Michel Garnier, 1789
Hay días que el silencio me aqueja
en la sombra de tu ausencia
y es que ante el dolor
es lo único que queda.Silencios vacíos de alma,
silencios llenos de calma.Calma que me dan tus besos
recordados en el silencio.Que ironía, amor mío,
que las aguas de tus ojos
caminen hacia el olvido.Cuando el viento tiene sed,
del agua pide limosna,
más él se niega a proveer,
la sed que tanto acongoja,Me pregunto dónde estarán
las voces del corazón
entrantes por la ventana,
que cantaban nuestro son.Perdona que te tenga sentado
en nuestra sala esperando,
a que mi mente te olvide
y permita irte libre.Aroma a tabaco y café
inundan mis mañanas
vete sombra de una vez
y descansa en la alborada.