«Su cabello llegaba casi hasta la mitad de su espalda. Liso y con un color castaño que, a veces, podía ganar tonalidades rojizas. Los flequillos del costado de su cabeza los llevaba amarrados en un listón en la parte posterior de ésta, dejando sólo por delante los flequillos rectos que cubrían su frente. Poseía rasgos finos, nada toscos. La palidez impoluta de su piel resplandeciendo junto con los irises plateados que observaban todo con calma, siempre apacibles. La misma mirada que ahora se concentraban en lo que hubiese del otro lado de la ventana, mientras permanecía sentado en el alféizar de aquella habitación silente y de paredes blancas, en donde lo único que había era un sillón en un rincón y en el centro un majestuoso piano, igual de blanco que todo en aquella habitación. La voz que se deslizaba desde su garganta era más bien fina, a pesar de ser un hombre. Y cuando cantaba, todo a su alrededor terminaba en sosiego; como si su alma pudiese obtener el control hasta de la más salvaje e indomable fiera. Siempre pacificador. Puro y etéreo.
Apoyado en el vidrio álgido de la ventana, él tarareaba. Apartado totalmente del mundo, siempre solo.
Tendría entre unos veinte, seguramente un poco más.
—¡Uah! —Un golpe sordo interrumpió su canturreo. Casi saltó de su lugar por la sorpresa, dejando caer su mirada plateada en la persona que estaba de cara al suelo en la entrada de la habitación, con un gólem dorado volando en círculos encima de él.
—Ne-Nea... has vuelto —balbuceó un poco avergonzado, preguntándose si es que esa persona le había estado oyendo desde hace rato o acababa de llegar— ¿te encuentras bien? —Se aproximó a él, ayudándole a ponerse de pie mientras éste se sobaba el mentón luego del golpe. Cuando sujetó el brazo ajeno, no pudo evitar sonreír. Poder tocarle de esa manera y tenerle así de cerca le hacía sentir feliz y aliviado.
Había vuelto, estaba a salvo y junto a él, de nuevo.
—Tú... eres tan sincero. —Oyó decir al recién llegado, haciendo que el otro apartase su mirada de él fugazmente—. Por lo menos podrías fingir que no estabas tan preocupado por mí.
Como respuesta a aquellas palabras, Nea acabó recibiendo un abrupto codazo en sus costillas.»
Cuando volvió a abrir los ojos, las plumas que se asemejaban a copos de nieve continuaban descendiendo parsimoniosamente, acariciando el aire con delicadeza en movimientos acompasados para acabar siendo parte de las otras muchísimas plumas que descansaban en el suelo, rodeándolo todo. Como un esplendoroso sueño de fantasía.
Lo que había visto era solo un fragmento de aquella memoria pérdida a través del tiempo. De lo que había sido y quién había sido en el pasado.
Solo una pieza, de muchas, de aquel rompecabezas.
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Neah x Allen || Broken by || Ray
FanfictionQuiero dejar claro que esta historia no me pertenece, ni la historia ni los personajes. Derecho de personajes a "Katsura Hoshino" Derecho de la historia a "Ray"