JHOAN
Cuatro semanas después
- ¡Liz! Ven - Grito desde la sala
- ¡Ya voy! Solo dame un segundo
Seguidamente escucho sus pasos en la escalera para luego verla entrar en la sala, agito mi mano en señal que se acerque
- ¡Mira! ¡ya nacieron! - Digo emocionado mientras observo como la labradora que encontramos en la calle hace una semana alimenta a sus cachorros que acabaron de nacer
- Es hermoso - Dice Liz e intenta acercarse más, pero la detengo y esta me mira interrogante
- Las mamás cuando tienen sus cachorros son muy sobreprotectoras, es mejor que no te acerques mucho por precaución no quiero que salgas lastimada - Le explico a lo que ella asiente mientras observa la escena
Me quedo mirándola, ella es tan hermosa. Lleva dos semanas viviendo con nosotros después de salir del hospital en el que duro cinco largos días, ella fue trasladada a una casa de acogida mientras mi padre lograba el permiso para que viviera con nosotros, pero eso solo será hasta que se realice el juicio que es en dos días es ahí donde se definirá todo.
Estoy demasiado asustado no quiero alejarme de Liz, ella se ha vuelto en una de las personas más importantes de mi vida. La miro sonreír mientras le toma fotos a los cachorritos y ese simple gesto hace que mi corazón comience a latir con fuerza, camino los pocos pasos que quedan y entonces tomo su mano derecha que sostiene la cámara y la giro, no le doy tiempo de reaccionar pues lo siguiente que siente son mis labios succionar los de ella, la beso como si fuera la última vez y en este gesto le quiero trasmitir lo mucho que ella significa para mí, acaricio su cabello mientras ella entrelaza sus brazos alrededor de mi cuello, solo puedo sentir sus suaves labios y su delicada lengua rozar mis dientes, su sabor y su aroma me hacen sentir en el cielo, la amo tanto que no creo que ella tenga idea de la magnitud de mis sentimientos. Me separo un poco rompiendo así el beso y con mis dos manos acaricio su bello rostro, nuestros ojos se conectan y un suspiro amenaza con salir.
- Te amo, mi hermosa - Ella me sonríe y en sus ojos aparece ese brillo tan especial que me hace sentir tan privilegiado, dejo un beso en su frente y la estrecho en mis brazos en un fuerte abrazo
- Sé que estas nervioso por el juicio, pero tranquilo estoy segura que todo saldrá bien
- Tienes razón, todo estará bien - Digo en voz alta mientras trato de confiar en mis propias palabras
***
El día del juicio llego estoy sentado junto a mi madre en el gran auditorio, al frente de nosotros se encuentra sentada Liz junto a mi padre que está haciendo la labor de abogado, al lado derecho está el señor Albert Wood junto a un señor alto y delgado que creo debe ser su abogado. Los nervios están a flor de piel miro mi reloj de mano y esté marca las 10:15, un pequeño suspiro sale de mis labios el juez encargado lleva quince minutos de atraso y cada minuto de espera en una tortura.
- Cálmate cariño -;Dice mi madre a mi lado - Estoy segura que el juez no demora en llegar - No le respondo nada solo asiento con mi cabeza - ¡Ey! mírame - Hago lo que me pide - Todo estará bien, yo confió en tu padre él es el mejor - Estoy a punto de responderle, pero el ruido de una puerta abriéndose llama toda mi atención.
El juez hace su acto de presencia, da un breve discurso disculpándose por la tardanza a la cual no le pongo mucha atención y luego da un golpe con su martillo de madera dando así inicio al juicio.
Los primeros en hablar son la parte acusada, por lo que el señor Albert hace su declaración en la cual lo único que hace es acusar a mi padre ser un entrometido y de dar un mal juicio hacia su persona.
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Te Conocí
Teen FictionLizzy con solo 15 años, comienza a descubrir un nuevo mundo donde debe superar sus inseguridades y enfrentarse a lo que más teme "su padre". Acaba de mudarse, llega a un nuevo vecindario, está asustada pues entra a un nuevo Instituto, pero al poner...