Horst Braun
Uno tarda su propia vida
en comprender que ya no le aman.Cuando por fin lo entiende entonces ya es tarde,
los puños se destensan,
el nudo se afianza y se acomoda,
el tiempo pasa lento como el vuelo de esos pájaros que ya no llegan
y la vida parece un otoño que no termina de romper.He de aprender a seguir, me repito,
tras esta barrera de barro y recuerdos.
He de hacerlo, me digo,
con las manos llenas de años.No lo estoy haciendo mal, amor.
Mi madre me ve reír,
me dejo abrazar por el sol de la calle,
pienso en el mar a cada instante, pienso en él cuando me ahogo
y respiro, intento respirar, trato de controlar
el aire que me falta a veces
y otras veces lo consigo,
y pienso que te gustaría saberlo.Sin embargo,
aún me asusta hablar de ti,
ponerte en boca de otros
y no tener ya ganas de besarla.Estoy rota por dentro y no lo oculto.
Sé que pasará un tiempo hasta que puedas abrazarme
y no se te claven mis pedazos,
esta parte de ti hecha añicos aquí dentro.Poco a poco voy comprendiendo este peso,
esta carga de nostalgia tremebunda que nadie logra sostener,
esta tristeza que tú entendiste y acariciaste
hasta que te miró de frente y la soltaste.No te culpo,
es importante que lo sepas,
me hiciste dormirla durante tanto tiempo
que sigo creyendo que fuiste un milagro aunque ya no crea en la fe.Sé que mi risa es una meta y mi tristeza el camino,
sé que ambas volverán a partir el mundo de alguien en dos,
pero ahora solo necesito cuidar de mí misma
y dejarme en las manos del tiempo que me acompaña siempre.Porque a veces me río, amor,
y me acuerdo de ti
y pienso que te gustaría saberlo, que lo echarás de menos,
y entonces un pájaro se para en mi alféizar y me tiende un ala.