Once.- Besos salados.

1K 151 257
                                    

"Te diré primero quién fui, luego en que me convertí (o me convirtieron) y, por último, lo que quiero ser."

Jinyoung sólo se acomodó entre los brazos ajenos como un niño al que le están por leer un cuento. El cuerpo de Mark junto al suyo se sentía frío pero era reconfortante. ¿Por qué su aroma siempre parecía tan familiar? Era como el sentimiento de llegar a casa y te reciban. Suspiró y se preguntó si es que lo que estaba por escuchar podía ser doloroso.

-Nací en 1611... Oh, por favor. No te rías, estoy demasiado estresado con la mención de que hablo como un condenado viejo.- comenzó a decir para que el principio sonara tranquilo, lo que venía después podía ser tenso y demasiado triste. Jinyoung pareció no darle importancia a esta parte, pero Mark sintió un leve apretón en su ropa.- A medida que fui creciendo con mi familia instalándose hacía años en América, me fui interesando en el campo científico y cuando fui mayor decidí irme a estudiar sobre eso al extranjero. A veces me arrepiento pero gracias a eso... yo encontré algo más que mi pasión y la intrusión. Gané prestigio rápidamente y eso me hizo hacerme arrogante y nada sociable. Aún así era invitado a fiestas con otros tipos que compartían el mismo campo y fue una noche... en una fiesta de alta sociedad en la que me mojaron con vino la ropa. Ese maldito torpe, toda la maldita noche estuvo chocándome. De alguna forma, nos dimos por vencidos. Y terminé interesado en él, hablamos mucho y bebimos. Descubrimos muchas cosas que teníamos en común. No pude evitar pedirle que sea mi ayudante mientras el sol nos pegaba en la cara, estábamos tirados en el pórtico de esa casa, en Inglaterra. Allí es donde conocí a Park Jinyoung, si... Ese era su nombre.- Mark se vio interrumpido por los ojos de Jinyoung.

-¿Coincidencia?- cuestionó.

-Pensé que era así al principio. Déjame terminar, cariño.- Jinyoung se ruborizó ante las palabras.

-Jinyoung y yo nos hicimos grandes amigos. Encajábamos, éramos el equipo perfecto. En algún punto, comencé a sentirme confundido, fue terrible porque no me reconocía a mí mismo... Viendo a Jinyoung de formas perversas, pensé que estaba mal pero no pude contenerme demasiado. Cada roce, cada caricia y abrazo desprevenido me hicieron volverme ambicioso sobre él. Quería poseerlo, quería que él fuera para mi, que me diera su todo porque si él aceptaba yo tenía asumido que yo sería capaz de darle más de lo que él universo podía ofrecerle. Estaba dispuesto. Por eso la carta, Jinyoung. Tú la tienes en el cofre, junto a la rosa y el anillo.- dijo Mark. Jinyoung se movió.

-Ese cofre... La anciana que me lo dio dijo que siempre va con Park Jinyoung, que es su destino. Y la carta...- un dedo en sus labios lo interrumpió.

-"Park Jinyoung, quien es único para mi, solo sus perfectos ojos pueden recorrer cada línea de estas improvisadas oraciones que salen de mi ya entregado corazón."- sabía cada palabra de esa carta de memoria y continuó.- "No estoy esperando que al leer estas líneas te arrojes a mis brazos y aceptes lo que sientes, pero viendo que cada vez me es más difícil contener mis impulsos, me he visto obligado a expresarme hacia ti. Oh, precioso ser de ojos oscuros que me hacen caer en un abismo sin fin, con confianza yo me arrojo si eso significa que estaré contigo para siempre cayendo. No sé cómo es que ha pasado, eso me cuestionaba en un principio. Ahora es ¿Cómo es que no iba a suceder si eres la presencia sublime que mi descolorida vida necesitaba? Te necesito. Es antinatural. Yo he aprendido que los preciosos seres vivos necesitan el agua, el aire y el sol para poder vivir. ¿Cómo te has convertido tú en esos elementos para mi? Tan indispensable para que yo pueda respirar o sonreír...aún no lo decido. Dime, Jinyoung. ¿Por qué la gente se empeña en decir que el sol y la luna son opuestos? Solo la dicen porque la luna se aprecia en la noche y el sol en el día aunque, nosotros sabemos que, siempre están ahí. No se dan cuenta que es gracias al Sol que la luna y todos los astros brillan hermosamente para que los apreciemos. Entonces nada puede compararse al Sol, dirás. Te equivocas otra vez y a mi me encanta corregirte. No hay luna que pueda compararse con el sol, pero existes tú que puedes así iluminar toda mi oscuridad haciéndome resplandecer en este Universo inundado de estrellas sin nombre. Entonces si tu puedes iluminar un hombre, es justo compararte con el radiante y cálido sol. Me acerco y me quemas, me mantengo a distancia y es confortante, te alejas y no brillo. Así de irracional me has puesto, Park Jinyoung. Hazte cargo o déjalo, por el momento solo me dedicaré a apreciarte si no me aceptas, pero lucharé hasta el final hasta obtener una respuesta. Toda mi vida he buscado respuestas porque me apasiona. Necesito que tú, mi nueva pasión, mi incandescente y brillante sol, me haga saber si es que esto puede ser mutuo o si caeré en un agujero negro donde tu luz no llega. Aeternum tua."- y esas eran las palabras de una carta que Mark escribió a puño y letra. Recuerda con una sonrisa estúpida toda la tinta gastada y sus manos manchadas hasta que se sintió conforme.

The reincarnation [•MarkJin•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora