Harry empezó a tener unos sueños tan placenteros pero a la vez tan extraños, siendo el protagonista una especie de hombre con ojos azules.
No sabe por qué siempre es el mismo sueño, no sabe por qué hay tanto placer en ellos y no sabe por qué despie...
Harry empieza a abrir sus ojos lentamente, hay un repiqueteo en el lado derecho de su cabeza y un pitido que se va tan pronto se sienta. La habitación donde está no la conoce, hay dos sillones de cuero, él está en uno de ellos, las paredes son cafés, hay una pequeña mesa en medio de los sofás, dos lamparas altas son la única iluminación. Hay un candelabro que se ve demasiado costoso, está apagado pero aún así brilla debido a pequeñas piedras que destellan. No hay ventanas, en su lugar las paredes están decoradas con cuadros, puede ver una purta que supone es la entrada. Hay otra que dirige a un pasillo de donde proviene música.
Harry da otro vistazo a su alrededor y se levanta despacio, suelta un pequeño quejido debido al leve mareo. Camina hacia el lugar donde proviene la música, el pasillo está oscuro y al final hay una habitación con luz. Hasta ahora se da cuenta que se parece a la casa de Louis.
Alarmas se encienden dentro de su cabeza, ¿Dónde está Louis? Lo último que recuerda es que estaba en su casa, después lo que pasó en el baño y que se desvaneció cuando regresó y lo vio...se apresura a caminar y su respiración se atora cuando lo ve, observándolo mientras expulsa en humo de un cigarrillo, de pie tan imponente y con su mirada vacía, tan serio. El hombre del subterráneo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Harry siente su corazón empezar a latir mas rápido, puede sentir el golpeteo contra su pecho. La musica es el único sonido que se escucha. La boca de Harry se abre pero no es capaz de formular ninguna palabra, sus ojos dan una escaneada rápida por la habitación, las paredes son azulejos blancos que se ven demasiado sucios, hay una pequeña mesa de metal y dos sillas plegables que parecen oxidadas, un tocadiscos café reposa en el suelo en una esquina del cuarto, hay un mini refrigerador sucio y viejo.
Harry mira de nuevo al hombre y sus pies al fina hacen algo, retorece dispuesto a irse de ahí, cuando llega a la sala ve al hombre en uno de los sofás, busca la puerta de entrada que había visto cuando despertó... pero ya no está Corre y empieza a tantear la pared. Escucha una ronca risa y detiene todos sus movimientos.
—¿No te alegra verme, Harry? En las noches te entregas tan bien a mi, que yo pensé que ya me habías tomado cariño.
El cuerpo de Harry tiembla y sus ojos no tardan en derramar lágrimas.
—O mea parum sol, noli flere.
Harry sorbe por su nariz y pasa sus manos por su cara, él no entiende nada de lo que está pasando a su alrededor, no encuentra una explicación lógica más que es una pesadilla, una horrible pesadilla como las que lo rondan desde hace días. Toma unos segundos, quizá minutos, para poder formular una oración, una pregunta que se ha venido haciendo desde la primer noche, dos palabras tan simples pero que lo han estado atormentando todo este tiempo.
—¿Quién eres?
Hay un silencio molesto, Harry inhala y vuelve a hablar.