Mechanical Lifeblood (LeoBin)

Capítulo 10: Confesión

Nota de autor:

¡Gracias por leer! Son los mejores, y sí, aprovecho mis breves vacaciones para adelantar todos mis escritos peeeero, estoy súper entusiasta con esta en especial, así que tolerenme plis. 

Recomiendo discreción al leer este capítulo. Es algo fuerte. 

PD: Extraño la comedia, vuelve pronto por favor¿?

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Mechanical Lifeblood

Capítulo 10: Confesión.

De rodillas frente la cama y sentado sobre sus pies mantenía sus ojos fijos en ese rostro inconsciente.

Remordió sus labios, suspiró y se volvió a mirar el antebrazo vendado. La sangre negra manchaba la gasa y sus dedos trémulos pedían de una caricia para ser más fuerte.

Inclinó y tomó de su mano.

—Ya lo peor pasó, TaekWoon...

Apretó esa mano fría y luchó por olvidar lo sucedido minutos atrás.

>>TaekWoon con los ojos desorbitados de miedo se encogía contra la esquina de la pared. HongBin apartó el escritorio que era barrera y se inclinó, estirando la mano.

Los ojos azules celestes centellaron entre el cruce de sus brazos temblorosos.

HongBin...

El castaño retrocedió contrariado, sosteniéndose la cabeza.

¿Qué es morir?

Murmuraba esa vocecita adentro de él, la buscó con la mirada, pero esos labios trémulos solo entreabrían para el sollozo adolorido del hombre, ahora de ojos negros y temerosos.

¡HongBin!

—T-TaekWoon... —intentó ignorar esa voz y volvió a estirar la mano.

Los ojos negros se hicieron marea de ira.

—¡¿Quién eres tú!? —gritó entre el temor y la rabia, empujándolo— ¿¡Por qué siempre estás cuando abro los ojos!? —sollozó confuso, mirando a todas partes— ¡¿Quién eres!?

—¡Soy HongBin! ¡Soy tu amigo! —intentó contenerle entre sus brazos, temiendo que se lastimara en medio de su ataque de pánico— ¡No te haremos daño, cálmate!

Las manos heladas se clavaron a sus hombros.

¡HongBin!

—¿H-Hong...Bin? —balbuceó, eclipsando sus irises a azul cielo. Ojitos calmos que lo reconocían. TaekWoon gruñó y cerró los ojos con fuerza, llevándose las manos a la cabeza. En medio de un gruñido gutural estalló una rasgadura a la tela y carne— ¡Aléjate! —chilló blandiendo la navaja asomada de su antebrazo. Horrorizado se dio cuenta de lo que sobresalía de su piel entre riachuelos de sangre y parpadeó asustado. Sin embargo, esos ojos negros y el arma apuntaron hacia el— ¿Dónde está mi hermano? ¡¿Ustedes lo tienen!?

HakYeon escupió sangre y se frotó los ojos con los puños.

No podía creerlo.

—Tu brazo, ¡está sangrando! —imploró HakYeon, intentándose acercar— ¡TaekWoon, soy yo, soy yo!