Capítulo 4 Draco

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"Cada estrella es una pequeña chispa de eternidad, parpadeando en la vastedad del cosmos."

Desperté por un rayo de luz que escaba de la cortina, miré a la ventana, la cortina no estaba totalmente cerrada y esto hacía que se penetra ese pequeño rayo de luz.

Me giré hacia la mesita de noche y prendí el celular [6:00 a.m.] Me levante temprano, suelo levantarme a las 7:30 para que me dé tiempo de arreglarme e ir a la universidad. Me senté a la orilla de la cama y llevé la mirada al escritorio que estaba enfrente de la cama, mis ojos me llevaron hacia el portarretrato que estaba ahí, el mismo que Todoroki tomo. Luego recordé lo de madrugada, la plática que tuve con Takeshi, recordé su mirada, sus lágrimas y su abrazo.
Me propuse hacer algo por él, para verlo feliz hoy, siempre me lo dice, pero me ha dicho que no le importa cómo me visto, si me siento cómoda y bien, lo aprueba. Me dirigí hacia el armario y busqué entre tantas cosas, ropa que deje de usar por motivos y ahora lo usaré, para ya no sentirme mal, así como a mi hermano.

Después de buscar entre tanto, hice el outfit, el que me sentía femenina, pero a la vez yo. Esto consentía de una blusa blanca de botones y un pequeño bolsillo del lado derecho y una falta de mezclilla estaba daba arriba de la rodilla y daba la sensación de que fue cortada por la mitad como si la falda hubiera sido larga, ya que está tenía pequeños hilos colgando. No cambie de mochila. Ya que no tenía una nueva desde hace meses, creo que ya era necesario de cambiar mi mochila. Aunque sería cambiar el tipo de mochila y no el color. Todo lo deje sobre la cama.

Salí de mi cuarto, me dirigí hacia la cocina, busqué entre el refrigerador y los cajones, encontré lo necesario para hacer unos hotcakes, ya que me daba tiempo. Preparé la masa y empecé a hacerlos, unos tras uno, de estos desprendía un rico aroma, también empecé hacer jugo de naranja para los dos. Sabía que lo que había pasado en la madrugada me afectó bastante y por eso mi cambio de humor. Después de hacer el último, recordé algo. Fue un flashback, recordé el día que hice desayuno con Bakugo. En esos momentos con él, me acorde de lo atento que era, aunque explotara algunas veces, siempre me mostró su lado tierno por así decirlo y delicado. Aún me dolía romper con él, pero más afectaba lo de mi hermano que solo romper una relación.
-Oh Wow, creo que alguien se levantó de buenas hoy.- Me giré y observé a mi hermano, aun con pijama y su pelo alborotado. Se veía rudo y tierno de esa manera y volví a pensar en Bakugo.
-¿Te pasa algo? Cambiaste de tu cara rápidamente. - ladeó su cabeza de lado, pero luego se dio cuenta de algo.

-Oye ¿Por qué no tienes tus lentes puestos? Sabes que los necesitas para ver. - No recordaba mis lentes. Recuerdo que los deje en la mesa de noche, para luego ponérmelos.
-Tranquilo, veo algo. Ahorita es momento que comamos y luego ya me preparo para la universidad. -Me hermano aceptó el trato, desayunamos, platicamos algunas cosas de nuestra infancia, cosas divertidas, agradables y lindas.
-Como tú hiciste el desayuno, yo levantaré los platos y los lavaré ¿de acuerdo?-asentí, me levanté de la mesa y me dirigí al baño, como siempre la misma rutina de baño. Salí y me dirigí hacia al cuarto, rápidamente me vestí. Luego me senté en la silla, enfrente del escritorio que tenía varias utilidades, para peinar, maquillar, dibujar y hacer tareas y proyectos. En este había un gran espejo que se podía girar y quedar un cuadro grande donde pegaba notas, tareas o dibujos.

Prendí la lampara que quedaba arriba del espejo para tener un poco más de luz, me sequé el pelo con la secadora, me puse rímel, un poco de rubor, algo de labial y me alisé mi flequillo. Era una de las primeras y pocas veces que lo utilizaba en U.A. Antes en mi otra universidad lo utilizaba un poco más pero después de mudarnos ya no lo volví a utilizar, aunque me lo corté de nuevo, no lo utilizaba.
Me dirigí a la mesa de noche para agarrar mis lentes. Unos lentes redondos, mi hermano me decía Harry Potter, eran algo parecidos, pero más delgado y más modernos. Vi la hora y al parecer hoy llegaría temprano a la escuela. Recogí el proyecto que debía de entregar y salir de mi cuarto. Mi mochila la había dejado en la sala, mi hermano se dio cuenta hasta la final de la cena de la noche anterior que estaba ahí, no me regaño ni nada. Recogí mi mochila, me giré para ir al cuarto de mi hermano. Ya enfrenté de su puerta toque, muy pocas veces lo hacía, él siempre iba a mi cuarto pero yo no iba al suyo.
-Takeshi, ya me iré. Iré en taxi, recuerda que debo de entregar un proyecto y quiero llegar algo temprano.- En un abrí y cerrar de ojos el salió, al parecer había salido de bañarse y me miró rápidamente.
-Wow ahora si me sorprendiste, te ves linda Akira. Bueno, con cuidado Akira y mucha suerte en tu proyecto. -El me miró a los ojos y un brillo apareció en estos, asentí y dio media vuelta para salir del departamento.

...
-Buenos días, señorita Matsumoto ¿necesita un taxi? Le hablaré a uno. - El guardia me recibió después de salir del edificio, el señor Hashimoto, vivía en el edificio, pero también era guardia, se veía joven a pesar de sus 55 años.
-Si, por favor. Me haría el favor señor Hashimoto. -Después de decir esto, el señor se acercó a una cabina y este llamó algo. El llamaba a los taxis, para uno no salieras a la calle a llamar a uno.
-Listo Señorita, en unos minutos vendrá. ¿Hoy no la llevará su hermano?- El señor se acomodó en la silla y me miró, su mirada era de un padre cuidando a su hija.
-No, hoy no. Hoy quiero llegar temprano a la universidad para entregar un proyecto. -Me acomode la mochila y agarre con fuerza el portafolio donde se encontraba mi proyecto. El asentó.
-Oh ya veo- El señor fue interrumpido por un pitido.-Al parecer ya llegó el taxi, señorita. Mucha suerte en su proyecto.- El señor se levantó de la silla para ver si era el taxi.
-Gracias y que tenga un buen día. -Camine hacia la salida del lote del edificio.
...
Llegue a la Universidad, temprano. Caminé hacia las escaleras los más rápido posible, esto era para no cruzarme con Bakugo en el camino, pero parecía que la suerte no estaba de mi lado, al girar para subir las segundas escaleras, me lo encontré junto a Kirishima. Mi mirada se encontró con la mirada de Bakugo, parecía que había pasado horas viéndonos a los ojos, hasta que una voz nos sacó del trance.
-Oh, Matsumoto que linda te ves hoy, ¿no lo crees Bakugo? - A este le sobresaltó la pregunta, giró la cara hacia otro lado para no mirarme.
-Tsk. – Solo esas tres letras, tan solo estas tres letras nada más. Me quedé sorprendida, mi mente quedo totalmente en blanco. En mi mente tan solo venia varias preguntas y dudad acerca de nosotros. Pero no salió nada de mi boca.
-Vamos idiota, tengo hambre caminemos. -Estas fueron sus últimas palabras antes de alejarse junto a Kirishima
-Adiós, Matsumoto.- Fue lo último que escuche de Kirishima después de perderlos de vista.

Una carta de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora