Acto 1

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Bra, quien es la hermana menor, miraba discretamente su celular, estaba sudando frío y temblaba levemente en su asiento, no tenía señal por lo que sus datos no servían para mandar mensaje o llamar a alguien y la mirada de la chica castaña le ponía la piel de gallina.

Quería irse de ahí más sentía que si se levantaba aquella castaña la asesinaría enfrente de todos sin piedad, resignada guardó su celular en su bolso para después abrazar a su hermana por el brazo.

—estoy aterrada— susurro con miedo la menor, la anfitriona de ese circo no les quitaba la vista a ambas mientras estaba parada en su lugar, su mirada estaba llena de malicia al igual que la sonrisa que adornaba la boca de la castaña.

El lugar estaba en silencio, nadie decía o hacía algo, se podía notar el ambiente tenso en ese lugar, muchos esperaban ya aburridos el primer acto mientras que otros sentían el terror recorrerles el cuerpo.

La atención de los invitados se centró en el chico que acababa de entrar al centro mientras empujaba una mesa con ruedas hacia el centro.

El chico era castaño y con los ojos azules como la anfitriona, teniendo un hermoso cabello abundante amarrado en una coleta roja, vestido con una camisa de manga larga un poco más grande de dos colores; rojo y amarillo.

En el cuello tenía un borde blanco que se resaltaba por ser un poco grande, su pantalón azul marino con tirantes y sus zapatos negros era la combinación perfecta para mantener a todos los expectantes con su atención en el.

El castaño estaba nervioso bajo la mirada de los invitados, pero sus nervios se pusieron peor al saber que su jefa lo miraba con molestia, sabía que no debía aparecer en el show ya que solo era un utilero pero debía dejar las cosas.

Sin decir nada detuvo la mesa y puso seguro a las ruedas de esta para que no se moviera, saco de entre un compartimiento pequeño una gran variedad de cuchillos los cuales puso sobre la mesa.

Después regresó por lo último que le faltaba, una caja con todos los boletos la cual puso en la mesa, al ya dejar todo listo decidió retirarse y volver a esconderse en su lugar.

Ariadna, quien es la albina y hermana mayor se sintió mal por aquel chico, el solo estaba haciendo su trabajo pero la mirada de la anfitriona era de molestia al igual que su forzada sonrisa.

Quería levantarse de su lugar e ir con aquel chico temeroso para abrazarlo y cuidarlo, más no era una opción en esos momentos cuanto la anfitriona y la jefa de ese lugar se te queda viendo como si te conociera de toda la vida y tuviera unas ganas enormes de ver cómo te mueres.

Trago saliva incomoda, no le gustaba como la miraba aquella castaña, tampoco el silencio del lugar ayudaba a calmar sus nervios que estaban a flor de piel.

Toda la atención de los invitados se centró ahora en un chico de cabellera morada y ojos rojos que caminaba al centro con una sonrisa, cuando se puso a una distancia considerable de la castaña y la mesa la anfitriona por fin habló.

—damas y caballeros— sonrió mientras caminaba con lentitud al rededor de el chico de cabellera morada sin quitar la vista de ambas hermanas —me es un placer comenzar esta bella velada con uno de nuestros más queridos actores— habló orgullosa mientras señalaba con su mano abierta a el chico quien seguía sonriendo.

—les presento a nuestro ventrílocuo estrella!— grito con emoción, todos los invitados lo miraban raro, no veían algún muñeco con el que el chico pudiera trabajar y hacer su espectáculo.

—esto ya es una farsa, pague 500 pesos para nada— se quejó la albina mientras miraba a su hermana, el miedo que sintió hace rato se disipó por completo al ver que todo era una vil mentira.

—y yo que me estaba empezando a preocupar— respondió la menor con algo de molestia, no le gustaba sentirse asustada para que luego se notara la falsedad de ese show.

La anfitriona no dijo nada, solo sonreía de manera malvada para tomar un cuchillo de carnicero y acercarse al chico, al estar enfrente de este tomo el cuchillo con ambas manos y lo levantó a la altura de su hombro para después acercarlo con rapidez al cuello del contrario y cortarle la garganta en un corte limpio.

Ambas hermanas se pusieron pálidas y abrieron los ojos ante eso, a la mayor le dio un ligero dolor en el cuello al tan solo imaginarse que eso le hicieran a ella, mientras que la menor le empezaba a dar ansiedad ver cómo la sangre manchaba la ropa del chico.

El de cabellera morada aún de pie, movió sus manos hacia su cabeza para retirarla de su cuerpo y dejarla descansar en su mano izquierda, dio unos dos pasos hacia enfrente para sonreír al público y empezar a hablar contando chistes algo patéticos.

Ninguno de los espectadores se rio a pesar de ser chistes tan malos que te dan gracia, estaban todos muy ocupados viendo el cuello del chico, donde se supone que debería estar su cabeza, la sangre chorreaba de el cuello y manchaba la ropa.

A varias personas de estómago sensible no pudieron evitar vomitar por tan escena tan fuerte ante sus ojos, el de cabellera seguía hablando hasta que el cuerpo terminó derrumbándose al suelo y la cabeza rodó por el escenario

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A varias personas de estómago sensible no pudieron evitar vomitar por tan escena tan fuerte ante sus ojos, el de cabellera seguía hablando hasta que el cuerpo terminó derrumbándose al suelo y la cabeza rodó por el escenario.

El mismo chico de cabellera cafe que entró al inicio corrió hacia el cuerpo de el pelimorado, arrastrándolo junto con la cabeza para llevarse a otro lado donde nadie más viera.

—que excelente espectáculo!! Los mejores chistes que he escuchado!— hablo con emoción la anfitriona obteniendo de nuevo la atención, su sonrisa no desaparecía de su rostro mientras que su mirada seguía en ambas chicas.

Y pensar que apenas era el primer acto

Kiss_me_and_fuck_me

El circo de los horrores (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora