QUEEN |The 100|

unum

Todo parecía ir tranquilo, los niños jugaban, las mujeres entrenaban y los hombres creaban armas.

Una figura de cabello negro enmarañado y ojos celestes se acerco a su reina, su respiración era pesada y su cara estaba roja.

Tora era un chico de diecinueve años, era alto y delgado.

- Tenemos problemas.- Comunicó, Amary lo observó tratando de descifrar que problema venía.

- Tranquilo.- Amary tocó su cara con sus tibias manos, Tora cerró sus ojos disfrutando tal tacto.

- Invasores.

La respiración de la castaña se detuvo, Flumine era una tribu pacifista, que poco arreglaban sus problemas con violencia, estaba situado en una pequeña isla en medio del mar, cerca del bosque.

Su cabeza comenzó a procesar, Trikru quienes venían a tomar el poder de la que antes, era su gente, Azgeda, que querían la cabeza de su reina, Monte Weather.

- No los conocemos, esa gente cayó del cielo, en medio del bosque.

Amary suspiró entrecerrando sus ojos.

- Ya hablamos de esto.- Explicó. - Lo que pase en el bosque, no nos incumbe, perdimos el derecho cuando nos fuimos.

- Eres la segunda al mando, Amary.- El azabache apretó sus dientes.- En caso de que Anya muriera, ¿Qué será de nosotros?

La gente comenzaba a amontonarse a su al rededor, tratando de adivinar que pasaba.

- Reina ¿Qué sucederá con nosotros?

Amary miró a su al rededor, suspiró al ver que la gente dependía de ella, que esperaban por sus ordenes.

- Gente de Flumine.- Comenzó en voz alta, a su lado, Tora quien era su segundo al mando, mieraba cabizbajo sus manos.- No sabemos nada acerca de la gente del cielo, no sabemos si son peligrosos o inofensivos, no sabemos que buscan ni de donde vienen, por eso, no nos involucraremos.

Al no pertenecer a el bosque, eso inmediatamente nos dice que no es nuestra lucha.

- ¡Moriremos aquí!

- Moriremos si nos involucramos.- La voz de la castaña era serena en todo momento mientras miraba a su gente

- ¡Yo podría vigilarlos!

El silencio reinó en todos lados, solo era el agua que se escuchaba al rededor de todos, el hombre siguió hablando.

- No queremos, ni necesitamos guerra. Heda tiene razón.- Miró a Amary, esta hizo un asentimiento con la cabeza en forma de agradecimiento.- Podría ir, ir y ver si esa gente es buena, si lo es, advertiremos de la gente de los árboles.

Un barullo comenzó a escucharse intreerumpiendo de la paz del momento, algunos a favor y otros en contra de amigarnos con la gente del cielo.

- Tora.- El nombrado levantó su cabeza.- Sigueme.

Ya dentro de la tienda, Amary soltó su papel de jefa y cayó sobre su cama con un suspiro frustrado y coloco sus manos en su cara. Las manos de Tora las retiraron, y miró dulce a su jefa.

- No tienes porqué ayudarlos, Amary.

- Tengo que hacerlo.- Asintió.- Si esa gente es buena, no puedo dejar que mueran, estoy segura de que no tienen idea del infierno que desatan ahí afuera. ¿Recuerdas el lema Flumine? Sangre no debe tener sangre, Tora, nadie debe morir.

Miró hacia abajo, pensativo.

- Ralph prepara sus cosas y...

- No.- Negó terca, Tora miro confundido.- Iré yo, en caso de que la gente del cielo no sea lo que esperamos, no dejaré que uno de mis hombres se arriesgue.

- Heda por favor.- Rogó Tora sosteniendo las manos de Amary.- Eres la próxima comandante, no podemos arriesgarte.

- En caso de que eso suceda.

- No pasará

- En caso de que si.- Siguió.- Quiero que quedes a cargo, y que ayudes a Lexa, que ella sea la próxima comandante, Anya elegirá sabiamente.

Ya estaban en el barco, esperando a que 3 de los hombres empiecen a remar para llegar a la orilla y partir el viaje.

- Reina. - Tora se inclinó ante la castaña provocando la misma accion entre todos los hombres presentes.

Amary sonrió orgullosa.

Inclinó su cabeza y continuó mi camino,"Sigue el humo" le indicó Tora.

Su respiración era pesada, tenia que llegar lo más rapido posible Trikru caminaba sigilosamente entre arboles, con lanzas en sus manos.

Al fin pudo entender lo que buscaban , la castaña dejo de respirar. Corrió rapido y logró tirar a una chica rubia antes de que pudiese tirarse por la soga hacia el punto limite, no fue lo mismo para su amigo. Quien inmediatamente fue atravesado por una lanza en el pecho.

- ¿Qué?.-La rubia miraba exaltada mientras la terrestre continuaba en sus piernas.