Linda no entendía nada. No comprendía cómo él podía seguir absorto en limpiar tan tranquilo cuando lo único que llenaba la mente de ella era la sensación de aquellos besos sobre su cuerpo, recordados como caricias cálidas a causa de la ropa que estuvo de por medio.
Y luego el contacto sublime y desnudo de sus labios contra los suyos. Capaz de hacerla temblar de solo pensarlo.
—¿Thiago?
—¿Sí? —contestó sin dejar de pasar el trapo húmedo sobre las baldosas de la vitrina que guardaba un juego de vajilla viejo.
—Quería... quería decirte que me ha gustado bastante la sesión de esta mañana.
Se giró con una pequeña chispa de interés en su mirada.
—¿De verdad?
Linda asintió.
—Y... estaba pensando en que podríamos repetirlo. Más seguido.
Thiago parpadeó varias veces, sin esperárselo.
—¿Cuántas tareas dices que tengo que hacer?
Linda soltó una risa ahogada y bajó la mirada.
—Me refería a tenerlas... sin condiciones de por medio. Independientemente de las tareas que hagas o dejes de hacer.
Entonces Thiago dejó caer el trapo.
—¿Lo dices en serio?
Linda relajó los hombros.
—Creo que sería buena idea dar nuevos pasos entre nosotros. Y como ya te voy conociendo ahora un poco, quisiera intentarlo...
Thiago se lanzó abruptamente sobre ella para aprisionar sus labios. Y de la misma manera, se separó en cuestión de segundos.
—Lo siento. No me has dicho si las sesiones podían ser al azar.
—Da igual... está bien así.
Thiago lucía satisfecho. Abrió la boca para hablar, pero acabó cerrándola sin más.
—Tengo que seguir con lo que hacía —dijo volviendo a su trabajo como si nada.
Al llegar a la noche del día siguiente, Linda se removía inquieta entre las sábanas sin poder dormir. Thiago le prestó atención en cuanto mencionó el asunto de los besos entre ellos, y después de aquello, fue como si volviese a la misma frialdad de antes.
¿Por qué sentía que algo no andaba bien?
Y tanto le inquietaba la duda, que hasta fue a la habitación de Thiago para hablar con él.
—¿Sucede algo? —le preguntó al verla.
Linda pasó dentro sin esperar invitación y se sentó en la cama. Thiago volvió a hacerle la misma pregunta, ella no contestó; no hasta que él estuvo sentado junto a ella.
—¿Me estás ignorando?
—¿A qué viene esto ahora?
—Ayer después de... la sesión, estuviste frío conmigo. Te mencioné... bueno, lo que te dije en la cocina, y luego volviste a ponerte distante. Y hoy también estuviste distante todo el día. ¡Y no sé lo que te ocurre!
Thiago suspiró, pero dentro de todo, parecía aliviado.
—Tú me dijiste que te estaba agobiando mucho, y dejé de hacerlo. ¿Acaso no estás feliz?
Linda frunció el ceño.
—Te lo decía porque no quería que me hicieses más comentarios incómodos, no por no decirme nada en absoluto. Pensaba que estaba olvidado. Lo hablamos y tú estuviste bien.
—Estuve bien, porque al principio pensé que de verdad estaba siendo muy insistente y eso te molestaba. Sin embargo, luego se me ocurrió volver a hacerlo mientras estabas tan ida en nuestra sesión de besos... y no te molestó recibir esos comentarios en lo absoluto.
La cara de Linda adquirió un tono granate que le llegó hasta las orejas.
—Sin embargo, si te los digo en un momento cualquiera o te lo tomarás a broma o tratarás de restarle importancia. Y creo saber porque es.
—¿Por qué?
—Porque no te aceptas a ti misma —le respondió—. Y por eso no quieres ni oír lo que te digo, porque no quieres autoconvencerte de algo que crees que es una mentira.
Linda se quedó muda, pero no esperó que Thiago le levantase la barbilla obligándole a mirarlo.
—Aun así, no te preocupes, Linda. Tú me enseñaste a hacer muchas cosas, sin importar el esfuerzo que necesitaras; y yo no desistiré hasta que aprendas a verte con mis ojos. Aunque solo pueda intentarlo en aquellos momentos en los que estés más dispuesta a interiorizarlos.
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Y si fuera... ella
RomanceÉrase una vez un hombre que buscaba desesperadamente a su mujer soñada; hasta que un día, se dio cuenta de que la mujer que realmente deseaba en su vida, era otra completamente diferente a la que tenía en mente. Código de registro en Safe Creative:...