Ojos Cristalinos

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Ya a pasado una hora y cuarto desde que el tren partió, los árboles y las plantas pasan rápidamente por la ventanilla de el vagón. Por suerte el tren no se menea tanto como esperaba que lo hiciese.
Sin embargo noto que la joven de el vagon aún sigue mirándome disimuladamente, lo cual me causa mucha intriga saber el porqué.
Al menos yo no me consideró atractivo., me asomo a la joven y golpeó suavemente su vagón.
- Disculpe señorita ¿podría sentarme?-

La joven solo me observa y con una pequeña mueca de sonrisa asienta la cabeza dándome a entender que si.

-No esperaba estar acompañada. De saberlo me hubiese puesto más elegante-

- Su elegancia en estos momentos se encuentra en el punto justo, señorita.-

No puedo evitar observar sus ojos, esos ojos que al reflejo de él sol tras la ventanilla, se aprecia una cristalina mirada. Casi como si llorara permanentemente.

- Y dígame caballero, ¿hace cuanto es investigador privado? -.

Al escuchar esa pregunta mi cuerpo se congela y mi voz tartamudea sin tener un control en ella.

-¿ Y que le hace pensar que soy un investigador privado? -

Nunca había escuchado una risa tan delicada y elegante al mismo tiempo como la de esta chica cuando le hice esa pregunta.

- Discúlpeme, no suelo ser ser tan irrespetuosa cuando me preguntan algo. Pero el destino de este tren es una playa tropical a quince horas más de viaje. Y sin ofender, usted no va vestido para un día tropical con aguas transparentes.
Su destino es Hetsembist. ¿O me equivoco?

Está joven no sólo es bella, sino que también es inteligente y observadora, tanto como yo.
¿ Quien es ella? O mejor dicho ¿ que es ella?.

- Está en lo correcto señorita, pero eso no da a entender que sea un investigador privado.-

- En realidad si.-

- ¿Por qué lo dice? -

- eso lo demuestra, usted no conoce Hetsembist. Lo que significa que su visita no es una reunión familiar, y ya que sólo habitan trescientas personas y todos se conocen, tampoco es algo laboral. Lo que significa que alguien lo sito para ir al  pueblo y tené que investigar. Sino no tendría motivo para ir a un lugar a las afueras de su hogar y que no conoce en lo más mínimo. -

Es imposible esta chica es increíble, su capacidad deductiva es igual a la mía. Cada vez mi intriga de saber quien era ella se incrementaba más y más.

- ya veo, por su forma de hablar y analizar todo lo que digo. No soy el único detective privado. Y ya que estoy aquí hablando con usted, algo me dice que sabía de mi y que aceptaría el caso, lo que significa que no puedo resolverlo usted sola. Y no confía en las personas del pueblo para tener esta charla en el mismo. Y la forma de atraerme de forma disimulada,  era que por mi propia cuenta me sentarme junto a usted. Eso no levantaría sospecha alguna. -

En eso noto una sonrisa grande que intenta esconder, con unos diantres tan perfectos que pareciera que jamás tuvo un solo problema con ellos.

- entonces es verdad que es el mejor en su trabajo, llámeme Nia. Tiene razón es por los niños, jamás había desaparecido nadie. Y menos niños y tantos al mismo tiempo, algo raro pasa. Pero no puedo yo sola con esto. Y no puedo confiar en nadie en el pueblo. -

Una pequeña lagrima se escapa por sus ojos brillos, lo que comprueba que si lloraba.

- Uno de ellos es familiar de usted ¿ no es así?  Y la única manera de poder resolverlo era junto a alguien con experiencia en el caso y que no pertenecía al pueblo, por ende no tendría ningun motivo para confiar en alguno de esos habitantes. -

- Es  verdad, Es mi hijo.-

No puedo imaginar lo que debe ser perder un hijo y menos saber que fue secuestrado.

- Cosas raras están pasando en el pueblo señor Finigan. El ganado muere, las calles ya están vacías por las noches y las personas tienen otras miradas. Como que esconden algo, y me preocupa que Tomás salga lastimado-

Otra vez intenta contener las lágrimas

- Descuide señorita. Resolveremos este caso y su hijo volverá junto a usted-

- De verdad se lo agradezco. ¡Este es mi hijo! -

De un pequeño bolsillo saca una foto de un niño. Pelo corto y el gris de la foto demuestra que sus ojos son claros. Una camisa blanca y un pantalón con parches en las rodillas.

- Ya casi llegamos. Yo bajare en esta estación y esperare otro tren que pasará por aquí en una hora. No quiero que sepan que trabajamos juntos, mientras menos nos vean juntos seria mejor. Usted diríjase a la comisaría en frente a la estación. Vorgard lo recibirá y no le diga que me encontró aquí. -

Algo me daba mala espina de este caso. Xq una detective con esas habilidades necesitaría ayuda. Y el porque  son niños el caso.

- Y señor Finigan. ¡TENGA CUIDADO!-

El verla bajar de forma lenta para no levantar sospechas logró ver unas pequeñas cosas a lo lejos, así que preparo todo para bajar tranquilamente. Al ir llegando veo casas viejas y antiguas, muy descoloridas con el suelo de piedra y pocos árboles.

Ya había llegado al pueblo.

¿Donde Están Los Niños? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora