3 SE FUERON

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Capítulo 3 Se fueron

—¿Qué?— preguntó al verme —no es tu casa así que por que no vienes y te relajas dibujando algo— me ofreció una lata de pintura negra negué con la cabeza y me senté en la escalera para verla, ¿cómo caminaba con la pierna lastimada? —seguro que no sabes dibujar— comentó haciendo curvas en la pared —¿te piensas quedar mucho aquí?

—tal vez ¿tú?— ella paro de pintar.

—bien— suspiró —he escuchado que es bueno contar algo a los desconocidos por que te ven como eres no como quieren que seas así que...— arqueo las cejas y sonrió con tristeza —digamos que escape de casa pero yo sé que mi mamá no me va a buscar entonces ¿tendrá sentido que vuelva?— me cuestionó con la mirada.

—siempre va a ser tu madre, te necesita y tú a ella, deberías regresar para que arregles lo que pasó y tratar de mejorarlo, si puedes... — ella asintió mientras yo sentí un nudo en la boca del estómago al recordarla.

pero me traicionó— se giro y siguió pintando, supongo que su madre es dura tanto que le clavó una botella en la pierna.

Como mi madre...

—¿y te clavo la botella?— negó y se giró para verme.

—fue su novio, también me dejó la cara así— mencionó tomándose el ojo.

—entonces— tragué saliva y volví con el ceño fruncido —tal vez no deberías regresar, pero tampoco te puedes quedar aquí

—¿y me lo vas a impedir?.

No supe que decirle pero mi cara seria seguía siendo la misma hasta que ella rió con saña —bien, me iré.

Dejó algunas pinturas en aerosol y se colocó la mochila no sin antes rebuscar apurada algo dentro de ella hasta encontrarlo —gracias por lo de la pierna, que te vaya bien si quieres pintar algo ahí tienes— la chica lanzó su mochila por la ventana semi abierta y luego me dio una mirada.

—de nada, cámbiate la ropa esta muy sucia— ella salió por la ventana.  Me acerque a sus pinturas para tomar una y presionar el botón por donde salió pintura manchando la pared, me molesté por lo mal que  lucia mejor iré a ver a la ofrenda.

(Lexi)

Llegué a casa con miedo y una gran angustia que me presionaba el corazón pensé bastante para abrir la puerta o tocar, no sabía bien qué hacer, esperaba que él estuviera de nuevo viendo la televisión o en la cama de mi madre. Decidí que lo mejor era enfrentarlos, abrí la puerta de forma lenta y asome la cara para descubrir la nada, entre a la casa cerrando la puerta tras de mi —mamá— llame alzando un poco la voz mientras subía por las escaleras para llegar a su habitación, donde nuevamente no había nadie, me dirigí a mi cuarto, todo parecía normal a excepción de una carta puesta sobre mi oso de peluche que me acompañaba en las noches cuando mamá bebía —te fuiste entonces— dije por lo bajo tomando el sobre y abriéndolo con manos temblorosas.

Realmente no quería leer esa maldita carta, así que medio abierta la dejé en mi mesa donde estaba mi laptop y me recosté en la cama a esperar que sólo fuera una mala intuición y mi mamá regresara a casa por la noche.

Me quedé dormida y al despertar eran alrededor de las 3, 3:30 de la tarde, me levanté, me quité el pantalón, ya después lo lavaría pues según el señor "estaba muy sucio", sonreí, al menos él es una buena persona que me ayudó. Retiré la venda de mi pierna pálida y me lave en la ducha antes de quitarme todo y enjuagarme bien.

Al terminar de ducharme y vestirme bajé a la cocina para prepararme algo de comer, mi mamá aún no llegaba.

Sabía que debía leer esa carta pero no quería no tenía ganas de confirmar mis sospechas.

Me levante de la mesa cuando escuché que tocaban muy fuerte la puerta, al abrir, dos hombres me mostraron su placa de policía.

—Alexis Sempere?— asentí —venimos para preguntarle de Susan Sanders

—¿qué le pasó?— sentí un nudo en la garganta —ella es mi amiga y...

—¿cuándo fue la última vez que la vio?— dijo el que no había hablado cortando mis palabras sueltas.

—hace dos días cuando estaba en la fiesta de Pablo.

—ese Pablo...— habló el primero.

—¿estuvo contigo?— preguntó el otro.

—no, sólo la vi cuando pase por ahí— recordé a Samuel con Susy.

—¿estuvo usted en la fiesta?

—no, no me gusta beber alcohol, ni bailar— respondí sintiendo vergüenza.

—¿entonces por qué pasó por ahí?

—salí a correr por la manzana— expliqué avergonzada —pero lo que sí recuerdo fue ver a Susy con Samuel, Samuel Phummer— dije con algo de rabia.

—sí..., ¿no sabe otra cosa?

—no— respiré profundo —¿entonces qué le ocurrió a Susy?— el primer tipo me miró y abrió la boca como si me fuese a decir algo.

—bueno gracias, si necesitamos algo más regresaremos ¿bien?— interrumpió el otro, asentí mirándolo algo disgustada.

Entré y subí corriendo a leer la carta, era poco probable que mi mamá hubiese escrito algo lindo para mi pero ahora mismo necesitaba algo así y si en dado caso esa carta lo tuviera me daría un poco de paz.

Lexi

Sé que te molesta mucho que me quede con Frank pero él me ama, a veces se excede un poco cuando se enoja pero me ama tanto como yo a él.

No te daré más vueltas viviré con él, lo siento.

Y quizás creas que es una estupidez que haga esto pero hija entiendo perfectamente todo el daño que te provocó  y por eso he tomado la decisión de dejarte la casa, tú ya eres grande puedes cuidarte, conseguir a alguien mejor que yo.

Lexi sinceramente no quiero estorbarte, por que tú eres y serás mucho mejor que yo, siempre, te admiro hija, te amo.

Espero algún día me perdones

Delia

No sé cómo pero siempre termino siendo la mala del lugar. La carta no era nada extensa pero decía mucho, decía todo lo que creí. Los intestinos se me revolvieron y sentí las intensas ganas de llorar pero en lugar de eso grité de forma desgarradora para sacar todo lo que sentía.

Abrí la puerta del cuarto de mi madre sabía bien que iba a estar solo pero cuando lo descubrí sentí mucho frío y esta vez sí que lloré con rabia derrumbandome en el suelo.

Podría jurar que me veía como una niña pequeña llorando asustada, dejando salir toda la tristeza, que te deja seca de tanto llorar, que te deja sin voz y con ese dolor incandescente en el estómago.

El resto del día lo pasé en la cama, envuelta por las cobijas recordando momentos con mi mamá.

LA MALADonde viven las historias. Descúbrelo ahora