Capítulo 2: Denise

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Hola a todos

He cambiado algunas cosas, por ejemplo, los padres de Jamie están separados y ella vive solo con su madre. Perdón por las molestias. Espero que os guste.

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Creo que en este momento, ya me he hecho famosa, porque ahora todo París y toda mi ciudad me conocen por mis gritos y saltos. Desde que salí por la puerta del teatro hace casi tres horas, mi cuerpo no ha parado de agitarse y mi boca no ha parado de gritar. Incluso mi madre se ha preocupado por mí varias veces por si necesitaba ir al médico o algo así. No está acostumbrada a verme feliz, y menos en su presencia.

Desde que he llegado a casa, he estado metiendo y sacando "el armario" de la maleta, una y otra vez, porque no encuentro en mi casa ropa lo suficientemente bonita y elegante para ir a Los Angeles, si es que eso es lo que se lleva allí. Lo que más abunda en mi armario son sudaderas, camisetas con logotipos, pantalones vaqueros o de chándal, zapatillas, y algún que otro vestido o camisa, pero hay que rebuscar mucho para encontrarlos.

Lo cierto es, que nunca me ha preocupado mucho mi aspecto, ni lo que la gente piense de él. Yo soy feliz con lo que llevo. Me daría exactamente igual lo que llevar falda que vaqueros, pero los vaqueros son más cómodos. Lo malo ahora es que en Los Angeles sí importará lo que lleve, porque si consigo salir adelante como actriz en esta película, sé que me criticarán y halagarán, ya tengan razón o no, pero reconozco que estarían acertados si lo hiciesen por mi ropa, por lo que si puedo ahorrarme un motivo de que me insulten, lo haré.

Respecto a ese tema, solo tengo una salvación posible en estos momentos: Denise. Denise Miterrand es mi mejor amiga. Es alta, con una belleza natural, romántica, algo mandona y un genio de la moda. Puedes preguntarle qué combina mejor con una chaqueta de cuero negra con flecos y ella te dará una respuesta que te sirva mucho mejor que la que te daría una estilista profesional, y gratis.

Rescato mi móvil de debajo del montón de ropa y marco su número casi sin mirar. Ella, como siempre, lo coge al segundo toque.

Salut Jamie, ¿qué tal te ha ido? —Me pregunta, con esperanza.

—Creo que vas a tener que ir comprándote un vestido para dentro de unos meses.

—¿Por qué? —Inquiere, sin tener ni idea de lo que me refiero.

—¡Porque estás invitada a la premiere de la película que protagonizará tu mejor amiga! —Le grito al teléfono, saltando de nuevo.

—¡Ahhhhh! —Me grita Denise, como una posesa— Mi mejor amiga, una estrella de Hollywood. Ay, qué rápido crecen —bromea, fingiendo que llora.

—Cállate —le ordeno, yo también de broma—. Te necesito aquí ahora mismo, eres la única que puede ayudarme a decidir qué ropa me llevo. Ya sabes que la moda no es lo mío.

—Supuse que lo necesitarías ―reconoce Denise, poniéndose algo chula—. Ya estoy aquí, baja y coge el bolso.

Pourquoi? —Le pregunto, sin saber a qué viene eso.

—Mi querida Jamie —me dice ella, hablándome como si fuese una niña pequeña. Ya me la imagino ante mí, tocándome la cabeza como a un bebé—, no hay nada en tu armario que nos sirva.

—Muchas gracias —le dice Denise al tendero de la enésima tienda en la que entramos. El dependiente le entrega las bolsas, que ella me da a mí, y salimos de la tienda.

Yo apenas puedo andar por culpa de las... ¿Setecientas? Setecientas bolsas de ropa, accesorios o zapatos que cuelgan de mis manos, de mis brazos e, incluso, de mi cuello. En todas las tiendas en las que hemos entrado, Denise se ha ocupado de elegir las prendas, accesorios o calzado, sin preguntarme nada a mí, pagando ella y entregándome las bolsas. Hubo en una en la que de la parte de lencería escogió un conjunto de encaje negro y, por mucho que le grité, y pegué, para que lo dejase, lo pagó, muy orgullosa. Ha estado escogiendo conjuntos que yo nunca, en mi vida, me había planteado lucir, y, excepto en esa ocasión, no he puesto mucha resistencia, ya que sé que tiene buen gusto y lo hace por ayudarme.

El Mundo tras las Cámaras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora