II.

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En la mañana en la que desperté temprano para hablar con Mamá sobre esto, varios recuerdos atacaban mi mente de los momentos en que Mei y yo fuimos felices, también cuando planeábamos ser felices sin importar lo que nos dijeran, pero ella siempre estaba ocultando algo... nunca lo logré deducir y no le di importancia. Hasta que, al fin Mei había dejado una carta.

La leí y terminé en total llanto, me preguntaba el por qué, «¿Qué hice mal? Sí todo era así ¿Por qué Mei lo dejó fluir? Sabiendo que esto pasaría», desde que dejó la carta hace medio año, los días han sido muy pesados. No ha habido momento en el cual le piense a Mei, en la escuela finjo que no duele cuando todo esto me está matando, no creí que tener la ausencia de Mei me afectaría tanto, la cama es fría sin ella y la casa está más sola que de costumbre.

Haciendo eso de un lado me acercaba a la mesa de casa, era muy temprano, Mamá estaba haciendo el desayuno.

-¡Ah Yuzu!- Mamá me miraba algo sorprendida.

-Sí Mamá, decidí levantarme temprano para hablar contigo- Acariciaba a Kuma-goro.

Era el último día de Sara y Nina en casa; así que, fui a acompañarlas a la estación.

-Ya casi es hora de que nos marchemos, ¡Gracias Yuzu!- Sara sonreía.

-¡Sí Yuzu, muchas gracias! La pasamos bien- Nina igual correspondió.

-Eh, por lo de Mei...- Sara bajó la mirada. -Lo siento, no pude ser de gran ayuda-

-Eso no es verdad- Tomé un mechón de su cabello -Desde que Mei se fue, pensé que tenía que hacer algo, pero estos pensamientos solo seguían clavados en mi cabeza. Hablar con ustedes, ayudo a despejar mi mente. Gracias por escucharme, ahora me siento mucho mejor-

Les sonreí de una manera tan dulce que ya ni siquiera notaba mi tristeza por la ausencia de Mei, avisaban que el tren de Sara y Nina estaba a punto de salir.

Les acompañé al anden de su tren, nos despedimos calidamente abrazándonos como las grandes amigas que somos y unas cuantas lágrimas.

-Sí vuelven a visitarnos, asegúrense de avisarme otra vez, ¡Cuídense!- Me despedí haciéndoles señas mientras abordaban su tren.

Salí de la estación, mis latidos eran muy fuertes se escuchaban como un tambor, respiré profundamente, me di unas cuantas palmadas en la cabeza y caminé directo a casa.

El día se fue como agua, demasiado rápido que ni siquiera lo noté, Mamá hizo de cenar(Que por cierto estaba delicioso).

-Gracias por la cena- Recogía los platos de la mesa. -Mamá...-

-¿Dime?- Mamá lavaba los platos.

-Esta mañana, te dije que quería hablar algo contigo- Bajé un poco la mirada.

-Sí lo recuerdo- Mamá enjuagaba.

-Hay muchas cosas que necesito decirte- Apreté un poco las manos, mi ansiedad era enorme.

-Entiendo- Mamá sonrió -Entonces haré un poco de té-

-Bueno,um...- Tartamudeaba cuando Mamá servía el té, además tenía mucho nerviosismo -Lo que tengo que decir, podría angustiarte, pero yo quiero que entiendas... que... Es sobre Mei, yo... yo-

-¡Yuzu! Mamá me interrumpió. -Está bien, solo di lo que se te venga a la mente, tómalo con calma-

-Sí...- Respiré profundamente para tranquilizarme y contarle todo

Pasaron como dos horas hablando con Mamá de lo que sentía por Mei y todo el embrollo sobre la ruleta rusa de mis emociones.

-Ya veo- Mamá me miró.

"Bittersweet Memories"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora