el laberinto

26 3 0
                                    

Despertó y sintió mucho calor en su cuerpo, al abrir los ojos, notó como Esteban estaba sobre ella, el era muy pesado. Después de poder salir de él, notó como sus heridas estaban mejor, ya no le dolían tanto y comenzó a caminar en la cueva, ella trataba de buscar la salida pero mientras más caminaba, más perdida se sentía, a tal punto que al querer volver no lo consiguió. Comenzó a correr pero nada. Después de tanto caminar escucho un horrible rujir y como si un animal corriera hacia ella. Comenzó a correr pero las paredes parecían más un laberinto que una cueva, los pasos se escuchaban cada vez más fuertes y cerca.
“mierda"
Dio vuelta en una esquina que la hizo topar con una pared, ya no tenía escapatoria y los ruidos se acercaban cada vez más, solo pudo encorvarse y cerrar los ojos. Unos fuertes brazos la tomaron y ella trató de defenderse.
-tranquila Nicole, soy yo Esteban, no te vallas así o podrías perderte o peor aún, encontrarte con la bestia que ronda este lugar-
La llevaban en sus brazos durante un buen rato, solo paseaba de izquierda a derecha, al parecer el conocía muy bien ese lugar.
-siéntate aquí, te voy a contar una historia, veo que al desterrarte no te advirtieron-le acaricio la cabeza -mira pequeña, aquí yo no soy el único que ronda- hizo una pausa y se puso de pie
El daba vueltas algo nervioso, como si buscara las palabras adecuadas para decirle y explicarle -este es mi lugar, mi territorio, mientras estés aquí, nadie ni nada te lastimará, pero si sales fuera de esta cueva, podrías encontrarte con criaturas peores que el monstruo de ayer, ¿no te dijeron nada de esto?- se rascó la barbilla - ¿fuiste desterrado por envidias o por inocente? O mejor aún ¿fuiste desterrada o solo llegaste a este lugar de la nada?-
Asintió y el se acercó a ella el parecía diferente, como si no supiera cómo contarle las cosas.
se rascó la cabeza -mira aquí ronda una gran bestia, no me e topado con ella en mis 20 años, pero se que existe porque por las noches escucho su rugir y arañazos, también e visto como las paredes de algunos lugares de aquí están destruidos y no solo las paredes, e encontrado cadáveres frescos cuando salgo. Solo pasa durante la noche, hablo de los ruidos claro.
El parecía muy nervioso y la historia no parecía que la contara para ella si no más para si mismo.
-No quiero que seas tu su próxima merienda, esa cosa no viene para acá y si lo hiciera acabaría con ella, pero tu no puedes, no sabes defenderte-
Ella pensó que era broma, pensó que tal vez se había golpeado tanto la cabeza que ahora estaba en un estado inconsciente, una clase de coma que la hacía tener estos sueños y fantasías.
-ahora, iré por comida, prométeme que no saldrás de aquí, si lo haces, serás comida de cualquier cosa de ahí fuera- ella asintió-bien, regresaré en unas horas, tu solo quédate aqui-
El salió y ella solo se quedó observando su figura hasta perderla por completo.
¿qué mierda? Ese maldito maestro la debió dejar en coma, era lógico, ella pensó, que otra explicación daría, era demasiado rápido la curación de sus heridas y seguro el era un modelo en una revista que ella vio, seguro que eso del monstruo era su profesor, su subconsciente trataba de jugarle una broma.
Ella se puso de pie y comenzó a observar cada detalle de la cueva, encontró que estaba completamente sola, no había nada, solo Roca y más Roca, ella retiró su cuerpo y sintió un pequeño dolor en su hombro, al tocarlo parecía una pequeña herida, seguro se la había hecho al intentar correr asustada.
Pasaron las horas y el no volvía, no sabía que hora seria o si era de noche o de día, no sabía cuánto tiempo había pasado, sintió que el tiempo pasaba lentamente y que cada vez se hacían más grandes las paredes.
-volví, pan comido, tarde mucho porque esas malditas bestias estaban en manada y es más difícil para mí cazarlos asi-
Ella se alegró al verlo llegar, sentía que se volvería loca si el no regresaba pronto.
Mientras el cocinaba ella solo observaba, el realizaba muchas tareas a la vez mientras le explicaba que era, como se hacía y que era venenoso.
-bueno creo que está listo, toma- le dio un plato -come, te contaré una historia- ella asintió -hace muchos tiempo, cuando era libre, yo era un cazador, me gustaba la caza, la sensación de correr por la presa y de atraparla para llevarla a casa y ahí comerla todos juntos no tenía igual-
Comenzó a contar de su vida de cazador y ella solo observaba divertida y emocionada
-y bang, lo tomé, correr por 6 horas tuvo su recompensa-
Ella bostezó y el la arropó, acariciando su cabeza de nuevo hasta que ella se quedó dormida. Esa era su  rutina diaria, el se Iba, regresaba con comida, comían y después se dormían, ella no sabía cuanto tiempo había pasado y solo se conformo y concentró en seguir la rutina que el le había impuesto.
Ella despertó y estaba sola, al mirar a su alrededor no había nada ni nadie, era extraño, ella sentía un mal presentimiento, espero y espero pero no tuvo señal de él.
-Volví- dijo apenas audible
El había regresado ensangrentado, sus cabellos mojados y había una gran herida en su brazo, junto a una flecha clavada en su hombro. Ella corrió rápidamente en su auxilio y le ayudó a recostarse donde ella dormía. Tomo un paño con agua y comenzó a limpiarlo.
-tienes que esconderte, encontré a las bestias, no es solo una, son muchas y son como tu y yo- su voz si iba apagando -cuando iba a cazar siento como algo me pinchó y después algo se clavaba en mi hombro, al notar vi muchos como tú. Ellos son muy malos, nunca le e hecho daño a nada- se desmayó
Se escuchaban como varios pasos se acercaban y mucho ruido, como si disparan garras o cuchillas en las rocas, mientras más pasaba el tiempo más cerca se escuchaban y ella no podía hacer nada.
Se dispuso a atender sus heridas, al quitarle sus ropas, notó como el tenía un tatuaje en forma de garra de lobo y parecía reciente pero no le tomó importancia, seguro esas cosas llegarían pronto. Su cuerpo estaba lleno de cicatrices y parecían recientes.
-no lo pierdan- se escuchó muy cerca.
“ya están llegando, pero espera ¿una voz? A él lo dañó otra persona, ¿cómo era posible? ¿Qué estaba pasando?”
Ella no entendía nada, mientras más pasaba el tiempo, mas confundida estaba.
Los pasos se acercaban hasta que al fin unas luces estremecedoras entraron a la cueva, todas esas luces eran personas con antorchas, todas con armas y cuchillos, uno de ellos, al parecer el líder se acerco y le puso una arma en la cabeza.
-perro- le dijo antes de golpearla y dejarla inconsciente.

la maldición del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora