Lost In Japan 2 🌹

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-¿Page?- retumbó la voz que alguna vez había escuchado en uno que otro audio de WhatsApp que nos habíamos enviado.
Me gire para encontrar al dueño de aquella voz, quedando completamente anonadada.

-Soy Bruno, lo siento por hacerte esperar, creí que iba a ser una reunión rápida de ruti... ¿Está todo bien?.-

Abrí los ojos como platos, había notado mi cara de boba.
-Si, más que perfecto, lo siento, tuve un día largo en el trabajo, ya sabes.- sonrió y yo me contuve de caerme. Parecía mucho más joven de la edad que me dijo que tenía.

-Me alegro... Espero que tengas hambre, porque yo sí.- sin pedirme permiso y tampoco esperé que lo hiciera tomó mi mano y nos dirigimos hasta la puerta del hotel donde nos esperaba un Cadillac Negro último modelo.

Como si nos conociéramos de toda la vida no dejamos de hablar en todo el trayecto, Salvo una que otra vez donde su celular hacia acto de presencia y yo aprovechaba para observar a mi alrededor y sobretodo al hombre que me acompañaba.

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Ya con la mitad de nuestra cena terminada, en uno de los restaurantes más populares de Tokyo, no me contuve y sintiendo que manejabamos un cierto nivel de confianza se me escapó la pregunta que tuve atorada toda la noche, quizá fue el vino el que me dió el último empujoncito para hacerla...

-¿Qué te trajo a Japón?-. A Bruno no pareció sorprenderle la pregunta, ya que con una sonrisa en los labios me respondió.

-Verte... Además de una publicidad. Pero sobretodo verte en persona al fin. Y sí que valió la pena la espera.- conmigo completamente perdida en sus palabras y con las mejillas un tono más rojizo de lo normal, aprovechó para tomar mi mano sobre la mesa.

No me esperaba tal respuesta, o sea, sabía de sus constantes viajes, pero nunca pensé que una de las razones y, por como lo remarcó, una de las principales. Fuese yo.
A medida que el vino iba desapareciendo del envase y la comida de los platos, nuestra confianza incrementaba.

-¿Te gusta cantar?- me preguntó Bruno llevándose un poco del postre, que habiamos pedido para compartir, a su boca.

-Algo, pero prefiero hacerlo en la privacidad de la ducha de mi casa.- le contesté un tanto apenada.

-Entonces si quiero escucharte, ¿debo de ducharme contigo?-. Tosi un poco, eso me tomó de sorpresa y a él le dió gracia.

-Lo siento, linda, mejor tengo otra idea...-. pagó la cena, tomó mi mano y nos dirigimos otra vez al auto, toco un par de comandos en su teléfono para que la voz del gps nos indicara el camino a seguir, creo que sabía dónde me estaba llevando...

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"Ha llegado a su destino"
Repartía el aparato al mismo tiempo que Bruno acomodaba el vehículo en uno de los lugares del estacionamiento. Se bajó y como todo un caballero abrió mi puerta, por más que haya insistido en que no hacía falta.

-¿Conocías este lugar?- Me preguntó con un aire de niño en la mañana de navidad.

-Si, pero solo de afuera. Nunca tuve la oportunidad de entrar.

-Entonces, hoy es la noche...-

Me Cedió el paso y entramos en un ascensor que nos llevó hacia el penthouse del lugar. Un lugar completamente vidriado, lleno de luces de colores, una pequeña barra, parlantes y dos televisores donde corrían la letra de la canción.

Nos acercamos a una mesa con una carpeta dónde se detallaban todas las canciones.
Bruno tomó mi mano, me pidió que cerrara los ojos y, guiando mi dedo con su mano, elegimos una canción al azar.

Resultó encajar perfectamente con nuestra cita, ya que ambos resultamos haber estado Perdidos En Japón...

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