The reincarnation [•MarkJin•]

Veinte.- Aeternum.

El Conde Andreu había sido claro en sus palabras y Mark ya sabía lo que debía hacer. Ahora resultaba que él era el elegido por el tipo para parar toda la guerra. Una gran masa de vampiros que no estaba de acuerdo y no querían ser partícipes de la lucha, estaban siendo manipulados por un vampiros de la misma clase que Mark con el don de lograr que estén bajo sus órdenes. Cegados y sumisos, usados como herramientas en las pelea que acabaría en masacre. Lo peor es que no se trataba de un vampiro cualquiera. Andreu le explicó a Mark que él verdaderamente era inmortal y no. Un vampiro que asemejaba el poder y edad de Mark. "¿Cómo lo mato?" había preguntado. "Para qué lo oscuro expire, no siempre hace falta encender una luz. A veces hay que apagar solo una lámpara."

-Bastardo, hijo de puta. ¿Qué mierda con esa metáfora? No podía decirme desde el comienzo que dejó morir yo y punto.- bufó para si mismo mientras corría esquivando vampiros muertos y lobos malheridos. Tenía que pelear hasta que su fuerza se agotara y no cruzarse a Kihyun o alguien de la manada Son hasta el final.

-Tuan, del Clan G. ¿Luchando para el otro bando otra vez?- un vampiro apareció saltando de un árbol con elegancia hasta quedar unos pocos metros delante de él. Mark frenó en velocidad hasta quedar quieto. Una sonrisa arrogante se posó en sus labios y miró a tipo con superioridad.

-¿Estás aquí para hablar o qué?- y el otro se lanzó hacia él. Bueno, pelear por el camino iba a ser bueno para calentar. Debía cansarse lo más que pudiera para que el final llegara fácil. Mark era consciente de sus habilidades.

Jinyoung. Él venía a su mente a veces y se le estrujaba el pecho. Dolía, esto era abandonarlo. Esto era decirle adiós otra vez. ¿Pero qué podía hacer? Ser egoísta no iba a llevarlo a nada bueno. Aunque huyera con Jinyoung, la desgracia llegaría y le robaría cualquier rastro de felicidad. Tomando esta decisión, por lo menos podía lograr que el mundo donde las personas que ama, estarían bien.

🥀

"Sacrificio. La llegada única de un vampiro concebido de forma natural marcará el destino de las razas menos predominantes sobre la tierra. A través del tiempo, este decidirá en manos de quién dejará el futuro. Sólo puede serlo alguien capaz de sacrificar su propia felicidad por los demás, alguien capaz de ver más allá de la maldad, alguien capaz de mediar y amar sin importar etnia, género, edad, raza. El portador designado por el primero, debe ser humano. La criatura despreciada por cualquiera de las razas por ser la más predominante.

La guerra del triángulo escaleno será cada ciento ochenta años, allí la raza vampira intentará reinar sobre las demás, rompiendo el equilibrio que existe entre las diferentes razas. Licántropos no estarán de acuerdo con esto. La sangre y la muerte en vano será paisaje del lugar. Sin embargo, ante la egoísta ambición y bajo el propio destino participarán en la batalla tres licántropos con las capacidades de liderazgo necesarias para la lucha: alfa, beta y omega.

Alfa, estará ligado a una marca proporcionada por el vampiro puro con la navaja maldita, su pareja destinada corre el mismo destino.

Existe un vampiro con las mismas facultades que el vampiro elegido con el don de la inmortalidad y la manipulación de mentes.

Solo hay una forma de detener a ese vampiro que amenaza el orden, el equilibrio y solo quiere sembrar el terror. La única forma de detenerlo..."

Jinyoung dejó de leer. Era la segunda vez que lo hacía y no podía creer lo que veían sus ojos. Arrojó el papel al suelo mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas sin cesar. ¿Por qué Mark no le había contado esta parte? Habían leído el Two Moons juntos pero esta página, que era tan importante, se la estaba mostrando ahora. Quería correr, encontrar a Mark y gritarle qué mierda estaba pretendiendo tomando una decisión así sin decirle. También quería insultarlo por ocultarlo hasta ahora. Ahora no sabía si Mark estabas bien, si ya había puesto fin a esto... si lo volvería a ver. Quería gritarle que era un bastardo por dejarlo otra vez... No había tiempo. Ellos estaban conectados de alguna forma. Una pequeña esperanza se prendió en su pecho y salió dela Mansión corriendo con Yugyeom siguiéndole el paso.