Intercambio escolar

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El mundo parece derrumbarse, su corazón palpita acelerado, pero no por causa de emoción. Esta sensación abrumadora está a punto de acabar con ella.

—¿Qué dices? —titubea.

—¿No lo sabías?

—Mientes.

—¿Realmente crees que le agradas? —Hace una pausa—. ¿Sabes por qué fue al campamento? En su posición no habría podido pagarlo; papá se lo pagó, y a cambio le pidió que se acercara a ti, que fingiera ser tu amigo.

—¿Por qué habría de pedirle eso?

—Porque estás loca, porque estás sola, por eso.

Su cuerpo parece no responderle. Siente un nudo en la garganta, todo le da vueltas, y el estómago se le revuelve. Se sostiene de la puerta para no perder el equilibrio. Sin poder soportarlo más, camina hacia el baño. Empuja la puerta de golpe, se arrodilla frente al inodoro y expulsa todo lo que puede.

Joory escucha todo desde afuera.

—El que ríe último ríe mejor —dice con frialdad, y una pequeña sonrisa en los labios, recordando aquel día que su padre se reunió con Theo y consiguió escuchar el acuerdo.

Meses atrás

Joory escucha tras la puerta, no consigue escuchar todo, pero escucha lo más importante.

—...Ella es una chica solitaria, frágil. La Becky que todos conocen no es más que un escudo para defenderse ante el mundo, es una niña que necesita de mucho amor. No te pido que se lo des, pero quiero que te acerques a ella, le muestres tu mundo, que le indiques el camino para ser feliz, que le ayudes a encontrar un motivo para sonreír.

—¿Por qué yo?

—Porque eres diferente, porque has conseguido ver el mundo como muchos otros no pueden verlo, porque tú mismo has forjado tu futuro a pesar de los abismos que has tenido que salir.

El joven mira al señor sin poder comprender del todo, mientras Joory corre hacia la sala para no ser descubierta.

El señor Coleman entra a la habitación de Becky, al tiempo que la joven sale del baño con el rostro demacrado. Aturdida, destruida.

—Hija vine hablar sobre lo ocurrido. Sabes que nunca he dudado de ti, te conozco a la perfección. Yo lamento haberte golpeado, se me salió de las manos. Sé que te costará perdonarme, pero quiero que sepas lo arrepentido que estoy. Sin embargo, el culpar a Joory de la muerte de tu madre no está bien, ella no...

—¿Qué soy para ti? —lo interrumpe.

—¿Qué? —Frunce el ceño sin comprender a dónde quiere llegar con aquella pregunta o a que se refiere. Ella jamás le ha hecho ese tipo de preguntas.

—¿Te parece que estoy mal? ¿Te soy tan miserable?

—Becky, ¿de qué hablas?

—¿Te parece que necesito ayuda? ¡Soy tan patética que necesitas pagar a la gente que finjan ser mis amigos? ¡Dime! —grita acompañada de llanto—. ¿Acaso le pagaste a Jane y Charlotte también?

—Be...Becky —titubea comprendiendo al fin a lo que se refiere—. No me mal interpretes, no es así. Ahora quizá no lo entiendes. No comprendes cuánto dolor causa ver a tu hija alejarse de la gente, no ser como los chicos de su edad, evitar divertirse, no hacer ocurrencias como suele hacerse a tu edad.

—¡Basta! —Sus ojos llorosos y esa mirada contrita le parten el alma—. No sigas por favor.

—Hija, no entiendes, jamás le pedí que fuese tu amigo, yo...

ABEJA REINA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora