Capítulo VIII.

265 23 0
                                    

Todo lo que había ocurrido durante la cena, fue tan rápido que no lo noté. Es más, estaba comiendo con mamá y papá, pero miraba por fuera cómo la noche se adueñaba de la ciudad, las estrellas vestían la noche acompañadas por la luna en su fase de cuarto creciente. Divagaba mucho sobre lo que había pasado en todo este día, la mañana con mi pesar de mi alma, el reencuentro con Shirapon-senpai y sus consejos y, el repentino cambio de Mei hacia a mí. Todo pasó en este día que por más vueltas que le dé a la situación me alegro que haya pasado.

-Yuzu ¿Te vas a terminar tu cena?- Mamá me miraba curiosa.

-¡Ah, sí!- Traté de incorporarme a mi cena. –Ya casi termino-.

-Pero ni siquiera has iniciado pequeña- Mamá me miró algo nostálgica. -¿No te trae recuerdos pequeña?-

-Mamá, no empieces con eso- Traté un poco de reclamar que no contará un poco de mi niñez, pero ya era tarde.

-Hace un tiempo cuando Yuzu era una niña de tan solo unos 8 años, era más despistada que un hombre mayor- Mamá reía un poco junto a papá, por un momento desvié la mirada hacia Mei y me di cuenta de que ella estaba escuchando la historia de mamá y estaba riendo. –Cuando la había mandado una vez por las compras no sabía qué comprar ni qué precios había que comparar y, fin-

-Mamá, sabes que no me gusta mucho esa historia- Hacía mis pucheros.

-Debiste haber visto tu cara en ese entonces- Mamá reía un poco. –Llorabas casi a cantaros-

Todos terminamos de cenar, Mei me ayudó con el lavado de los trastes y utensilios que usamos. Aún estaba conmocionada por lo que había hecho, no nos dirigimos la palabra cuando recogíamos la mesa e intercambiábamos miradas; aunque no dijéramos ni una palabra, nuestras miradas hablaban por nosotras. Mei aun parecía que quería hacer algo más, pero al momento de que nuestras miradas se cruzaban se sonrojaba más de lo habitual. Terminamos de limpiar, papá y mamá se fueron a su cuarto, me quedé a solas con Mei, mi corazón se aceleraba con cada paso que ella daba hacia a mí, normalmente hacía esto yo. Pero Mei seguía acercándose como si estuviera decidida a hacer algo conmigo. Mei tomó mi mano.

-Yuzu...- Mei susurro en mi oído. –Lamento no haber podido corresponder todos tus sentimientos que tenías reprimidos, te recompensaré-

-M-Mei- Bajé un poco la mirada un poco avergonzada. –No debes esforzarte tanto, creí que te lo había dicho-

-Sí, pero pasaste muchas cosas por las cuales estuvieron involucradas humillaciones y más- Mei escondía su rostro en mi pecho. –Pero fui una tonta y nunca lo noté, siempre estaba al pendiente de las cosas que me decía mi abuelo para salvaguardar el bien de la familia "Aihara", pero siempre estuviste ahí apoyándome, incluso cuando me fui con el gerente me sentí tan cobarde por dejar solo una carta e irme sin haber dicho siquiera adiós-

-Mei, sí pasamos por muchas cosas. Pero todo eso lo resolvíamos juntas, no eramos las únicas, también estaban Matsuri, Sara, Nina y Harumin- Acariciaba su larga cabellera negra, pero sentía unas lágrimas caer de su rostro.

-Lo sé, pero toda esa carga la llevaste tú siempre, siempre- Mei se echó a llorar. –No sé cómo tú pudiste cargar todo eso-

-Porque yo te amo Mei- Sequé un poco sus lágrimas con mi dedo. –Te amo como no lo puedes imaginar, cuando un tiempo estuve negando mis sentimientos hacia a ti, pero eso solamente los hacían más fuertes. Sí, no sabía cómo conllevar esa carga cuando te fuiste a planear tu boda con el gerente. Los días eran extremadamente largos, no hablaba mucho con las chicas, solo saludaba y me venía a ocultar aquí, en el cuarto que era más amplio y solitario que de costumbre. Me hundí en mi miseria por bastante tiempo que ni siquiera lo notaba, quería gritar, llorar e incluso llamarte a tu nueva casa, nunca tuve el valor de hacerlo. Mamá, Sara, Nina y Harumin venían a menudo a ver cómo me tomaba la decisión que habías tomado, pero no quería preocuparlas por alguien como yo-

-Yuzu, perdóname por ser egoísta- Mei me abrazó con tanta sinceridad que le correspondí. –Juro que te repondré el tiempo que perdí-

-Ya lo estás haciendo, mi amor- Sonreí un poco aliviada junto a unas lágrimas que se me juntaban en mis ojos. –Ese es un gran paso-

Mei se pasó un mechón de su cabello por detrás de su oreja, era una manía de ella, pero lo hacía ver linda. Nos miramos a los ojos, ella sentía latir mi corazón, y por cómo me miraba sabía que iba a explotar, podría estar a su merced sin dudarlo. Mei besó mi mejilla invitándome a besarla en los labios, poco a poco nos acercamos, cuando nuestros labios se encontraron todo era tan diferente, este beso no se sentía como los otros besos. Podía sentir un brote de sentimientos encontrados cuando ella estuvo lejos de mí, era un anhelo que seguía vivo por probar de nuevo sus labios. Mi felicidad era demasiada, no podía comparar la felicidad que sentía hace un momento a lo que estábamos sintiendo ahora. Sus dulces labios de Mei transmitían una sinceridad que no sabía que tenía, nos separamos jadeando mientras nuestros cuerpos exigían algo más que solo un beso, pero lo mejor que hicimos fue irnos al cuarto, ambas estábamos cansadas, nos recostamos y Mei se acercó a mí, la arrope con mi brazo izquierdo y ella se durmió primero y yo me quedé contemplando el momento para guardarlo en mi memoria hasta que caí completamente por el sueño.

"Continuará"...

"Bittersweet Memories"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora