran las únicas personas con las que había mantenido una conversación de mas de 3 minutos, recordé a Emma, la chica humana con la que compartía habitación, a ella no la contaba porque, honestamente solo había cruzado algunas palabras con ella.
Me encontraba caminando por el vestíbulo cuando vi a Derek, el chico de cabello oscuro que se había sentado junto a mi el día de la presentación, en una de las ultimas clases la Profesora Marie, le había llamado la atención unas 5 veces, casi que lo enviaban a detención, pero el parecía divertirse haciéndola enojar.
El empezó a caminar junto a mi con una sonrisa divertida en su rostro, era mas alto que yo, y si no fuera por su actitud, cualquiera a simple vista podría considerarlo un...Emo, o algo por el estilo, empezaba a notar su cierta adoración por el color negro.
- Creí que me odiabas -dijo el mientras me miraba-
- Odiarte? De que hablas? -le pregunte confundida-
- Si, bueno -el río- el día de la presentación, ya sabes...Creí que me matarías con la mirada o algo así. -ambos reímos-
- Oh lo siento! -le dije apenada- no quería que sintieras eso, es que...-pensé un poco- no lo se, no estaba de muy buen humor.
- Lo entiendo -el hizo una mueca- Estamos en Azkaban, quien podría estar de buen humor? No me sorprendería ver a los Dementores rondando en las afueras de esta prisión uno de estos días.
Ambos soltamos una carcajada mientras entrábamos al gran comedor.
- Buena imaginación Derek. -le dije y el río nuevamente-
- No estoy imaginando. -se puso serio- los Dementores vendrán, y nos mataran a todos.
- Puedes recordarme algo? -pregunte y el asintió- Recuérdame esconder todas las películas y libros de Harry Potter que tienes.
Ambos reímos nuevamente, y nos formamos junto con otros chicos y chicas que estaban en la línea para tomar su comida, mi estómago ardía, había pasado casi todo el día sin probar ni agua, había ocupado mi mente en tantas cosas ese día que había olvidado por completo alimentarme, podía escuchar a mi padre en mi cabeza diciéndome una y otra vez: "Mal echo _____" .
Cuando por fin logramos tomar nuestra bandeja con comida, nos sentamos en una mesa cercana a una de las grandes ventanas del comedor, estaba nevando, tal y como lo había dicho en la mañana. Derek hablaba animadamente sobre el lugar en donde el había nacido y lo que había sucedido recientemente en su vida, había nacido en New York, y sus padres lo habían obligado a venir a Connecticut, para "encarcelarlo" en Hoffman, la conversación dio una extraña vuelta y terminamos hablando sobre su mascota, un hámster que tenia los ojos de diferente color.
Me había regañado a mi misma por haber pensado en Derek como un mal chico, solo le faltaban algunos tornillos, y tenia algunos problemas como todo el mundo, pero fuera de eso era realmente amable y divertido. Había hablado un poco sobre mi, no demasiado porque temía dar información demás, Derek jugaba con la manzana que tenia en sus manos y yo miraba de forma distraída alrededor del comedor. Pude ver a Cameron a unas cuantas mesas de nosotros, sentado con unos chicos y tres chicas rubias que no dejaban de acomodarse el cabello, se veía bastante fastidiado, el subió su mirada e instantáneamente aparte la mía y sentía como mis mejillas ardían. Era tan tonta.
- Que? Que tienes? -pregunto Derek curioso-
- No es nada, me estoy volviendo loca. -el rio fuertemente-