2.

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Llegué a casa y me quité el abrigo. Llegué a mi cuarto nuevo y cerré un poco las cortinas, me fui desabrochando la camisa que llevaba y fui acariciando mi cuerpo mientras me desnudaba. Cuando estaba sin ropa ante el espejo mi mano derecha fue bajando por mo vientre hasta llegar a mi zona erógena, y apreté y froté.
Luego me metí en la ducha y me corrí dándome placer con la presión del agua.
Me sequé y tomé una decisión, iba a follar con mi jefe.

Suena rebuscado, pero no lo hago por mi puesto, soy secretaria, a mucha honra, él es joven, está bueno y le intereso.

Por las mañanas va al mismo gimnasio que yo, luego se cambia en los vestuarios y va a la oficina.

Empezaré una amistad con él en el gimnasio y luego lo llevaré a mi cama, le pondré mis condiciones y tendremos sexo.

Su nombre es Candy, 1.78 pelo negro oscuro y rizado, ojos negros, labios rosados y deliciosos, una espalda grande y muy interesante y un culo bien firme y redondo.

Mi plan empezaría el Lunes. Hoy tendría una fiesta

SÁBADO

Me puse un vestido rojo ajustado a mis curvas y mis pechos, me pinté los labios coral y maquillé mis ojos ligeramente para que no fuera nada muy potente. Mi pelo lo dejé suelto y rizado.
Estaba realmente sexy.
Llegué a un bar con mis amigas
{se encuentra a Candy}

Empezó a mirarme bastante y yo sonreí.

—Candy, te voy a contar un secreto
—Dime preciosa
—Estoy frustada, me doy placer a mi misma, pero quiero tener sexo con alguien, quiero hacerlo contigo, y, nada tiene que ver con el trabajo.
—Vámonos

Fuimos hasta su casa en taxi, me cogió de la mano todo el trayecto.

—Así que quieres que te folle.
—Sí, y bien.
—Josephine... te deseo mucho...
—Hagámoslo.
Se acercó a mi y puso su manos en mi cintura, empezamos a besarnos profundamente. Besaba muy bien, sus manos apretaron mi culo y me pegaron contra su erección.
—hummm—dije.
—voy directo.
yo asentí, sería salvaje, normalmente me controlaba un poco para hacer la situación más calmada pero le deseaba.
Apretó las nalgas de mi culo contra él y solté un gemido. Sus manos quitaron la cremallera de mi vestido y me lo bajó.
Quitó mi sostén y empezó a masajeat mis pechos.
Ya en su casa me llevo hasta su cuarto y me dejó en la orilla de la cama. Yo abrí mis piernas y él miró descaradamente através de ellas.
Se arrodilló ante mi y me subió el vestido hasta la cintura y pegó su cara a mi sexo, olió y suspiró contra el y luego me miró a los ojos.

—¿De verdad me deseas?
Yo, que estaba muy excitada solo quería que me tomase ya. Pero al percibir su tono de voz serio me puse yo también seria.

—Sí, quiero que me hagas tuya, aquí, ahora, como tú quieras, te quiero dentro de mi Candy.

—No, Josephine. Deveras que te deseo pero eres mi empleada, y dado que tú no quieres detenerte lo haré yo, no solo te juegas tu puesto, también yo el mío.

—No quiero nada comprometido Candy, solo sexo casual. cuando queramos.

—Lo siento Josephine.

Hablamos más del tema y luego me fui a mi casa frustrada. No entendía porqué si él me deseaba y yo le deseaba a él no podíamos follar.

Llegué a mi casa y me metí en la ducha, cogí la alcachofa de la ducha y me masturbe hasta que tuve tres orgasmos. Realmente quería a Candy. El Lunes tendría que seducirle. Quería acostarme con él.

JosephineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora